Cuerpo sabio, bici fiel y calor con banda sonora
Y el sábado, sin pensarlo demasiado, respondí a su guiño. Salí en solitario, sin aparejos, pero con los sentidos despiertos. Un paseo breve, silencioso, suficiente para recordar que, aunque el verano aprieta, el vínculo permanece.
Para el domingo también tenía planes: acudir a la propuesta que habían realizado otros amigos. Pero el cuerpo, sabio y veterano, pidió calma tras lo visto el sábado. Y lo escuché.
No era la primera vez. Recuerdo
varios “pajarones” estivales, (así los llamamos con humor). Golpes
de calor que apagaban el entusiasmo y convertían la ruta en reto. Sudores
fríos, energías que se evaporan… momentos que enseñan, aunque lleguen sin
avisar.
La ruta que se sugería prometía pocas sombras,
y el sol ya avisaba de que se presentaría con fuerza. No
fue una renuncia: fue respeto. Al cuerpo, al verano, y a la
bici.
Siempre me sorprende ver cómo a algunos compañeros el calor no parece afectarles
Son capaces de darlo todo, incluso cuando el sol es el rey del mambo y las horas piden tregua. Les admiro, sinceramente. Pero también sé que cada cuerpo tiene su historia, su termómetro y su límite. Y el mío aprendió a protegerse.
El verano tiene sus fieles seguidores. Pero yo soy más del invierno
Cuando el aire corta la cara, y las ruedas
crujen sobre hojas secas, me siento más ligero. El
frío no me resta: me devuelve el aliento. Me
reconecta.
Ahí, entre capas térmicas y caminos silenciosos, me siento más yo
Y cuando llegue ese fresco esperado, que es mi auténtica temporada, la bici volverá a llamarme, pero con más intensidad. Saldré a su encuentro, como siempre, con ganas renovadas, o tal vez lo haga antes, como a hurtadillas, robándole unos kilómetros al calor.
Non stop ¡¡¡
ResponderEliminarTe leo y me reconozco en ese amor por el invierno. También siento que el frío me limpia por dentro. Ya queda menos para nuestras rutas heladas ⛄Ana C.
ResponderEliminar¡Qué pedazo de relato, Alfonso! Hasta la bici parecía guiñar el ojo de verdad 😄 El invierno te llama, lo sé. ¡Yo mientras os leo con la birra en la mano! 🍻 Canito
ResponderEliminarLucía M. (Marketing Specialized Iberia): Nos encanta ver relatos que celebran el vínculo emocional con la bici. Esa sensibilidad ciclista conecta con lo que sentimos al diseñar cada cuadro de la gama S-Works: ligereza, potencia, alma.
ResponderEliminarNo fastidies Alfonso...donde estén esas tardes o mañanas en las que te pones un culot y un mallot y sales a rodar, que se quiten esas mañanas de invierno (tardes no porque no hay luz) donde te tienes que poner más capas que una cebolla. En los parajes Espinariegos, se puede huir del calor muy fácilmente. A descansar y cogerlo con más fuerzas. El blog te necesita.
ResponderEliminarSiento no conocer tu identidad, amigo o amiga... En cualquier caso, considera que en mi texto hay mucha literatura. Alfonso
EliminarMe gusta que destaques la importancia de respetar los límites físicos. Los “pajarones” estivales suelen estar ligados a la deshidratación y la pérdida de electrolitos. Tu relato podría ser material de prevención en cualquier consulta de medicina deportiva. Saludos. Carmen S., soy médico deportivo.
ResponderEliminarTus palabras me trajeron a la última ruta que hice bajo el sol de mediodía. A veces menos es más, y tu paseo silencioso lo demuestra. Lucía Pedal
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