Los Caminos No Olvidan
Guardan, en su piel ajada de tierra y piedra, las
huellas de quienes los recorrieron. Aunque
el viento, la lluvia y el paso del tiempo intenten borrarlas, permanecen.
Cada curva, cada ascenso imposible susurra historias al oído. Recuerdos de quienes fueron parte de este viaje, de los que ya no pedalean, pero siguen presentes en cada sombra del bosque.
Hoy, al rodar por este sendero tantas veces
recorrido, no puedo evitarlo… siento la presencia invisible de aquellos
compañeros que dejaron de venir, de las voces que alguna vez resonaron entre
los árboles y ahora habitan solo en la memoria.
El sendero, testigo de risas, caídas, averías
y esfuerzos compartidos, me habla como un viejo amigo. Me
recuerda aquella subida donde alguien se rindió, tal vez yo mismo, y tantas otras
donde el ánimo colectivo nos impulsó hasta la cumbre.
También me muestra el claro donde descansamos y compartimos historias, los rincones donde las fotos, de grupo o improvisadas, congelaron instantes que, aunque parecen lejanos, siguen vivos.
Con los compañeros de siempre no, pero cuando
cojo por banda a alguno con menos veteranía me convierto en el “abuelo de las
batallitas”. Les narro cómo, tiempo atrás, con bicicletas que
eran auténticos “hierros”, fuimos capaces de superar aquel desnivel o de
descender por esa pendiente imposible. Me
miran con incredulidad y amable condescendencia, pero el sendero no miente. Él lo
vio todo
Los caminos nos observan. Nos
ven partir, regresar y cambiar con los años. Pero
ellos permanecen, fieles, esperando que alguien los escuche, que alguien
traduzca sus memorias en palabras.
Si recorres estos senderos con frecuencia, o
si me lees a menudo, tal vez notes que algunos pensamientos regresan, que
ciertas palabras vuelven, que las mismas sensaciones reaparecen. No es
casualidad, ni un simple reflejo del hábito. Es
que los senderos guardan memoria, y yo también.
Recordar lo vivido, rescatar emociones que
siguen intactas y darles un nuevo matiz con cada pedalada.
Escribir, como pedalear, es una forma de reafirmar lo que somos, de honrar lo que sentimos, de hacer que el pasado pedalee a nuestro lado… mientras seguimos adelante.
El verano aprieta, las temperaturas desafían,
y las bajas anunciadas sacuden el grupo. Pero
la esencia sigue intacta: la ruta nos espera.
No importa cuántos seamos, ni cuán intenso sea
el sol; lo que marcará la jornada serán las ganas y la determinación que cada
uno aportemos.
Pero, NO os engañéis: esto no será un simple paseo, ni una ruta más. Será un reto, una prueba de carácter, una batalla contra el calor y la pendiente.
Pero al final, como siempre, quedará la
satisfacción de haberlo intentado, de haber compartido kilómetros y de haber
sumado un capítulo más a nuestra historia sobre ruedas.
¿Quién se anima?
Hora de encuentro: 8,45
Lugar de encuentro: Área de Servicio, lateral derecho sentido Segovia, Revenga
Que tiempos y recuerdos bien guardados, nunca se olvidan y lo mejor era la compañía. Besoabrazos abuelo, curtido en mil batallas y no lo dejes, que verás como algún día seguimos haciendo alguna juntos un día de estos en un momento imprevisto……al lío
ResponderEliminarToño……
Sin quitar méritos a tus relatos tanto en crónicas como convocatorias y sin rectificar ni un solo punto ni coma, este relato que te has marcado con tan gran sentimiento y acertado, en uno de los mejores.
ResponderEliminarLos caminos siguen y seguirán.
Bravo Alfonso.
Fer