viernes, 3 de abril de 2020

Ruta MTB en el Parque Natural Sierra de Guadarrama


Acudo al aparcamiento automatizado de Manzanares El Real a la hora fijada. Tengo reserva prepagada desde hace doce días y no quiero perderla.

AlfonsoyAmigos - MTB en la Sierra de Guadarrama

Apenas se oye un pequeño murmullo de movimiento de personal; los coches eléctricos hace tiempo que abandonaron la idea de sintetizar ruido artificial para sus motores.

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Cojo sólo mi pequeña mochila refrigeradora de agua y mis gafas polarizadas: No necesito nada más para dirigirme a la entrada, junto con los usuarios que tienen la cita a la misma hora que yo. Una fila ordenada de rostros tranquilos.


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En pocos segundos, paso mi móvil por el escáner y accedo al interior del parque. Una cámara inteligente, colocada estratégicamente sobre la puerta, habrá inmortalizado mi paso.
No puedo evitarlo: mientras sigo al grupo, me asaltan los recuerdos. La de veces que entré a este parque con mi vieja bicicleta, una de las últimas que convirtieron en chatarra. En aquel entonces, me bastaba con decidir en el momento el camino que debía explorar.
Ahora el último grito son las bicis-trac, bicicletas que avanzan sobre raíles, eliminando toda posibilidad de elección.


AlfonsoyAmigos - MTB en la Sierra de Guadarrama

Llega mi turno. Monto en la bici que me corresponde y, como si supiera quien soy, la máquina ajusta automáticamente la altura de la tija, el sillín y la posición del manillar. Mis zapatillas “blue star” se fijan a los pedales con un anclaje magnético de neodimio que, por seguridad, no me soltará hasta el final del recorrido. Hace años detectaron a un usuario rebelde intentando apearse sin autorización; no ha habido más intentos desde entonces.
El pedaleo es curioso, una mezcla de nostalgia y resignación. El pedalier electrónico me permite ajustar la resistencia y elegir la cadencia, pero la sensación no es la misma. Las ruedas quedaron en el pasado.


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Lo peor, sin embargo, es la megafonía. A través de los altavoces estratégicamente ubicados, simulan sonidos de naturaleza: agua corriendo, pájaros cantando, gritos de aves rapaces. Lo llaman "experiencia inmersiva". Parece ser que la instalaron con la intención de disimular el ruido del cadenado que arrastra las bicis-trac e intentar no molestar a la auténtica fauna, bueno, a la que no ha huido actualmente a otras tierras.


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Intento concentrarme en el aire fresco que aún se puede respirar aquí. Veo a un usuario dos bicicletas por delante, esforzándose como si estuviera entrenando. Pero, por muy duro que lo intente, ninguna bici-track puede escapar de las cadenas... Je, je.


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Superamos la curva del Mirador de los Poetas: Me pongo de pie sobre los pedales con la esperanza de distinguir algo a lo lejos, pero lo único visible es la nube de contaminación que cubre el horizonte. A veces, si tengo suerte, logro vislumbrar algo de Madrid desde el Mirador de la Reina.
Yo no vengo por hacer ejercicio, lo reconozco, tan solo lo hago por la necesidad de escapar, de respirar un aire que la ciudad me niega, y de rescatar de mi memoria los buenos momentos que compartí con amigos durante años.

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Al alcanzar el Puerto de la Fuenfría, noto cómo el aire fresco acaricia mi rostro. Aquí, en el collado, los raíles se bifurcan hacia diferentes direcciones, aquellas que recorrimos libres durante años, hacia el Puerto de Navacerrada, hacia Segovia o hacia el Collado del Rey y más tarde al de Marichiva. ¡Recuerdos imborrables!  Hoy, sin embargo, solo he pagado para llegar hasta aquí. Mi tiempo es limitado; los compromisos esperan.


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Aquí no hay problema para organizarte, sabes exactamente lo que vas a tardar en realizar el recorrido elegido. Pagas de antemano los kilómetros que deseas y la velocidad siempre se mantiene por igual en ascenso que en descenso a 20 kms/h.


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De regreso, sigo el mismo trazado, a un ritmo tranquilo. A ambos lados del recorrido, creo distinguir algunos de los viejos senderos que solíamos recorrer con AlfonsoyAmigos. Senderos que la maleza parece haber reclamado casi por completo.


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Finalmente, llego a la puerta de salida. Respiro hondo y pienso en reservar pronto para mi próxima ocasión. Estoy tan absorto en mis pensamientos que apenas noto el eco de mi propio subconciente: "ocasión, ocasión, ocasión…"
-- ¡Eh, oiga! ¡Oiiiiigaaaaa! ¿Se ha quedado dormido o qué? Su coche está bloqueando la salida del mío.

Alfonso

   

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6 comentarios:

  1. Buff...ojalá que no tengamos que vivir esos momentos prefabricados y preconcebidos, prediseñados y cuasiartificiales. Que ganas de respirar en libertad, dejando caer nuestras bicicletas por esos senderos tan recordados. Estamos ,necesitados de esos momentos y de esos abrazos al terminar cualquier bajada, subida, trailers o sendero habilidoso. Queda un día menos!!??

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  2. No puedo casi, ni terminar de leerlo, me entran ganas de llorar y,la cabeza me vueltas, las piernas me flaquean y casi no me sostienen, no lo has hecho con intención Alfonso pero, que disgusto me has dado. No sé lo voy a contar a mi bici, llevaré el secreto hasta enterrar el coronavirus.

    Un abrazo.

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  3. Me voy a volver finolis, me cachis en la mar, caspita, que no hombre que no, eso no puede ocurrir, llenar nuestros montes de raíles, que no me nieeeeergo.
    Pero seguro que algún día ocurrirá, esto o parecido, menos mal que yo no lo veré, pero paciencia ya queda un poquito menos para rodar realmente con nuestras bicis, la mía está tarde estaba llorando por que la dije aller que este domingo tampoco salimos.

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  4. Y las averías qué, es muy triste pensar por un segundo que esto pueda ocurrir!!! No poder parar a rellenar nuestros botes de agua de esas maravillosas fuentes que tenemos, como dice Fer espero que mis ojos no lo vean.
    Que gran relato por otro lado Alfonso.

    Un abrazo a todos. Un día menos!!!

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  5. La imaginación y los sueños al poder.

    Espero que sea eso, solo un sueño para poder disfrutar siempre de la bici tal como nos gusta y no cambiar un ápice.

    Tal como la tenemos concebida.....Nos gusta la bici?

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  6. Alfonso, qué maravilloso relato! Has logrado plasmar una atmósfera futurista y melancólica, un excelente contraste entre la nostalgia de las experiencias pasadas y la frialdad de la modernidad. Además, tu estilo es muy visual, nos transporta directamente al Parque Natural Sierra de Guadarrama en este peculiar escenario. ¡Enhorabuena! Alba Cari

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