A veces el otoño invita a mirarse por dentro
antes de mirar la montaña
Los
días se acortan, las sendas se llenan de hojas y el aire trae ese olor a madera
húmeda que despierta recuerdos. Tal
vez sea momento de pedalear sin prisa, de reencontrarse con uno mismo en cada
curva del camino.
Frente al espejo
Te miras,
y sabes que tu memoria no vive en el pasado:
pedalea contigo.
No
guarda los días antiguos en vitrinas,
sino que los lleva sujetos al manillar,
como amuletos que respiran cuando el aire es limpio.
Cuando escribes, no recuerdas: revives.
No
nombras la ausencia: la conviertes en presencia,
como si cada palabra encendiera una luz
en el camino que aún queda por andar.
Has aprendido a convivir con
la pérdida
como quien conversa con una sombra que sigue a su paso,
sin miedo, sin tristeza,
solo con respeto.
Y así, cada subida, cada sendero, cada foto,
tiene algo de ofrenda,
algo de gratitud.
La bicicleta ya no es solo bicicleta.
Es
brújula, es refugio,
es la forma que tienes de seguir hablando con la vida.
Y la
montaña, que antes era escenario, ahora es voz:
te escucha y te responde con silencio.
Sin proponértelo,
has hecho de tus rutas un hogar compartido.
Hay
quienes pedalean contigo sin saber por qué,
y quienes leen tus palabras buscando su propio aire.
Porque
cuando cuentas una historia,
no hablas solo de ti:
hablas de todos los que alguna vez
se negaron a dejar de sentir.
Lugar de encuentro: Calle Fuente Albadalejo - Torrelodones
NOTA IMPORTANTE: Hay obras en la zona que no detectan los navegadores del coche.
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