Una ruta especial

Cuando el esfuerzo se convierte en una costumbre, el éxito se vuelve una constante

Creí que me perdía la ruta de hoy

Dos días con un trancazo del ocho, con escalofríos, dolores musculares y cefalea, aunque la fiebre nunca me ha atacado con fuerza. El sábado me encontraba viendo por televisión el triunfo del Atlético sobre el Athletic, hundido en el sofá y con una mantita sobre las piernas.

El domingo, antes de que suene el despertador, ya con el nuevo cambio de hora, aún estoy dudando si el cuerpo me permitirá levantarme y voy pensando en el mensaje de WhatsApp que escribiré a los compañeros, pero finalmente tomo la última decisión: Marcharé al punto de encuentro y me daré la vuelta si el cuerpo no me acompaña.

Pero cuando llego a Alpedrete, allí estará Ángel para cruzar el primer abrazo y Pawel para cruzar el segundo. Además, confiesan que ellos también están acatarrados… Ya no hay vuelta atrás y me alegro por ello. Esta no iba a ser una mañana más.

Celebramos el cumpleaños de Andrés “El Incombustible”, siempre animoso y dispuesto a apuntarse a cualquier ruta que se proponga y a proponer otras de su cosecha que no son precisamente paseos domingueros. Nuestras mejores felicitaciones Andrés, con el deseo de que podamos seguir recorriendo juntos muchas formidables rutas.

Varias calles en obras en Alpedrete y acabamos aparcando repartidos por varias calles: Andrés, Ángel, Enrique, Eva, Luis Ángel, Nico, Patrick, Pawel y Alfonso. 

No podemos añadir a la lista a Alberto, que aun llegando prácticamente el primero tiene que regresar a Madrid por haber olvidado en casa una rueda de la bicicleta. Unos guantes, un casco, unas zapatillas ya hemos prestado en otras ocasiones pero ¿una rueda? Lo sentimos Alberto.

Hoy regresa Nico haciendo propósito de enmienda. También acude Eva después de mucho tiempo y en los abrazos queda claro cuánto la echábamos de menos y parece que también ella a nosotros.

Avisábamos que se trataba de ruta de más de 50 kms y con un desnivel acumulado de más de 1100m, pero no la teníamos contrastada. Costaba creer que la ruta pudiera resultar dura sabiendo que no íbamos a tocar ningún puerto, que nos íbamos a quedar en las tierras medias y bajas de la Sierra de Guadarrama pero...

El día lo encontramos claro, se nota el cambio de hora y mejorará de temperatura a medida que avance la mañana.

Hay rutas que invitan a detenerse, disfrutar del paisaje y hacer muchas fotos. Pero también hay otras rutas, como la de hoy, en las que tendrás tiempo de rodar, pero muchas más ocasiones en las que lo importante será pedalear muy atento a tu rueda delantera, al trazado que debes hacer, a prever el siguiente esfuerzo a realizar sin acabar perdiendo el equilibrio. No obstante, lo complicado se torna sencillo y lo duro asequible cuando sigues la rueda del compañero que respira hondo y supera cada objetivo, cada obstáculo del camino con un ¡Vamos allá!

Bravo por los que se esfuerzan por superar con éxito cada repecho, por los que no reniegan ante las dificultades, por los que combaten la falta de oxígeno que provoca el trance de un gripazo con un mayor esfuerzo y, ¿por qué no?, por los que a pesar de montar una e-bike no tienen más remedio que empujar e incluso a veces cargar con un montón de kilos por los repechos y trazados más adversos.

Así fue la ruta de este domingo y os garantizo que cuando el esfuerzo es duro y continuo cuesta mucho detenerse para esmerarte con la fotografía. Das gracias por encontrar tiempo para recuperar el resuello.

Se rueda por vías pecuarias en ocasiones muy pedregosas y por engañosas cañadas interminables con desniveles de vértigo que nos hacen coger temperatura y obligan a deshacernos de la ropa de abrigo de camino hacia Tablada.

Se superan toboganes continuos en los que pierdes constantemente el nivel alcanzado para volver a iniciar el ascenso y así hasta alcanzar el Embalse de los Irrios, con agua embalsada meramente testimonial, con su conocido bocado en la presa y con unas grietas en un muro que amenaza con venirse abajo.

Cazadores apostados en cada peña, en cada loma, con semblante serio al vernos pasar, provocando eco seco con sus disparos ansiosos por alcanzar a uno de esos conejos que acampan a sus anchas por estos lares. Aprovechamos la ocasión para detenernos y disfrutar de las vistas, en rincón que invita a quedarte allí por más tiempo… pero Enrique ya ha partido.

Llevamos 22 kms y aún queda mucho recorrido y desnivel por alcanzar, pero vamos bien de hora, de momento.

Descenso rápido por nuevas cañadas y ahora da comienzo lo más duro, tras pasar bajo las vías del tren a la altura de Bellas Vistas, coger terreno novedoso hacia El Carrascal y superar auténticas paredes que nos llevarán a terrenos conocidos por el Camino Puricelli hacia el Puerto de la Fuenfría.

Dejamos atrás el Campamento de los Helechos, cogemos desvío por un sendero difícil de encontrar y obligados a superar alguna valla alcanzamos la carretera y el desvío por la derecha del Camino del Agua.

Como vamos sobrados de fuerzas, nos permitimos el lujo de equivocar el desvío y tener que empujar la bicicleta del primero al último por terrenos muy complicados hasta alcanzar la buena vereda. La buena, sí, pero no exenta de dureza, con desvío que nos llevará a alcanzar el punto más alto de la ruta a 1414 m.

Nos animamos por sendero complicado pero divertido, tanto que nos pasamos el desvío que la ruta proponía y retomamos el track dejándonos caer hacia Cercedilla para tomar parte del Camino del Calvario con desvío a la derecha que nos llevará por zona boscosa hasta la M-601.

Sin saber cómo la hora se nos ha echado encima y más de uno realiza llamada a casa para avisar de la demora. En contra de nuestras convicciones, optamos por coger unos kilómetros por carretera para volver a los senderos tras rotonda de desvío hacia Collado Mediano.

En nueva rotonda cruzamos hacia las antenas de TV y las graveras en la zona de El Chaparral, para coger en descenso la zona pedregosa y trialera que bien conocemos hacia Alpedrete. La ruta parece inacabable, pero ahora todos somos conscientes de lo que nos queda.

Con muy buen ritmo, unos tras otros, superando con atrevimiento zonas complicadas que pueden llegar a ser peligrosas cuando acumulas cansancio, pero que hoy finalizamos felicitándonos con ganas al llegar todos a destino.

Ninguno esperábamos que fuera una ruta tan dura y esta crónica nos lo recordará en el futuro, pero seguro que en la mente de cada uno sólo quedará mañana otra formidable ruta compartida con los amigos. 

De nuevo, MUCHAS FELICIDADES ANDRÉS. Las cervezas pueden esperar.

  Este fue nuestro recorrido

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