Cuando el cuerpo llama y el alma responde
AlfonsoyAmigos sigue oficialmente de
"vacaciones", ese tiempo de pausa que me he concedido para vivir
otras aventuras de la vida.
Pero a veces, la llamada de la montaña y la
bicicleta se vuelve un eco tan fuerte que es imposible resistirse. Este
domingo, la conjunción astral fue perfecta: la convocatoria llegó de los
compañeros.
Además, las temperaturas por fin se mostraron
compasivas, amables con quienes huimos del calor asfixiante que está marcando
este verano. Y la guinda del pastel: los nietos, ¡benditos
sean!, nos concedieron una tregua, un respiro que abrió de par en par la puerta
a una mañana sobre ruedas.
Ante tal invitación del destino, la decisión
fue clara, rotunda: acudir a la cita. Sentía
la necesidad de dar vida a las fotos que ya intuía que haría, de plasmar en
imágenes la energía del momento y, sobre todo, dejar aflorar la alegría y el
agotamiento de una jornada que, aunque intensa y con sus desafíos, me dejó el
alma completamente satisfecha y el cuerpo bien cansado.
Y fue una excelente elección, de esas que te
recuerdan, golpe a golpe de pedal, por qué amas este deporte y esta compañía. Acudimos
a la cita un puñado de amigos, esos cómplices de pedaladas y confidencias: Andrés,
Ángel, Fer, Juan, Luis Ángel, Rafa, Raúl y Alfonso.
El boceto de la ruta prometía, y no defraudó en cuanto a intensidad. Se desvió del track original, eso sí, con Fer marcando el camino con entusiasmo, improvisando sobre la marcha en más de una ocasión y dándolo todo desde el comienzo. Finalmente, la altimetría nos regaló unos respetables 1000 metros de desnivel acumulado, un buen trabajo de piernas y pulmones que se hizo sentir.
Intentamos explorar algún sendero que recordábamos de viejas aventuras, revivir antiguas sendas que guardaban ecos de otras risas. Pero la montaña, a veces, nos recuerda quién manda: las malas condiciones en que se encontraban nos obligaron, con un punto de sensatez, a desistir. Sin embargo, ese pequeño contratiempo, esa renuncia a un camino esperado, fue lo de menos, una anécdota sin trascendencia real frente a lo verdaderamente importante de la jornada.
La buena disposición de cada uno, la voluntad
compartida y las ganas de superar cada obstáculo que se presentaba en el
camino, ya fuera una subida empinada o un sendero complicado, fueron la
verdadera guía que nos llevó adelante.
Más tarde, uno de los compañeros se sinceraba
conmigo, y sus palabras resumieron mucho de lo que vivimos: "En
varias ocasiones he tenido tentación de dejar la bicicleta, pero al final la
lógica se ha impuesto... ¿Por
qué lo voy a dejar si disfruto con lo que hago y de la compañía de los
amigos?"
La verdadera ruta la trazan las sonrisas
compartidas en un alto, los ánimos en las subidas más duras, y esa complicidad
silenciosa que se genera cuando un grupo de personas, con un objetivo común,
deciden enfrentar los retos juntos.
Fue una mañana de esas en las que el talante
positivo de cada uno sumó para crear una energía colectiva imparable, una
fuerza que te empuja y te hace sentir parte de algo más grande que tú mismo.
La montaña, con sus desafíos y sus senderos a
veces intransitables, se convirtió en el escenario perfecto para reafirmar una
verdad que siempre me acompaña: que más allá de la destreza o la resistencia
individual, lo que perdura, lo que de verdad llena el alma, es la alegría de
rodar en compañía.
Es la capacidad de transformar la dificultad en una anécdota compartida, en un recuerdo que se guardará con cariño y que nos hará sonreír la próxima vez que nos encontremos en el camino.
Fer: ¡Vamos!
Sensacional la mañana. Esos rampones de La Jarosa y la llegada a Lagasca ponen a cada uno en su sitio. Pero siguen pasando los años y seguimos superando todos los retos que se nos plantean domingo tras domingo.
ResponderEliminarY sí, Alfonso, por mucho que me guste la bici, el motivo fundamental de acudir a cada ruta convocada es por ver y pasar una mañana inigualable con lo amigos, con vosotros.
Seguro que seguiremos así muchos años disfrutando no solo de el "Nos gusta la bici?" si no de la compañía que es lo esencial.
Steve Jobs dijo en una de sus celebres frases: "Si quieres ir rápido, ¡ve solo! Pero si quieres llegar lejos, ve acompañado"