Así lo viví y así os lo cuento
Reportaje de: Patrick
Schoch
La Cuerda Larga es esta
larga cresta de unos 20km que empieza en el
puerto de Navacerrada (1.858m) sube al alto de las Dos Castillas (2.179m) pasa
por el Alto de Guarramillas (2.262m), justo después de la Bola del Mundo y
acaba en el puerto de la Morcuera (1.777m), no sin antes haber pasado por el Cerro de Valdemartin (2.282m), Cabeza de
Hierro Menor y Mayor (2.376m y 2.281m), Asómate de Hoyo (2.242m), Bailanderos
(2.133m) y la Najarra (2.120m).
Por una de sus vertientes
se divisa Segovia, los pinares de Valsaín, Peñalara y el valle del Lozoya y por
su otra vertiente Madrid, la Pedriza y el hueco de San Blas… todos lugares de
numerosas rutas y aventuras de AlfonsoyAmigos.
Hoy no se trata de una
ruta en bici sino de una carrera de Trail Running o lo que es lo mismo: Correr
por la Montaña… El famoso Cross de la
Cuerda Larga estrena su XXX edición y con sus 26Km y 1500m de desnivel
positivo con el 90% de la ruta discurriendo por encima de los 2.000 metros de
altitud es todo un reto… para mí.
No es la primera vez que
afronto una carrera de este tipo y he estado entrenando durante meses corriendo
en subidas abruptas y técnicas, bajando por zonas de piedras habilidosas (uno de mis puntos débiles), haciendo
entrenos de calidad en pistas de tierra y single Trail de la sierra, ejercicios
de propiocepción y fuerzas, dieta equilibrada, etc…
Es con cierta confianza que
afronto la carrera, pero siempre hay momentos difíciles, subidas técnicas rompe
piernas, bajadas entre pedrolos que cansan físicamente y mentalmente y los
temibles calambres que pueden aparecer en el peor de los momentos si no sabes
dosificar el esfuerzo.
Esta prueba de Trail
Running me llama particularmente la atención porque es una de las únicas formas
de poder descubrir la Cuerda Larga sin tener que hacer el ida y vuelta (¡sumaría
unos 40km!) o disponer de 2 coches, lo que complica la logística ya que la
organización pone a disposición de los corredores un autobús que nos lleva de
buena mañana desde el Albergue del club de montaña Peñalara en el puerto de
Navacerrada donde está ubicada la meta hasta Miraflores donde se da el
pistoletazo de salida…
Así que aquí estoy a las
6h30 de la mañana con unas temperaturas muy bajas y con noche cerrada
recogiendo el dorsal y el chip en el albergue donde una multitud de corredores
con caras de dormidos y entumecidos de frio nos apiñamos buscando algo de calor
en la sala común antes de poder subir a los autobuses.
El día será soleado y
despejado con temperatura agradables por lo que no es obligatorio el
cortaviento-chubasquero si bien lo llevo siempre por precaución; en montaña los
cambios de tiempo son rápidos y además con cualquier percance durante la carrera
a más de 2.000 metros de altitud se pasa frio en muy poco tiempo.
Después del trayecto en
autobús y de un rápido café en un bar de Miraflores de la Sierra, nos
encontramos todos debajo del arco de salida donde el Speaker de la organización
nos recuerda las normas básicas de respeto al entorno ya que la prueba discurre
en un parque natural, nos indica los puntos de avituallamiento y los cortes
horarios de la carrera. ¡Antes de dar el pistoletazo de salida hace entrega de
una camiseta recuerdo de la prueba a un corredor que lleva participando, desde
los 18 años, a las 30 ediciones, ni más ni menos!
Sin más preámbulo se da
la salida y unos casi 400 corredores nos lanzamos por las calles del pueblo
para enseguida desviarnos por pistas de tierra hacia la fuente del cura, el
embalse de Miraflores y picando pa’ arriba por los senderos, entre retamas y
pinares, que nos llevarán al puerto de Morcuera: 7km de ascensión continua
y 620m de desnivel positivo para entrar
en calor y… poner cada uno en su sitio.
Intento no dejarme llevar
por la emoción y conservo un ritmo constante pero ya rápidamente sobra ropa y
me tengo que parar para quitar el cortaviento… Llegamos al puerto donde nos
controlan el chip y hay un primer avituallamiento. Apenas tiempo de tomar una
barrita, algunos frutos secos y un sorbo de bebida isotónica y seguimos
subiendo, esta vez por single trail habilidoso con escalones que nos subirá
hasta el puerto de la Najarra donde ya seguiremos la Cuerda Larga y no la
abandonaremos hasta la meta.
Este terreno me va bien y
me siento hábil y con buen ritmo e incluso adelanto algún corredor. Es
importante combinar el Caminar-Correr (el
famoso “Ca-Co”) para no desfondarse en los tramos de máxima pendiente donde
el correr ya no es eficiente y no se gana nada gastando mucha energía que
necesitaremos más tarde.
Llegamos al puerto y las
vistas que descubrimos son impresionantes: El Hueco de San Blas y las Torres de
la Pedriza a nuestra izquierda y el Valle de Lozoya a nuestra izquierda.
Empieza un largo “cresteo”
por la cuerda larga, próxima parada “Asomate de Hoyos” en el ecuador de la
carrera. Cuando hablo de “cresteo” suena como correr por la Cuerda Larga sin
muchos desniveles, pero es una equivocación, es un continuo sube y baja entre
piedras, senderos single trail estrechos y con piedras sueltas y raíces, tramos
técnicos donde hay que subir o bajar con la ayuda de las manos y donde no hay
ni un respiro para las piernas ni para la mente. Cualquier tropiezo o caída
puede tener consecuencias graves y no se puede relajar uno, incluso en los Collados
que aunque son algo más llanos van salpicados de piedras y baches que no dan
tregua.
El esfuerzo se ve
recompensado por las vistas y de vez en cuando es bueno levantar la vista del camino,
pararse unos segundos y contemplar la naturaleza que nos rodea: ¡grandioso!
¿Que sería del Trail Running sin eso?
Vamos formando grupitos y
nos vamos animando entre corredores, comentando la carrera, las bonitas vistas
y… lo mucho que nos queda. Ambiente y compañerismo, a nuestro nivel hay poca
competitividad y el objetivo es llegar… antes del corte de la carrera que se ha
fijado en 6 horas.
Bienvenidos a “Asómate de
Hoyos” y a su avituallamiento; muy completo y con muchos voluntarios que nos
animan. A nuestros pies, La Pedriza en todo su esplendor y puedo ver perfectamente
las pistas de las zetas que tantas veces hemos recorrido los integrantes del
grupo de AlfonsoyAmigos.
Recargadas las baterías y
rellenados bidones nos espera la segunda parte de la carrera con su punto más
alto “Cabeza de Hierro Mayor” con más de 2.370m y después otros 2 picos que
tendremos que subir antes de afrontar la bajada a la meta.
Entre las 2 Cabeza de
Hierro asistimos al rescate en helicóptero de una senderista que nos hace recordar
que la montaña es siempre peligrosa y hay que afrontar cualquier salida con
preparación, material adecuado y mucha prudencia y cabeza.
Empieza el cansancio y
las piernas pesan. Cada uno saca recursos y trata de alimentarse e hidratarse
cada poco tiempo: gel, pastillas de sal, barritas, frutos secos, bebida
isotónica… a veces se hace difícil tragar en pleno esfuerzo y es necesario
pararse para poder alimentarse y recargar energías. Ya se divisa las antenas de
la Bola del Mundo, viejas amigas de
rutas y su silueta me infunde energía: la meta está más cerca. Pero pronto
desaparecen detrás del Cerro de Valdemartín que hay que subir, bajar y volver a
subir…
Por fin las zetas de
asfalto con sus senderistas y ciclistas que nos lanzan ánimos. Desde el valle
se oye el micrófono del speaker en la meta…. ¡Ánimo que falta poco! La bajada por las zetas donde hay que frenar
para no embalarse castiga duramente las piernas y después otra bajada entre
piedras y setos que se hace eterna.
Ya se ve la meta, pero todavía queda llegar
al puerto y hacer un tramo de asfalto… Los corredores que ya han llegado animan
y aplauden… ¡Así que feliz y muy contento entro en meta después de 5 horas de
carrera!
Me saluda y felicita el
famoso corredor de las 30 ediciones que me comenta llegó el 3º de su categoría
con ¡48 años! Un crack, majísimo… y ejemplo a seguir sin duda.
Muy satisfecho de la
carrera, llegando 1 hora antes del corte y con los ojos llenos de las
espectaculares vistas del recorrido. Otro logro personal, otro dorsal para el
recuerdo… a seguir entrenado y hasta la próxima “Aventura”
¿Nos gusta el Trail
Running?
Patrick
Schoch