En plena canícula se despide el mes de julio, finalizan las fiestas de San Rafael y la ruta de AlfonsoyAmigos por el Puerto de Pasapán llega a su fin
Todo
un año queda por delante para que el mes de julio nos visite de nuevo, ojalá
que con temperaturas más templadas, doce meses para que las fiestas acudan una
vez más a la cita aún con más fuerzas y ganas que en esta ocasión; pero
AlfonsoyAmigos volverá a realizar nuevas rutas cada semana “con el permiso de
las autoridades y si el tiempo lo permite”.
Una
vez obtenidas las licencias oportunas y puestas a buen recaudo, a las 8 de la
mañana acudimos junto a la estación de Renfe de El Espinar reducido grupo de
fieles a las citas: Andrés,
Ángel, Enrique, Juan, Miguel Ángel, Rafa y Alfonso.
La
Carretera de la Garganta es testigo de nuestras primeras y animosas pedaladas y
al poco saludamos a quien ha madrugado más que nosotros y se encuentra en la
caseta-taquilla de La Panera.
Avanzamos
para cruzar el Río Moros por puente
que quedó desbordado por las aguas el invierno pasado. Ahora nos cede el paso sin oponer resistencia
para permitirnos coger el Cordel de la
Campanilla y haciendo requiebro junto a los restos de la Casa de Venta Quemada.
El
sol estará presente desde el primer momento, pero hoy parece que nos quiere dar
un respiro en las primeras horas y ello anima a coger buen ritmo por la
sucesión de toboganes que vamos superando, dejando atrás el apeadero de Los Ángeles de San Rafael.
Los
arroyos apenas con un testimonial hilo de agua y los campos con hierba seca y
amarilla por la que nuestras ruedas se abren camino hacia las cercanías de Otero de Herreros, desde donde dimos
comienzo a nuestra ruta en noviembre de 2021.
El terreno da un respiro, se suaviza e incluso va perdiendo nivel, invitando a apretar la marcha por la Cañada Real Soriana Occidental, hasta que llegamos a la Fuente Milanillos, en el Cordel de Matazarzal.
Dejamos
atrás una entrada habitual, el arroyo de
las Víboras y el arroyo Podrido
(curioso nombre) y nos vamos un poco más adelante donde nos vemos obligados a
abrir y volver a dejar cerradas dos puertas de alambreras atadas.
Un corto
tramo por sendero entre pinares y ya cogemos pista forestal que va tomando duro
desnivel. Estamos
en el GR-88.
En
pleno esfuerzo por mantener el ritmo de Enrique (en eco), recibo llamada de nuestro
amigo Fer en un tramo que hay cobertura: Junto
al amigo Paco, han decidido partir desde la cara sur de Pasapán para remontar puerto
y bajar a nuestro encuentro, pero han cogido desvío diferente. ¡¡Marditos roedores!! Los dos van electrificados así que harán
esfuerzo por alcanzarnos.
Inmensa
alegría al ver de nuevo pedaleando a un amigo que el 16 de mayo tuvo grave lesión
y consecuente complicada intervención quirúrgica. Y todavía hay quien piensa que la fuerza de voluntad no existe. Casi todo se consigue poniéndole disciplina y
parece ser que motivación no le falta. ¡¡BRAVO!!
Ya juntos
completamos los kilómetros que nos restan para llegar al Collado de Pasapán. Bueno,
juntos, juntos… Enrique se ha querido poner a prueba y ha completado tramo sin
detenerse y por detrás, Andrés y Juan se han detenido en las fuentes, que no
dan agua por los caños pero donde los arroyos fluyen aún con soltura.
El
calor aprieta, pero resulta soportable en el Puerto de Pasapán (1846 m) e invita a tomarnos unos minutos de
relajo, aunque no deben pensar lo mismo Enrique, Andrés y Fer. El primero porque dice no haber subido nunca hasta el alto del Refugio
Descansadero (en ruinas) y la antena
(1997 m), el segundo porque le anima a no quedarse con las ganas y el tercero
porque se une a acompañar a los primeros.
De
broma o de veras pero allá que van los 3 mosqueteros a la conquista de la cima…
Un fuerte abrazo y recuerdo
para nuestro amigo Bombi que hace años sufrió fuerte pajarón tras lograr ese mismo
triunfo.
La
espera se lleva bien, no nos podemos quejar, pero al reagruparnos y ponernos de
nuevo en marcha algunas piernas parecen resistirse. Menos mal que ya se trata de bajar y bajar.
Tomamos
un tramo del Cordel de Matazarzal y
luego el GR-88 hasta el Alto del Casetón
(1727), con formidables vistas, pero ya nadie se quiere detener y prefieren
iniciar descenso por pista muy rota, seca y resbaladiza que pone a todos en
tensión y los frenos al límite.
Cruce
con la pista forestal que nos dará respiro por unos kilómetros y zigzagueo de
caminos pasando junto al Pino Cardosillo
tantas veces visitado, tantas que pasamos de largo sin ni siquiera saludar y
acabaremos deteniendo nuestra marcha junto a Puente Negro.
Nos
faltan unos kilómetros para llegar a destino, pero ya cruzamos felicitaciones
por el trazado realizado mientras pasamos junto a las frías piscinas de La Panera, que no han asustado a numerosos
visitantes que se han atrevido a meterse al agua.
Y
colorín colorado… A muy
buena hora, incluso más pronto de lo esperado, sin incidentes, completada ruta
que no deja indiferente y con ganas de disfrutar de la invitación de Miguel Ángel
a cervecitas frías.
…me fijo en la mirada perdida de Fer. ¿Estará pensando en volver a salir por la tarde?
Trazado con la subida a las ruinas del refugio.