Aprovecha cada día, cada instante de tu vida, porque sólo los recuerdos son capaces de paralizar el tiempo
No es la primera vez que AlfonsoyAmigos visita el Hayedo de la Tejera Negra. En anteriores
ocasiones fijábamos la línea de meta de nuestra ruta en la localidad de El Muyo
(Segovia), pero esta vez hemos optado por abandonar tierras segovianas y llegar
hasta Cantalojas (Guadalajara).
Me veo
en mi coche a hora temprana y recorriendo carretera bajo un cielo muy oscuro. En algún momento me parece oír a un lobo aullando,
tal vez a la luna llena que se empeña en ocultarse tras las nubes. Solamente pasado el puerto de Somosierra,
cuando Madrid se despide con un “hasta pronto”, la mañana empieza a clarear.
La
ruta que hemos propuesto es para toda época, pero sabemos que es en la estación
otoñal cuando se puede disfrutar de su mayor esplendor. Pero la naturaleza es sabia y caprichosa.
Ha
sido preciso un desplazamiento de algo más de dos horas, nos ha tocado madrugar
cuando las mañanas ya son frescas…, pero confiando acertar con las mejores
fechas hemos acudido: Andrés,
Ángel, Jesús, Luis Ángel, Miguel Ángel y Alfonso.
Sabíamos
que había zonas protegidas que no podríamos recorrer pero esperábamos, porque
así ha sido en otras ocasiones, poder disfrutar de un auténtico espectáculo
cromático, una explosión de colores que justificaran sobradamente nuestra
visita al Hayedo de Tejera Negra.
Conocemos
de antemano que no acudirán más compañeros que los que ya cruzamos abrazos,
pero lamentamos su ausencia. Nuevas
fechas y formidables rutas nos volverán a unir.
Partimos
dejando atrás Cantalojas y el Camping-Restaurante Los Bonales, donde hemos dejado los coches y a donde regresaremos para
comer al final de ruta.
Las
primeras pedaladas nos acercan al Centro de Interpretación de la Naturaleza por
donde, una hora más tarde, comenzarán a entrar los coches de visitantes del
Hayedo que nos encontraremos avanzada nuestra ruta.
En
el primer cruce ya nos desviamos por la derecha, por una pista que parece haber
sido arreglada después de nuestra última visita, allá por octubre de 2016, pero en aquella ocasión el frío otoñal ya
había hecho presencia.
El
ascenso es llevadero, aunque durante unos kilómetros tendremos como compañero a
un viento racheado que pugna por tirarnos y ralentizar la marcha. No obstante, Andrés y Jesús se adelantan a
buen ritmo, sin percatarse de que el resto ya hemos hecho varias paradas para
lanzar las primeras fotos.
Apenas
once kilómetros recorridos y alcanzamos el Collado del Puerto de los Infantes,
que delimita Guadalajara y Segovia, y que nos permite visualizar a lo lejos el
pueblo de El Muyo y recordar el último tramo durísimo que superábamos para
llegar a este collado desde su cara norte.
No
podemos detenernos mucho más para dar explicaciones a un Jesús que realiza su
primera visita a estos lares, ya que el aire frío es intenso y desagradable en
este punto.
Los
descensos y ascensos prolongados se alternan en una pista en la que se imprime
buena velocidad, pero no tanta como para no permitirnos disfrutar del hermoso
paisaje.
A
la altura de El Casarejo, la pista se abre para dar vista a una hermosa ladera
que nos resulta muy conocida. Es
el momento de desviarnos y aprovechar para hacer más fotos antes de descender
con precaución por una trialera que resbala mucho por la tierra seca y lajas de
pizarra suelta.
Hoy
vadear el Río Lillas resulta sencillo, pues apenas discurre agua por su cauce. Un empleado del Parque se nos acerca al
vernos junto a la fuente de la que reponemos agua. Nos ha visto bajar por la trialera y nos
sugiere que para otra ocasión tomemos otra bajada más a la derecha que es menos
complicada. Además,
se interesa por cual será nuestro recorrido e informa de los lugares que
encontraremos de peor paso. Muchas
gracias amigo, muy atento y amable.
Nos
alejamos del río tomando pista en ascenso. Ahora sí que nos encontraremos en
sentido contrario a números vehículos que acceden hasta este punto tan bello
para iniciar sus excursiones.
Se
agrade girar a la derecha y tomar pista prohibida para los coches, pero que pronto
empezará a tomar desnivel. El aire vuelve a hacerse presente y cada uno coge su
ritmo.
En
el Collado del Hornillo alcanzaremos el punto más alto de nuestra ruta a 1641
m. Será obligada la foto junto
al panel que informa de que estamos en el Parque Natural del Hayedo de Tejera
Negra, justo donde empieza la pista peatonal de acceso prohibido sin permisos.
No
nos queremos perder las fotos y aguantamos el viento, pero ahora viene un largo
descenso. Hayas
con ejemplares de más de 300 años y otras especies protegidas como tejos,
acebos y abedules están al alcance de nuestros ojos, pero reconozco no ser
capaz de distinguirlos.
Giramos
a la derecha y avanzamos como buscando el nacimiento del Arroyo de la Zarza,
allá en el glaciar de La Buitrera y que discurre bastantes metros ladera abajo;
teniendo que afrontar dos, tres y hasta cuatro repechos duros, adentrándonos en
la zona más bonita de nuestro recorrido.
Las
hojas que ya han caído de los árboles tienen su característico color ocre
admirado y las que aún permanecen en las ramas conservan distintas y preciosas tonalidades de verde, aunque en los paisajes lejanos aún no aparecen las pinceladas de color que buscábamos. Aun
así, a cada pocos metros entran ganas de pararse y disfrutar con calma del
hermoso paisaje.
Algo
más de dos kilómetros que recorremos de ida y de vuelta, pero con un esfuerzo
que ha merecido la pena.
Recordamos
los consejos que nos dio el empleado del Parque y bajamos con precaución en
busca de un Arroyo del Hornillo, que vadeamos sin dificultad antes de
encontrarnos (y lo sabíamos) con el
desnivel más pronunciado de la ruta.
Tras
superar el primer repecho, Ángel da cuenta de que ha pinchado. El equipo de rescate se pone manos a la
obra, pero es algo más que un pinchazo y pronto nos daremos cuenta de ello. El aire que se intenta introducir en la
rueda tubelizada escapa rápidamente por una buena raja en la cubierta.
Serán
necesarios varios artilugios y algunos minutos infructuosos para que finalmente
se acabe poniendo una cámara y podamos seguir adelante. La temperatura ahora ideal, preciosas las
vistas… no hay prisa.
Veo
con orgullo que mis compañeros superan finalmente los fuertes repechones junto
a las Hoyas de las Lilas. ¡Bravo
por todos ellos!
La
noche me confunde y no recuerdo bien si es poco más adelante
donde Miguel Ángel avisa de que ahora es él el que pierde aire. Se soluciona más rápido, no hay nada más que
cambiar la cámara.
Vamos
por el valle, con hermosos parajes junto al Arroyo de la Hoz, ahora con poca
agua, pero que conserva su encanto y las praderas verdes en las que pacen
tranquilamente unas vacas privilegiadas.
Nuestra
ruta va llegando a su fin y se empiezan a escuchar los primeros rugidos en los
estómagos. Se
acelera el ritmo y en un plis plas ya estamos de nuevo junto a los coches.
Abrazos
de fin de ruta y sonrisas que han sido generosas durante toda la hermosa ruta. Con las piernas resentidas, el esfuerzo no
ha escaseado, pero contentos de haber podido acudir.
Nos
da tiempo a asearnos antes de sentarnos a la mesa y ser atendidos con sonrisas y
amabilidad por María, la dueña del Restaurante Los Bonales.
Aún
tendremos que volver a casa y aguantar más de un atasco en la carretera. ¿Qué si nos ha merecido la pena? No os quepa la menor duda.
Otro rutón ¡¡¡ espléndido de colorido y de paisajes otoñales... y magnífica guia de Alfonso que combinó rutas anteriores con alguna variante. Tambien muy buena la idea de salir del camping donde nos atendieron en la comida como a unos reyes.
ResponderEliminarOtro día para enmarcar de AyA ¡¡¡
hasta la próxima y buena semana a todos ¡¡
Toda mi admiración, un saludo a todos y gracias por compartirlo.
ResponderEliminarFer Herranz Rom
Gracias Fer. Un saludo
EliminarNo paráis, sois como correcaminos.
ResponderEliminarFrancisco Javier Sánchez Alonso
Párate y el mundo te adelantará. Un saludo Francisco Javier.
EliminarVaya
ResponderEliminarAprecio que esta vez la ruta ha sido tranquila a pesar de los pinchazos.
Gajes del oficio ¡¡¡
Este fin de semana,he tenido la suerte de poder disfrutar de un maravilloso viaje
Entre otras cosas,he conocido las Alpujarras.
Maravilloso.
Valles impresionantes.
He venido encantada de poder vivir en directo tanta maravilla de naturaleza.
Me he cruzado con cantidad de ciclistas.
Y por supuesto, me han hecho acordarme de vosotros.
Un saludo. Charo
Un poco lejos nos cogen las Alpujarras pero ¿quién sabe? cualquier día tiene AlfonsoyAmigos una rutita por allí. Nos alegramos de que hayas disfrutado Charo. Saludos.
EliminarPor lo que he visto esta ruta ha sido tranquila a pesar de los pinchazos.
ResponderEliminarGajes del oficio ¡¡¡¡
Este fin de semana he tenido el placer de visitar las Alpujarras.
Maravillos valles
Y he podido apreciar las maravillas de la naturaleza.
Me he cruzado con cantidad de ciclistas.
Y por supuesto,me he acordado de vosotros.
Un saludo. Charo
Demasiado pronto habéis ido para poder apreciar colorido otoñal, Alfonso
ResponderEliminarCarlos Centeno.
Hace tres años, en las mismas fechas, ya nos habíamos pasado. La naturaleza no sabe de matemáticas, pero fue precioso en cualquier caso. Un saludo amigo Carlos.
ResponderEliminarSí depende mucho de cómo hayan sido las temperaturas y la cantidad de precipitación que haya habido. Carlos Centeno.
EliminarBuen momento elegisteis para hacer esa ruta. Saludos.
ResponderEliminarÁngel Manuel Martín Vielva
Camino del P.N. de la Tejera Negra iba tratando de recordar parajes y los sitios por donde en las tres anteriores rutas que hice por allí pero, en un momento y de repente la carretera me resultó desconocida y, la sensación de qué lo qué íbamos hacer era una nueva;
ResponderEliminarAl empezar en un punto diferente, fue ruta nueva.
Reconocimos diversos tramos y mi sensación en toda la ruta fue muy bonita y aunque los colores no habían alcanzado los tonos pastel del otoño, sigue siendo maravilloso de ver.
Después, compartiendo mesa, seguimos departiendo entre risas y cometarios y... Sí Luego nos metimos de lleno, otra vez en ese otro mundo de atascos y rutina....
Gracias compañeros...
Alfonso, gracias...por todo y por lo bien que salió.
Sed Felices. Un abrazo.
Mucho me dolió el perdeme esta ruta, pero como sabéis las tiendas de bicicletas no son muy cumplidoras en los plazos de entrega tras reparación, aún hoy estoy esperando que llegue la horquilla.
ResponderEliminarMe alegro que disfrutarais del día y de la ruta.
Un fuerte abrazo.