Aquellos que marcharon de
vacaciones lo hicieron con ganas e ilusión pero, tal vez, sin saber que
acabarían anhelando volver a reunirse con AlfonsoyAmigos
Puede
que sea buena o mala costumbre que, ante una nueva propuesta de ruta, no se
solicite la obligatoriedad de una inscripción previa. Así, cada nuevo encuentro puede llegar a
resultar una sorpresa para todos y la presencia de unos o de otros hará
particular y diferente cada convocatoria.
Diferente
y especial es también el caso de aquellos que, nada más publicar la invitación,
responden rápidamente con un “Voy”. Es como si dijeran “¡eh!, que voy, esperadme”
o como si lanzasen a los cielos una súplica para que los días transcurriesen
más rápidos.
Ya
bastante corren los días a medida que se cumplen años, ¿verdad? para que encima
les metamos prisa. El
verano ya ha pasado su ecuador, pero aún nos queda mucho que disfrutar… y con
esa intención hemos acudido hoy:
Ángel, Fernando, Jesús, Juan,
Luis Ángel, Miguel Ángel, Nacho, Rafa, Sergio y Alfonso.
Desde
San Rafael y en una mañana que amanece engañosamente fresca, partimos en
dirección al familiar apeadero ferroviario de Gudillos (cuya puesta en funcionamiento data del 1 de julio de 1888), donde
hace tiempo que no coincidimos con el paso de algún tren. Luis Ángel acaba de regresar de vacaciones y
rueda como si la ansiedad pedaleara por él, pero en los primeros rampones
retomará el ritmo de todos.
Echamos
de menos el fuerte ladrar de aquellos enormes perros que rápidamente detectaban
nuestra presencia y saltaban intimidatorios sobre las verjas poco antes de que
abriéramos puerta al ir a coger la “alfonsina”, el sendero que ahora
encontramos, tal vez, más pedregoso que de costumbre.
El
Camino del Agua y el duro y entretenido ascenso a espaldas de la antigua Casa Hilario, para alcanzar una
vez más el emblemático Alto del León
o puerto de Guadarrama, camino entre ambas Castillas gracias a Fernando VI en
1749.
Dejamos
atrás las antenas y los restos de bunkers y cogemos la pista de la Mina o el
Camino del Viacrucis, en el que alguien se encargó hace tiempo de no dejar en
pie más que 2 ó 3 cruces, las más cercanas al recinto militar.
Tras traquetear
sobre paso canadiense y saltar de Segovia a Madrid, un cartel en chapa metálica
avisa: “Atención,
Pista forestal en mal estado”. Y me
quedo con ganas de rotular debajo: No
hace falta que lo jures.
Alguno
ya se ha quitado el chaleco con el que había partido y avanzamos por la “Pista
en mal estado”. En
esta ocasión, la Fuente y el Pilón de
las Hondillas, restauradas hace algo más de un par de años, nos verán pasar
de largo sin detenernos a coger agua.
En
curva pronunciada encontramos los restos de la Cruz de los Caídos, partida en
dos a pesar de ser de hormigón. En
este punto finalizaba el Camino del Viacrucis.
La
pista va tomando desnivel, afortunadamente a la sombra, pero cuesta evitar la
piedra suelta en la que se ha convertido todo el camino y el rodar se hace
bastante pesado y duro.
Llegamos
al Collado de la Gasca (1601 m),
creo que a buen ritmo, donde rechazamos la invitación que la puerta metálica
nos realiza. Hoy
no subiremos al Cerro Piñonero y los
descensos trialeros de la zona quedarán para otra ocasión. Las vistas hacia Madrid siempre
impresionantes, a pesar de que el día no está del todo claro.
Seguimos
rodando, sin haber tomado un respiro, por esa pista a la que parece disgustan
las visitas, a juzgar por su mal aspecto y falta de acicalamiento. Pero no estamos para cortesías y avanzamos
hasta el Collado de la Mina (1710 m).
Curiosidad: El Collado de la Cierva o de la Mina, cuya
carretera forestal enlaza el Alto del León, Peguerinos y el Alto de Abantos, se
incluyó en los años 1986, 1987, 1989 y 1990 en la Vuelta Ciclista a España.
En la
falda de Cabeza Lijar (1822,80 m), justo
antes del paso canadiense que nos da acceso de nuevo de Madrid a Segovia, encontramos
la mina de wolframio (tungsteno),
“Mina la Primera”, de los años 50, que fue explotada parte a cielo abierto y
parte en cuevas subterráneas.
Aprovechamos
para tomar un respiro y nos acercamos a la entrada de túnel de la mina que
todavía queda abierta para los curiosos. A la
entrada hay mucha agua, pero se puede salvar pisando en piedras y gracias al
foco con el que he cargado, podremos ver que el túnel se aleja bastantes metros
hasta que toma curva a derechas.
Millones
de mosquitos y otros bichos voladores se arremolinan, estos sí, para
agradecernos la visita o tal vez para dejar claro que esa cueva les pertenece. Mejor dar la vuelta. He visto vídeos de quienes se han atrevido a
reptar panza en tierra para poder avanzar más adelante. Visita realizada.
Abandonamos
la pista forestal por la izquierda y cogemos sendero pedregoso y duro que a
ninguno engaña, aunque seremos varios los que logremos avanzar bastantes tramos
sobre las bicis. Las
piedras las que hay, muchas, pero las ramas bajas y puntiagudas necesitan una
urgente poda. Algunos
llegaremos arriba con más de un profundo arañazo en los brazos y golpes en el
casco.
Arriba, El Cerro
de la Salamanca (1785m), con ese refugio en lugar
privilegiado que aguanta en pie a pesar de su falta de mantenimiento, como ocurre
con sus hermanos gemelos a los que hemos aludido en otras ocasiones.
¡Qué bien se está aquí! ¡Qué vistas! ¡No
tiene precio! Cuesta
arrancar, aunque hoy nos hemos sentado buscando la sombra antes de hacernos la
foto de Grupo.
Ya en
descenso por la cara sur nos acercamos a zona de bunkers donde nos hemos hecho
fotos también en otras ocasiones, concretamente a la posición Salamanca-Sur, conocida
como posición tranvías o ferroviarios, porque sus defensores provenían de las
milicias formadas por los sindicatos de tranviarios y ferroviarios. ¡Qué decir
de las vistas que desde aquí se dominan!
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Refugio de La Salamanca |
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Refugio de La Salamanca |
Cogemos
y disfrutamos en descenso sendero habilidoso en busca del Collado Hornillo
(1637 m), para agrupar una vez más y encontrarnos a Paco, que ha comenzado ruta
más tarde y ahora se nos une.
No
por recorrerlo mil veces dejamos de disfrutar rodar por el senderillo que discurre
junto al arroyo de Collado Hornillo, que nos llevará junto al Camping Valle Enmedio.
Viendo
que vamos bien de hora, realizamos un mete/saca en sentido al refugio de Valle Enmedio, sólo conocido
por algunos compañeros, pero no llegaremos a alcanzarlo. Al final, empleamos más tiempo del deseado,
pues Fernando ha sufrido un pinchazo en una rueda y pierde más aire del
deseado. El
líquido tubeless más seco que la mojama, así que toca poner cámara.
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20 agosto 2017 |
De
camino al pequeño embalse de Arroyo Prado Toril nos encontramos con Juan
Antonio (de El Espinar), que reconoce andar algo perdido por la zona y decide
unirse al grupo. La
fuente cercana apenas da agua con cuenta gotas y en el embalse ha descendido
mucho el nivel desde que en ruta anterior decidimos mojarnos hasta las
rodillas.
Alcanzamos
el Prado Toril y tras recorrido divertido la pista que nos conduce al Collado
de la Gargantilla (1648 m), tramo que algunos compañeros recorren espoleando a
sus bicis y algún otro con sensación de tener un golpe de calor.
A
pocos metros del collado, la característica bañera de la fuente de Juan Bellver
o de la Gargantilla aún dará agua para refrescar más de una garganta reseca.
Descenso
siempre complicado, ahora más por lo seco del terreno, pero que todos salvamos
con un sobresaliente hasta cruce con el Camino del Ingeniero y poco más abajo
la fuente de Peña Morena y la pista forestal que nos indica lo cerca que ya
estamos de San Rafael.
Unos
compañeros parten hacia El Espinar, otros a recoger para volver a casa y los
menos nos quedaremos disfrutando de unas frescas cervecitas y amena charla. Una alegría volver a saludar a Andrés, que no
ha perdido oportunidad de acercarse a saludarnos.
¿Quieres ver los carteles históricos de La Vuelta Ciclista a España? Pincha en el de este año.