Desperté
una mañana después de un sueño intranquilo y poco después me encontraba
cruzando abrazos con los amigos
En
el aparcamiento, junto al curso alto del río Manzanares y a escasos metros del Puente del Batán*, en Colmenar Viejo,
hoy se atreven a acudir a pesar de las previsiones de lluvia:
Ángel, Chicho, Eva, Fer, Jesús,
Juan Carlos Juan Patricio, Patrick, Rafa, Santi
y Alfonso
*Puente del Batán: Data de la Edad
Media. Reconstruido en 1681 por los daños causados por riada histórica de
Septiembre de 1680 y restaurado y consolidado en 2014.
Este
ha sido el punto de inicio de rutas que dejaron huella en nuestro recuerdo e
incluso hubo una, tal vez la primera, que llegó a recibir el discutido título
de “Marmotada”.
No
es que nos queramos alejar de aquellos lares, a los que sin duda volveremos, es
solamente que hoy Chicho nos tiene preparado un recorrido diferente, tomando rumbo
norte. Once
nos ponemos en marcha por el Cordel de Prado Tejada y poco ha faltado para que alguno
se quedara por el camino…, pero después contaremos.
Os
aseguro que hemos pasado muy cerquita del Embalse
de Manzanares El Real o Embalse de Santillana, pero yo al menos no he
conseguido alcanzar a verlo. Tal
vez el paraje de fresnos y encinas o el hecho de comenzar relajados y con
conversaciones animosas por medio lo han impedido.
Después
de desvío, Chicho sitúa al grupo sobre las mismísimas vías de tren de la
antigua línea Madrid-Burgos, hoy en día en desuso el tramo que recorremos. Es un recorrido que ya hemos realizado en
sentido inverso, hoy con un pequeño desnivel negativo, pero varios compañeros sienten
que ruedan por terreno conocido y aprietan la marcha… el resto les seguimos.
¿Todos? No.
Chicho ha dado cuenta de
que hay que tomar desvío más adelante, pero el aviso no parece haber llegado a
tiempo a un grupo que rueda desenfrenado. Hoy
hay dos walkies en el grupo, pero los dos marchan delante.
Habrá que recurrir a los teléfonos para detener
a un grupo desbocado que tendrá que retroceder varios kilómetros que ya se
acumulan de más en el GPS de algunos.
Ahora
nadie se quiere extraviar y rodamos agrupados por algunas cañadas, más
pendientes si cabe porque Chicho cambia parte del trazado original previsto y
quiere acercarnos hasta el Embalse de Pedrezuela, antiguo Embalse del Vellón (por el Molino del Vellón que quedó sumergido
en sus aguas).
(Curioso que en algunos mapas aparece por error como Predezuela)
Zonas
para rodar y senderos divertidos que nos aproximan a Guadalix de la Sierra y después hasta la misma carretera de
servicio que circunvala el embalse, que recorremos en un buen tramo disfrutando
de fácil pedaleo y de las vistas.
¡Aprovechad, que ahora viene lo duro!, nos
avisan desde atrás y pronto nos daremos cuenta de que el aviso tenía su por
qué. El relieve de la ruta
cambia por completo y hay que emplearse a fondo desde los primeros metros.
Por
delante se presenta lo más parecido a unas paredes que se antojan inaccesibles,
pero que con esfuerzo se van superando. Veo
a Ángel detenerse y le pregunto si tiene algún problema… No, me responde, que voy a aligerar la vejiga
de peso antes de subir. Ahí
se queda, haciendo sus cosas en privado y seguimos marcha.
Poco
más arriba, Fer, Juan Patricio y yo mismo cogemos desvío por la izquierda
siguiendo la indicación de mi GPS que hoy tarda en actualizarse. Una vez más, el aviso de Chicho nos llega a
tiempo, hay que seguir subiendo, nada de desvíos.
El
camino se complica, se estrecha y se endurece a cada pedalada. Lo mejor es seguir avanzando para conservar
la inercia, si te detienes es difícil retomar la marcha. Cuando paramos es porque recibimos llamada
de Ángel… se ha extraviado.
Las
indicaciones que nos da no son suficientes para entender dónde se encuentra. Será necesario que nos mande “posicionamiento”
con su móvil. Chicho
lo estudia con atención y se da cuenta de que Ángel tomó el mismo desvío en el
que nos equivocamos más abajo y ha seguido adelante, en rápido descenso hacia
la urbanización Montenebro.
El
disgusto de Ángel es tremendo cuando se entera de que tiene que deshacer camino
en ascenso y aún le queda duro tramo para llegar hasta nosotros. Fer bajará en su busca y después de largos
minutos acabaremos todos juntos.
Si
no llega a tratarse de Ángel y si de otro con menos forma física, habría que
haber pedido ayuda a los helicópteros que más tarde nos sobrevolarán.
Por
la Cañada del Recuenco desde el Cancho de Pedrezuela hasta Cerro Longo, donde
Juan sufrirá pinchazo. Ha
tenido mucho desgaste de fuerzas en el ascenso y ahora se resiente a la hora de
cambiar la cámara a su rueda. Un descansito para todos antes de iniciar largo y
divertido descenso por la Cañada de las Gateras hasta Colmenar Viejo.
Cualquier
pequeño repecho ya hace daño a las piernas. Bajó algo la temperatura y los
cielos amenazan con una lluvia de la que nos hemos librado hasta ahora.
Una
vez atravesadas de nuevo las vías del tren, lo que tendremos por delante será
una divertidísima trialera en descenso, que nos va dando ánimos a todos a
medida que superamos los tramos más complicados.
La
hora se nos ha echado encima y nos resentimos de la kilometrada (unos más que otros). Ángel acumula 60 kms en sus piernas y el
resto nos hemos quedado en poco más de 50.
Tiempo
suficiente para los abrazos y para recoger los bártulos en los coches, antes de ponerse a llover… y qué manera de llover.