Luis Aragonés nos decía:
“Ganar, ganar y volver a ganar”.
AlfonsoyAmigos: “Montar,
montar y volver a montar”
La única manera de progresar
lo suficiente para no dejar de disfrutar es seguir montando
En
esta ocasión trasladamos nuestro punto de encuentro hasta la localidad de Colmenar Viejo para dar inicio a otra
fenomenal ruta. Con
el ánimo de siempre aparecemos: Ángel,
Enrique, Juan, Pawel, Rafa y Alfonso
Estamos
junto a la Estación de Tren pero no vamos a sacar billete, el recorrido sería así
muy fácil y no nos lo queremos perder. De
momento, vamos a rodar unos cuatro kilómetros con ritmo suave junto a las vías.
¿He dicho suave? Vamos tomando temperatura.
Nos
desviamos cogiendo el trazado del Canal de Isabel II y avanzamos hasta tomar la
Calleja de Navarrosillo, que ya
conocemos y que siempre se nos complica en algún pequeño tramo.
Curiosidad:
Como a lo largo de esta ruta nos encontraremos con distintas denominaciones de
los caminos recorridos, aclararemos que una vía pecuaria cambia de nombre según
su anchura:
Cañadas: Anchura máxima de
75 metros.
Cordeles: Anchura máxima de
37,5 metros.
Veredas: Anchura máxima de
20 metros.
Colada: Las de menor anchura
que las anteriores.
Si
bien es cierto que la maleza y vegetación ha podido reducir bastante las
medidas. Hoy nos encontraremos de todo.
En el
siguiente cruce tomaremos desvío por la larga Colada de los Gallegos, que estábamos deseando coger, con las zonas
súper divertidas en descenso y las zonas pedregosas y entretenidas que hay que
salvar con una habilidad que ya se nos supone a los presentes. Al final, todos eufóricos, pero no será la
única ocasión del día.
Cruzamos
bajo la M-607 que comunica con Cerceda, para encontrarnos zona de aparcamiento
muy conocida por nosotros de otras rutas, junto al Puente del Batán (de la Edad
Media) o Puente Nuevo ya rehabilitado, que nos permite vadear el río
Manzanares en su curso alto.
Dejando
a nuestra izquierda el trazado del Camino de Santiago hacia Manzanares El Real,
seguimos avanzando ahora por el cordel
Prado Tejada que nos permite cruzar de nuevo el río Manzanares hacia el cordel de Sacedón junto al arroyo de Navalmajón.
También,
el cordel del Juncar o de los Toriles y seguimos rodando, muy cerca del embalse
y la presa de Santillana. No
faltan senderos divertidos.
Otros
4-5 kilómetros a muy buena marcha junto a las vías abandonadas del tren, con un
Pawel pletórico y un Ángel que juegan a poner al límite mi e-bike y hacerme
tirar de piernas más de lo esperado.
Nos
desviamos hacia la urbanización Los Pinarejos, pudiendo ver desde lejos Guadalix
de la Sierra pero no el embalse de Pedrezuela o del Vellón que sabemos se
encuentra ahí y cruzar los arroyos del Horcajo y Valdemoro, antes de iniciar
ascenso en dirección sur.
Nos
vamos encontrando zonas trialeras por zonas de dehesas, con mil y una puertas
de alambre que abrir y cerrar (gracias
Pawel), con toboganes, con peraltes disfrutones, con senderos rápidos
zigzagueantes y más de un pedrolo que nos hace poner pie en tierra. Justo ahí, cuando me tengo que detener, descubro
de frente la figura de un hombre corpulento subido en una piedra enorme.
-Esa bicicleta me gusta, me dice con voz ronca y sin mediar saludo.
Mi
vista no logra evitar ver la escopeta que porta entre sus manos y por breves
segundos casi llego a contestar: “Tenga
la bicicleta y lo que guste”, pero mi cabeza asimila que se trata de cazador
apostado en la zona y apurado doy los buenos días.
En
más de una ocasión oiremos tiros de escopeta por la zona y veremos a varios
conejos saltar asustados sobre el camino. Tampoco
estaremos exentos de ver perros y varios galgos que salen a nuestro encuentro
con curiosidad.
Comienza
ascenso largo por el cordel del Hoyo de Manzanares, primero por pista allanada
y después, tras desvío, por la cañada del Recuenco que se va complicando según
ganamos altura. Cada
cual al ritmo que su fuerza y habilidad se lo permiten y yo me pego a la rueda
de Enrique, que siempre me ha servido de buena referencia.
El
peor tramo, aquel en el que encontramos cantos rodados sueltos de todos los
tamaños y que se superan mejor a mayor ritmo e intentando evitar el resbalón
que finalmente llega. A mi
izquierda otro señor, este sentado, observa curioso nuestras maniobras y no
puedo evitar imaginarle con las risas contenidas del “perro Pulgoso”.
No es
la primera vez que nos detenemos en lo alto para disfrutar de las vistas,
tomarnos un respiro y reagrupar tras el esfuerzo del ascenso. El Cerro
San Pedro (1425m) queda a nuestra derecha cuando ya iniciamos el descenso
rápido por su ladera sur para casi frenarnos de golpe al encontrar la siguiente
trialera en ascenso.
Pues
nada, vamos arriba. Nueva
ladera de piedras pero que se salvan sin contratiempos y más que contentos de
lograr alcanzar el Cerro Longo
(1087m). Ahora
ya todo es descender, animo a los compañeros y allá que se lanzan cuesta abajo
como si se hubieran dejado las pastillas de freno en casa.
¡¡¡Ehhhhhh, que os pasáis!!! Y a los tres que se han ido cuesta abajo no
parece hacerles gracia tener que regresar.
Tenemos
desvío por la derecha, zona peraltada y nueva trialera. No sé si la más complicada fue la primera, la
segunda, la tercera… o la que esté por llegar, pero esta se las trae. Y Ángel avisa por walkie que su rueda
delantera ha perdido el aliento, digo el aire. A
tiempo está de avisarnos a Rafa y a mí, el resto… perdidos trialera abajo.
El
líquido tubeless brilla por su ausencia, no hay más remedio que poner cámara y aunque
algo auxiliado, le llevará un rato largo la reparación. Después, de nuevo las bicicletas ruedan ladera
abajo por la cañada de las Gateras, dejando que los amortiguadores hagan su trabajo.
Cruzamos
el arroyo Tejada y la fuente del Moro (que
me pareció ver sin agua). Ojo,
que hay desvío por la derecha para tomar el camino de Pedrezuela, con zona de
piedras, sí, pero que ya se nos antoja “camino de niños”.
Nuestro
trazado parece haber sido diseñado por algún lugareño que pretendía enseñarnos
el pueblo y casi que lo consigue, pues tendremos recorrido urbano por un buen
trecho.
Encantados
y contentos con la ruta nos despedimos con los abrazos de siempre.
¡¡¡FELICES NAVIDADES!!!
¿Os he dicho que hemos tenido trialeras?