Una de las “ventajas” de
vivir en Madrid es que tienes posibilidad de hacer girar los 360º de la “rueda
de la fortuna” y encontrar un lugar que, a priori, se escape de las nevadas
anunciadas.
Esta
semana, un total de 14 provincias estaban en alerta con riesgo de nevadas y
entre ellas Segovia y Madrid, al menos en las localidades cercanas a la Sierra.
Ya habrá tiempo de sobra para
pisar nieve, queda mucho invierno por delante, pero de momento vamos a intentar
regresar secos a casa y con esa intención nos acercamos al Paisaje Pintoresco (desde 1961) de La Herrería. Vamos
a ver si lo conseguimos.
Al
límite de los 0º y quizá más abrigados cada domingo pero con el ánimo de
siempre, acudimos al punto de encuentro, unos más pronto que otros*: Ángel, Enrique, Fer, Fernando, Galo, Jesús, Luis
Ángel, Patrick, Pawel, Santi y Alfonso.
*Las ansias de coger la bicicleta y de un nuevo
encuentro han jugado una mala pasada a Ángel, que esta mañana se ha levantado
de la cama de un salto sin comprobar el despertador y ha aparecido en El
Escorial “1 hora antes de la hora prevista” ¡Qué
grande! Afortunadamente,
habrá podido esperar relajado ya que hasta aquí no han llegado los “marditos
roedores”… perdón, los “malditos sopladores” municipales que cada mañana
despiertan en su casi vano intento de despejar las calles de hojas caídas.
Caras
habituales y otras no tanto e incluso alguna que hacía meses que no veíamos,
pero la alegría del encuentro se refleja con esa sonrisa de todos que nunca
hace distinciones.
Atravesar
el bosque de La Herrería es siempre
un placer para la vista y más en esta época. Hoy
no giramos hacia las vías del tren, sino que avanzamos dejando a la izquierda
la Cruz de los Romeros y muy cerca
la ermita de la Virgen de Gracia y
la fuente de la Ermita.
El
trazado sinuoso y en ocasiones complicado que recorremos de inicio activa las piernas
y nos va ayudando a entrar en calor hasta remontar y coger pista forestal asfaltada
que nos hará avanzar hasta puerta en cotera, pero no sin antes pasar de largo
junto a la fuente de la Reina, en
medio de un formidable castañar y detenernos al pie de la Cueva del Oso, que hoy no estaba en casa. Las vistas del Monasterio de El Escorial siempre impresionantes.
La
Silla de Felipe II, os lo garantizamos, sigue fría e impertérrita donde la
dejamos en anterior ocasión, pero hoy no la visitaremos. Seguimos adelante, por robledal en la senda de
los Ermitaños, en suave descenso por la ladera de la Machota Baja (1404m) de
camino hacia La Estación y Pajares.
Atravesamos el pueblo por la Avenida de la Estación y cogemos desvío hacia el camino de la Nava, cruzando las mismas vías del tren que tendremos que volver a superar unos kilómetros más adelante. Una sucesión de cortos pero duros toboganes por camino single, en ocasiones peligroso por miedo a una caída ladera abajo.
La
ausencia de charcos en el trazado nos permite coger el recorrido correcto y
evitar el auténtico repechón que
afrontamos en la ocasión anterior para tomar altura y coger el GR-10.
Ahora no hay pérdida por un largo recorrido por el camino que casi parece autopista y que otras veces hemos hecho en sentido inverso. El fuerte viento no nos preocupa en bajada.
Apretamos
marcha hasta llegar a cruzar por puente el arroyo del Robledillo a la entrada
de Robledo de Chavela, donde nos
tomaremos un breve respiro antes de reemprender la marcha.
Iniciamos
el largo ascenso, primero por asfalto por zona urbanizada y después algo más de
3 kms por pista forestal en medio de bosque de pino negral hacia el Cerro de Robledillo (1076m), donde
tendremos que ejercer de gabarreros para limpiar la senda por culpa de un pino
caído que nos impedía el paso.
Ya en
descenso, nuestro trazado nos lleva a bordear y pasar junto a la Ermita de San Antonio de Padua (de
1976) recorriendo sendero habilidoso y después un tramo por carretera que nos
pone ya en pista forestal larga y divertida hacia Fresnedillas de la Oliva disfrutando de las vistas.
Recorremos
partes del cordel del Puente de San Juan hasta el punto más bajo de la ruta y ya
por el cordel de las Pilillas volvemos a ir cogiendo altura, avanzando
realmente por la Cañada Real Segoviana hacia la localidad de Peralejo y junto a
la iglesia de San Matías Apóstol.
Los tramos
largos de cañadas se van alternando con otros de divertidas trialeras, logrando
que todos disfrutemos… bueno, hasta que Patrick sufre en una pierna un tirón
que le obliga a detenerse. Fernando
acude solícito para ayudarle a estirar; mano de santo.
Los
últimos kilómetros transcurren a muy buen ritmo a pesar de que las piernas se
resienten de tanto cambio de ritmo y de los fuertes y breves esfuerzos, pero no
se ha perdido el ánimo en toda la ruta.