Acudo
al aparcamiento automatizado de Manzanares El Real a la hora fijada. Tengo reserva pre-pagada desde hace doce días y
no quiero perderla.
Apenas se oye un pequeño murmullo de movimiento de personal, los coches eléctricos hace tiempo que abandonaron la idea de sintetizar ruido artificial para sus motores.
Apenas se oye un pequeño murmullo de movimiento de personal, los coches eléctricos hace tiempo que abandonaron la idea de sintetizar ruido artificial para sus motores.
Cojo sólo
mi pequeña mochila refrigeradora de agua y mis gafas polarizadas, pues no
necesito nada más para dirigirme a la entrada junto con los usuarios que tienen
la cita a la misma hora que yo.
En pocos segundos ya he pasado mi móvil por el escáner y accedo al interior del parque. La cámara inteligente sobre la puerta me habrá inmortalizado.
En pocos segundos ya he pasado mi móvil por el escáner y accedo al interior del parque. La cámara inteligente sobre la puerta me habrá inmortalizado.
No
puedo remediarlo, me cuesta olvidar la de veces que he accedido a este parque
con mi vieja bicicleta, una de las últimas que convirtieron en chatarra, para
elegir con libertad el camino a seguir. Ahora lo
último son las bicis-trac, las que avanzan sobre un raíl.
Me llega el turno y monto en la bici que me toca, es fácil. La altura de la tija, del sillín y las medidas al manillar se me adaptan solas y mis zapatillas “blue star” hacen el resto con su sistema de anclaje por imanes. Hace años detectaron a algún cliente que se apeó de la bici-trac sin autorización, pero ahora el neodimio ya no me soltará hasta finalizar el recorrido.
Me llega el turno y monto en la bici que me toca, es fácil. La altura de la tija, del sillín y las medidas al manillar se me adaptan solas y mis zapatillas “blue star” hacen el resto con su sistema de anclaje por imanes. Hace años detectaron a algún cliente que se apeó de la bici-trac sin autorización, pero ahora el neodimio ya no me soltará hasta finalizar el recorrido.
Poco
han conservado estas máquinas de aquellas que fueron nuestras “compañeras”... las ruedas ya son historia. En el pedalier electrónico puedes graduar la
resistencia que quieres soportar y eliges la cadencia que deseas llevar en cada momento.
Lo que no acaba de gustarme es la megafonía del parque, siempre reproduciendo el sonido del agua corriendo por los arroyos o el de pájaros y aves rapaces. Parece ser que la instalaron con la intención de disimular el ruido del cadenado que arrastra las bicis-trac e intentar no molestar a la auténtica fauna, bueno, a la que no ha huido actualmente a otras tierras.
Pedaleo con ritmo constante, pero en cuanto noto que cojo demasiada temperatura me dejo llevar para recuperarme, al menos aquí se puede respirar aún algo de aire fresco. Veo a otro usuario, dos bicis por delante de mí, que se afana en llevar muy buen ritmo y se retuerce en el sillín con vana ilusión, porque ninguna bici-trac puede saltarse sus cadenas… Je Je. Será que ha venido a entrenar.
Hemos superado la curva del Mirador de los Poetas y aunque siempre me pongo de pie sobre los pedales nunca logro distinguir nada a lo lejos, salvo la nube de contaminación. Hay veces que tengo más suerte y veo algo de Madrid desde el Mirador de la Reina.
Lo que no acaba de gustarme es la megafonía del parque, siempre reproduciendo el sonido del agua corriendo por los arroyos o el de pájaros y aves rapaces. Parece ser que la instalaron con la intención de disimular el ruido del cadenado que arrastra las bicis-trac e intentar no molestar a la auténtica fauna, bueno, a la que no ha huido actualmente a otras tierras.
Pedaleo con ritmo constante, pero en cuanto noto que cojo demasiada temperatura me dejo llevar para recuperarme, al menos aquí se puede respirar aún algo de aire fresco. Veo a otro usuario, dos bicis por delante de mí, que se afana en llevar muy buen ritmo y se retuerce en el sillín con vana ilusión, porque ninguna bici-trac puede saltarse sus cadenas… Je Je. Será que ha venido a entrenar.
Hemos superado la curva del Mirador de los Poetas y aunque siempre me pongo de pie sobre los pedales nunca logro distinguir nada a lo lejos, salvo la nube de contaminación. Hay veces que tengo más suerte y veo algo de Madrid desde el Mirador de la Reina.
Yo no
vengo por hacer ejercicio, lo reconozco, tan solo lo hago para respirar el aire
que se nos niega en la ciudad y para que me ayude a rescatar de mi mente un
montón de recuerdos, de buenos momentos compartidos con amigos durante muchos
años.
En el Puerto de la Fuenfría se nota que corre un poco más de aire fresco, me encanta sentirlo en la cara, pero llevo puesta la equipación de última generación que me mantiene el cuerpo a temperatura estable.
En el Puerto de la Fuenfría se nota que corre un poco más de aire fresco, me encanta sentirlo en la cara, pero llevo puesta la equipación de última generación que me mantiene el cuerpo a temperatura estable.
Aquí,
en el collado, los raíles se bifurcan y toman varias direcciones, aquellas que
recorrimos libres durante años, hacia el Puerto de Navacerrada, hacia Segovia o
hacia el Collado del Rey y más tarde al de Marichiva. ¡Cuántos recuerdos! Hoy
sólo he pagado hasta este punto, tengo compromisos a mi regreso.
Aquí no hay problema para organizarte, sabes exactamente lo que vas a tardar en realizar el recorrido elegido. Pagas de antemano los kilómetros que eliges y la velocidad siempre se mantiene por igual en ascenso que en descenso a 20 kms/h.
De regreso, con el mismo trazado, me parece distinguir a derecha e izquierda algunos de los caminos que hace años compartía con AlfonsoyAmigos, de los senderos que disfrutábamos pero, aunque sé que están ahí, ya prácticamente han desaparecido bajo la maleza.
Ya tengo a la vista la puerta de salida. Estaré atento para acordarme de hacer pronto la reserva para la próxima ocasión, ocasión, ocasión…
Aquí no hay problema para organizarte, sabes exactamente lo que vas a tardar en realizar el recorrido elegido. Pagas de antemano los kilómetros que eliges y la velocidad siempre se mantiene por igual en ascenso que en descenso a 20 kms/h.
De regreso, con el mismo trazado, me parece distinguir a derecha e izquierda algunos de los caminos que hace años compartía con AlfonsoyAmigos, de los senderos que disfrutábamos pero, aunque sé que están ahí, ya prácticamente han desaparecido bajo la maleza.
Ya tengo a la vista la puerta de salida. Estaré atento para acordarme de hacer pronto la reserva para la próxima ocasión, ocasión, ocasión…
Buff...ojalá que no tengamos que vivir esos momentos prefabricados y preconcebidos, prediseñados y cuasiartificiales. Que ganas de respirar en libertad, dejando caer nuestras bicicletas por esos senderos tan recordados. Estamos ,necesitados de esos momentos y de esos abrazos al terminar cualquier bajada, subida, trailers o sendero habilidoso. Queda un día menos!!??
ResponderEliminarNo puedo casi, ni terminar de leerlo, me entran ganas de llorar y,la cabeza me vueltas, las piernas me flaquean y casi no me sostienen, no lo has hecho con intención Alfonso pero, que disgusto me has dado. No sé lo voy a contar a mi bici, llevaré el secreto hasta enterrar el coronavirus.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me voy a volver finolis, me cachis en la mar, caspita, que no hombre que no, eso no puede ocurrir, llenar nuestros montes de raíles, que no me nieeeeergo.
ResponderEliminarPero seguro que algún día ocurrirá, esto o parecido, menos mal que yo no lo veré, pero paciencia ya queda un poquito menos para rodar realmente con nuestras bicis, la mía está tarde estaba llorando por que la dije aller que este domingo tampoco salimos.
Y las averías qué, es muy triste pensar por un segundo que esto pueda ocurrir!!! No poder parar a rellenar nuestros botes de agua de esas maravillosas fuentes que tenemos, como dice Fer espero que mis ojos no lo vean.
ResponderEliminarQue gran relato por otro lado Alfonso.
Un abrazo a todos. Un día menos!!!
La imaginación y los sueños al poder.
ResponderEliminarEspero que sea eso, solo un sueño para poder disfrutar siempre de la bici tal como nos gusta y no cambiar un ápice.
Tal como la tenemos concebida.....Nos gusta la bici?