Durante los últimos 15 años, semana tras
semana, he compartido con vosotros rutas, crónicas, reflexiones y emociones. He
fotografiado momentos, escrito con el corazón y procurado que cada entrada
tuviera un trocito de verdad, del camino… y de mí.
Ahora, sin dejar de rodar ni alejarme del
grupo, ha llegado el momento de tomar un respiro. Este verano
me esperan nuevas aventuras familiares, las de ejercer como abuelo, y con ellas,
la necesidad de bajar el ritmo y soltar, durante un tiempo, la cámara y el
cuaderno de notas.
Seguiré saliendo con vosotros, porque eso
forma parte de lo que soy. Pero lo haré sin la presión de planificar ni de
escribir cada semana. Saldré sin cámara ni mochila
cargada de obligaciones, simplemente para disfrutar del camino y de los amigos.
Esta pausa no es una despedida. Es
solo un paréntesis para recuperar el equilibrio, para dejar que otros
propongan, organicen y lideren, mientras yo ruedo como uno más, sin reloj y con
la libertad de pedalear sin compromisos.
Gracias por estar ahí, en cada lectura, en
cada foto, en cada pedalada compartida. Nos
seguimos viendo, en ruta y en la vida.
Ruta descartada… con buen humor
Hoy, junto a Asanta y Juan, hemos explorado la
ruta que podía convertirse en propuesta para el domingo.
La jornada empezó torcida: apenas habíamos
comenzado a rodar cuando la bici de Juan dijo “hasta aquí hemos llegado”. La
patilla del cambio decidió, no sabemos si jubilarse o declararse en huelga, dejando
la cadena colgando y a Juan con cara de circunstancias. Tuvimos
que despedirnos de él antes de tiempo.
Ya en marcha, Asanta y yo continuamos por un
trazado que se antojó duro a pesar de ser muy conocido. Con
caminos muy técnicos, tramos deteriorados y desniveles exigentes. El
mítico Camino del Ingeniero estaba irreconocible: raíces fuera de
control, piedras vivas y repechos traicioneros.
No fue alcanzada la Cruz de Pedro Álamo,
nos avisó un paisano de que estaba muy estropeado el ascenso, pero no pudimos
resistirnos a recorrer y disfrutar del Camino de las Municiones y La
Canaleja, antes de regresar a La Casona.
Cedo los trastos y el track (por si os animáis), a quien los quiera
recoger.
¡Hasta pronto!
Ya al principio escuché un ruido demasiado brusco que venía de la bicicleta de Juan ( rodaba el último en ese momento) cuando se puso a nuestro lado observé que la tensión que tenía su cadena no parecía normal. Se lo comenté y rápidamente paró y efectivamente algo en la patilla del cambio no estaba bien. Propuse acercarnos a alguna tienda de bicis en San Rafael pero él pensaba que no iba a ser una cosa rápida de reparar y prefirió acercarse a su tienda de Trek de confianza.! Ojalá sea poca cosa!
ResponderEliminarRuta preciosa que aunque puede parecer corta por la distancia empieza con unos cuatro kilómetros de fuerte desnivel con terreno muy suelto, raíces, etc..., hasta llegar al camino del Ingeniero.
Este sendero ( el del Ingeniero) es uno de los más bonitos de la Sierra de Guadarrama para mí.
Pero todavía quedaba pendiente algo que también me iba a gustar (el camino de Las Municiones y la Canaleja ).
Compartir al final una comida con Alfonso en la terraza de la Casona fue el mejor colofón a una ruta técnica, dura ( repito la diferencia engaña) y divertida.
Alfonso disfruta de tu " relativo y merecido descanso ".
Esperando volver a rodar contigo y con el resto del grupo cuando se pueda.
Un abrazo, Santa.
Salud y pedales.
Merecido descanso Alfonso. Recupera y te esperamos como siempre ansiosos de nuevas rutas. Buena ruta esa de hoy. Lástima por Juan. Nos vemos pronto....ya mismo !!
ResponderEliminarPues a "descansar", merecido. Algunos seguiremos dando pedales para no perder la forma, que la bici es muy cabrita si la dejas una temporada. Nos vemos a tu vuelta.
ResponderEliminarEs mío ese comentario. Un abrazo.
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