El sábado es jornada de reflexión, pues a reflexionar
¿Lloverá
o no lloverá? ¿Ir o no ir a la ruta…? he ahí
la cuestión. La decisión está tomada, la meto en un sobre
y… ah, no, que eso será más tarde.
La
mañana del domingo está más oscura de lo habitual y el navegador se esmera en
llevarme al punto de encuentro por “la ruta con menos tráfico…” y tanto, pues en
algún momento tengo la sensación de estar solo y perdido en la carretera a
pesar de que hoy, con toda seguridad, hay mucha gente que ha madrugado más de
lo habitual.
Llego
el primero al aparcamiento de La Herrería en El Escorial, donde se
aprecian signos de alguna tormenta de agua reciente y en un par de minutos ya
tengo amigos que me flanquean a derecha e izquierda.
Andrés,
Ángel, Enrique, Fer, Luis Ángel, Santi y Alfonso, grupo reducido pero animoso
que no tardaremos en ponernos en marcha, pero sin olvidarnos de los
chubasqueros.
Nuestra
intención es realizar un trazado muy interesante que ya llevamos a término en marzo
de 2021 parte del Grupo, en tiempos terribles en los que segovianos y
madrileños nos vimos obligados a rodar por senderos diferentes.
Atravesamos
el bosque de La Herrería hacia el final de la colada del Chicharrón y el puente
(no romano) construido en 1625, con diseño de Gonzalo Hernández, sobre
el arroyo del Batán.
Avanzamos
un tramo por la M-600, que ahora tiene impracticable el senderillo paralelo,
hasta coger el comienzo del Camino de Peralejo a El Escorial y recorrer una
calleja entre fincas de casi 4 kms que siempre resultan muy divertidos, en los
que nos vamos a encontrar terreno rápido y fácil de trazar, ahora
afortunadamente sin demasiada agua, algunas zonas de lanchas de piedra y restos
de antigua mina.
Reagrupamos
al llegar junto a la Iglesia de San Matías en Peralejo, para
coger un tramo de la Carretera de Zarzalejo y desviarnos a los pocos metros por
la Cañada Real Leonesa, que vamos a coger en rápido descenso y
acabaremos abandonando por la derecha hasta vadear el río Perales.
Un
ascenso roto y con bastante desnivel nos pone a prueba, pero se supera con
ánimo antes de coger desvío hacia el mirador de la Dehesa de Robledo,
donde nos volveremos a detener.
Por
delante tenemos un bucle que se puede evitar en otra ocasión, pero como hay
compañeros que no estuvieron con nosotros en anterior ocasión, vamos a recorrerlo
con la intención de que conozcan los restos de un antiguo molino.
El arroyo
de la Pontezuela, muy bajo de caudal de agua, se va a cruzar en nuestro
camino en dos ocasiones; la primera, teniendo que superar vado con arena fina
que, engañoso, se hundirá bastante a nuestro paso.
Nos adentramos en la finca Fuentelámparas, muy cerca de Zarzalejo Estación, para visitar el molino harinero de Manuel Santos Ventura, a los márgenes del arroyo que ya hemos conocido de la Pontezuela, que probablemente llevaría en tiempos bastante más agua que en la actualidad.
Se
ignoran datos de la fecha original del molino, pero de 1881 data la fecha de su
reedificación, según aparece en la inscripción de la enorme piedra que forma el
dintel de la entrada al molino.
“Se reedificó Año 1881 –
Maestro Manuel Santos Ventura”
Restos de la casa del molinero, su cocina, la chimenea y la piedra usada como lecho. Y desperdigadas, las impresionantes ruedas del molino. Muy dura debió ser en tiempos la vida de quienes allí habitaron y trabajaron.
Toca
empujar la bici por tramo estrecho y de pendiente para alejarnos del arroyo y
ver los restos del antiguo puente de piedra antes de seguir nuestra marcha por
las dehesas, volviendo a cruce anterior.
Avanzamos
rápido por zonas de lagunillas que hace dos años nos llamaron la atención por
su belleza y que en esta ocasión apenas se podría reconocer como un barrizal. Realmente
horrible, confiemos en que estas lluvias ayuden a su recuperación.
Marzo 2021 |
Mayo 2023 |
La misma lluvia que nos empieza a caer en nuestro recorrido y que hasta este momento solamente había sido un chirimiri salpicado a ratos. De obligado cumplimiento ponerse el chubasquero si es que no lo llevas ya puesto.
En
cruce con la M-521, que llega desde Robledo de Chavela, la lluvia se
intensifica y nos obliga a replantearnos el resto de la ruta, siendo
aconsejable abandonar parte del recorrido y dirigirnos hacia Fresnedillas de
la Oliva por carretera, según recomienda Enrique.
El
camino de la Mata, en rápido descenso, y tras cruzar el puente del arroyo de
La Moraleja cogemos el cordel del Puente de San Juan, ahora en
ascenso, hasta empalmar de nuevo con la Cañada Real Leonesa.
La
lluvia no cesa, cualquier opción conocida para el regreso que hubiera sido
divertida en otras circunstancias es hoy descartada. La
mejor elección parece ser el alcanzar la M-600 cuanto antes, por recorrido largo que no nos libra de mojarnos los pies en zonas insalvables de agua
acumulada.
Primero
un tramo de la M-533 y ahora sí en la M-600. De
nuevo algo más de 7 kilómetros, ahora por carretera y con lluvia, que hubiéramos
hecho lo imposible por evitar en otra ocasión, pero hoy pintan bastos.
Tan
rápidos como nos permiten las fuerzas y las piernas acercándonos a El Escorial y
tras dos rotondas (donde algún coche no respeta la preferencia) en ascenso
hacia el aparcamiento de La Herrería.
Ya
junto a los coches la lluvia arrecia, pero no impide el cruce de abrazos, aunque sí
pone difícil el cambiarse de ropa que, aparte de humedad, se llevará a casa una
buena cantidad de arenilla que tardará en desprenderse.
¿Se
nos ha trastocado hoy la ruta? Sí.
¿Se nos
han trastocado hoy los planes? No. Hemos
pasado la mañana con los amigos.
Poca
lluvia nos ha caído para la que caerá horas mas tarde.