Poner
la hora de quedada a las 8,30 en San Rafael no parece amedrentar a los que se
tienen que desplazar desde más lejos.
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Vereda de la Talanquera |
En
esta ocasión, soy uno más de los que consideran que madrugar y tenerse que
desplazar desde Madrid o algún otro punto distante para acudir a la cita merece
la pena.
Al
Paseo Rivera iremos llegando habituales y otros no tanto que después citaremos.
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Camino de Peguerinos |
Se
supone que estamos a unos 3 ó 4 grados centígrados a esa hora, pero alguien ha puesto
el ventilador en modo turbo y la
sensación térmica es inferior a cero grados.
Un poco tarde, cuando ya no hay remedio, surgen
dudas sobre si habremos cogido la equipación adecuada. Patrick tiene ya las
piernas curtidas en mil batallas; acostumbrados estamos a verle siempre con culotte corto, pero hoy hay otras piernas con los vellos de punta y no por gusto.
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Camino de Pequerinos
Fotografía de Enrique Ruiz |
Perdonad
al abuelo, si cuento nuevamente la anécdota de cuando me fui a comprar un buen
culotte. (Palabra que no la cuento más).
Pues bien, me presento un día en la tienda y pido un culotte con la mejor badana que tengan. Me dicen -claro, sin problema, pero tiene que ser pirata-
y mi respuesta -está bien, no me
preocupan las marcas-.
Rieron, pero dudando de si era broma. No lo aclaré.
Aprovecho
para recomendar esta prenda, el culotte pirata, pues vas más ventilado que con
la prenda de invierno, pero a la vez te protege las rodillas del aire frío.
Y
con indumentaria variopinta partimos un grupo hacia El Espinar. Si no llevas
las orejas tapadas es probable que las pierdas congeladas por el camino. Yo estuve a punto de quedarme sin ellas.
Tenemos
el “Paseo de las Bolas”, Calle de la Luna, a la vista y parece no haber nadie.
Los allí presentes se han puesto más a resguardo que de costumbre.
Ahora es el momento de saludarnos, presentarse los nuevos y pasar lista:
Andrés,
Ángel, Carlos Cobos, Daniel “Forlán”, Ferluy, Galo, Javier B, José “Cheli”,
José “Kona”, Juan, Luis Ángel, Luis Ángel Jr., Patrick, Samuel, Toño y Alfonso,
de los más habituales, pero también se nos han unido Javi y Enrique Ruiz del
Club Deportivo Sexmeros, y otros tres amigos que se animan por primera vez,
Lele, Manolo y Rafa. Creo que he contado 21.
Hoy
nuestros guías de ruta son Galo y Juan, que lo harán espléndidamente hasta el
abrazo final.
Muchas
de las veredas habituales han sido retocadas este año, utilizando máquinas que
han ensanchado las pistas y eliminado gran parte de las zonas pedregosas, pero
no importa, hoy no van a faltar piedras de todos los tamaños y formas, incluso
para llevarte alguna de recuerdo.
El
viento parece darnos una tregua antes de emprender el duro ascenso por el Camino
de Peguerinos. Pedaleo cansino tomando altura, ganamos temperatura y parece
sobrar ropa.
Ya te puedes hacer una idea sobre quien marchará bien el resto de la ruta y quien sufrirá más de la cuenta.
El
grupo se estira y me gustaría detenerme para hacer algunas fotos, pero es mejor
seguir dándole al pedal. Después costaría arrancar.
A
los compañeros que no tienen idea del recorrido les recomiendo reservar
fuerzas. Hemos partido de 1207 m de altura y tenemos que llegar hasta los 1620 m
casi de una tacada.
Breves
paradas para recuperar algo de fuerzas y reagrupar. En esta ocasión no
vemos perros abandonados, lo que
agradece Toño.
La
niebla nos impide disfrutar de las excelentes vistas habituales y hace más fresco el ambiente.
Enrique se quedará sin pastillas de frenos en el peor de los momentos, pero no hay problema, Ferluy lleva un poco de todo en su mochila y da con el repuesto adecuado en un pis-pas.
El
Río Voltoya, en sus inicios, discurre por nuestra derecha. Nace en la zona
enfangada que se encuentra en la Dehesa de la Cepeda, enclave de la Comunidad
de Madrid y que en este punto se da la mano con la provincia de Ávila y
Segovia.
En su recorrido recogerá agua de cientos de pequeños arroyos antes de volcarse
generoso sobre el Río Duero.
En
toda esta zona los caminos y senderos son muy pedregosos. Las últimas lluvias caídas aún los ha dejado más
descarnados y peligrosos. Todos ponemos a prueba nuestra habilidad y nos
jugamos la integridad de las máquinas y una mala caída.
Recuerdo el consejo de que "a mayor velocidad se superan mejor estos obstáculos", pero algunos pedrolos son lo suficientemente grandes como para bloquear la marcha.
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Al fondo Peguerinos y el Embalse de la Aceña |
José
“Cheli” se ira al suelo sin consecuencias graves y Javier B acabará pinchando.
Cualquier parada nos deja helados tras los últimos esfuerzos.
Tendremos
recorrido no exento de repechos, que van haciendo mella en las piernas, pero
nos queda por delante más de la mitad de la ruta.
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Sobre la Piedra del Sexmo de Peguerinos |
Y
ahora nos toca descender y soltar piernas. Desde los 1620 m nos dejaremos caer
hasta los 1316 m, a las inmediaciones del Embalse de la Aceña en el Municipio
de Peguerinos, que circundaremos en buena parte por camino muy agradable y de
excelentes vistas.
Antes,
hemos realizado una parada más larga en el pueblo, Peguerinos, lo que
aprovechan los “sexmeros” para localizar la “piedra del sexmo” y hacerse unas
fotitos.
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Piedra del Sexmo de Peguerinos |
Luis
Ángel Jr. ha pinchado y varios compañeros le ayudan a poner su máquina a punto.
Algún otros ajuste mecánico y algo de alimento para los cuerpos. El sol hace
acto de presencia y se agradece.
¿Será
ahora por trialera? - pregunta Ferluy. NO.
Galo-Juan,
Juan-Galo, Zipi y Zape nos muestran una pista totalmente inédita para la
mayoría por la que se rueda bien a pesar de su desnivel.
El entorno es digno de verse y oírse.
Seguimos
el trazado paralelo al Arroyo de Navalacuerda, que se escucha discurrir con fuerza y a pesar del esfuerzo en el
pedaleo, podemos mantener conversación.
La
estupenda pista nos pondrá frente al Albergue Forestal “Casa de la Cueva”, (1489
m) donde se pueden contratar hasta 45 plazas para grupos, en un entorno
privilegiado.
Nueva
parada más pausada. Merece la pena detenerse, unas fotos, unas risas relajantes
que llenan de energía antes de afrontar los últimos tramos duros.
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Junto al Embalse de la Aceña |
El
Campamento de Peñas Blancas tiene actividad. Lo dejamos a nuestra izquierda, se escuchan risas de críos y jóvenes.
Una
pista con toboganes rompepiernas nos pone a prueba, porque invita a ponerle
intensidad y se acaba pagando. Es un tramo de la Cañada Real Leonesa que nos sitúa junto a cruce
con el Arroyo de Collado Hornillo.
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Casa de la Cueva
¡¡ATENTOS!! ¿Quién sacó esta foto? |
En
muchas ocasiones y como parte de otras rutas, disfrutamos senderillo junto a
este arroyo, pero hoy haremos parte en ascenso para tomar el alto del Collado
Hornillo (1637 m).
Parte
por el sendero trialero y parte por la pista forestal, pero el caso es llegar
al Collado. El grupo se estira y se estira. El cansancio se acumula y tomar
altura se hace bastante duro. Ferluy, José “Kona”, Samuel y Luis Ángel Jr. se
resistirán a abandonar el sendero, pero con mucho esfuerzo añadido.
Sabíamos que este tramo sería muy duro, pero era el mejor final de ruta.
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Casa de la Cueva |
Cuando
llego arriba, al Collado Hornillos, veo a varios compañeros sentados en el
suelo y yo mismo seguiré el ejemplo... ¡al suelo! Desde esta posición veremos llegar a otros. Hay
que recuperar el aliento.
Ahora
quedan unos kilómertros finales rápidos, a veces habilidosos y siempre divertidos,
en los que nos dejamos llevar por la inercia. Apenas hace falta dar pedales.
Eso sí, procurando que en los desvíos y cruces de senderos no se extravíe nadie.
Con
un estupendo día soleado y arrasándolo todo con nuestra euforia aterrizamos en
Las Farolas, contentos, sedientos y hambrientos.
¡¡Felicidades
a nuestros guías!!