Anunciadas fuertes rachas
de viento, tal vez lo peor para un ciclista, pero AlfonsoyAmigos no se amilanó
Tras lamentar graves
incidentes y desgracias ocurridas por culpa del viento, media España se
encuentra en estado de alerta y los avisos de lluvia y nieve continúan.
El equipo de expertos de
AlfonsoyAmigos vuelve a sondear los mapas, consulta las previsiones y recaba
información directa de los equipos desplazados a varios puntos de las
provincias cercanas.
El objetivo: Encontrar
una isla placentera en un mar de tormentas.
Y finalmente se fija como
punto de encuentro la localidad madrileña de Moralzarzal, inicio y fin de muchas de nuestras rutas.
Ausencias anunciadas con
anticipación (¡mejórate Fer!) y otras que te hacen dudar de si la súper madrugada motivada por
el cambio de hora estival ha sido imposible de salvar para alguno.
Con frío, mucho frío y un
viento que aún aumenta más la sensación, pero los que allí acudimos estamos
dispuestos a afrontar lo que nos echen encima.
Ángel, Enrique, Fernando,
Juan Patricio, Luis Ángel, Miguel Ángel, Nico, Patrick, Pawel, Rafa, Sergio,
Toño y Alfonso.
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Un abrazo para Maruja |
Los que vienen de allende
el Alto del León nos cuentan que han dejado atrás una nevada que les ha
acompañado hasta Guadarrama. Aquí, de momento, apenas ha caído un poco de agua
nieve a nuestra llegada, pero la mañana parece despejarse.
Como lo que queremos es
entrar en calor lo antes posible, nada mejor que afrontar de entrada el ascenso
por el Cordel de la Ladera hasta el mirador de Moralzarzal, desde donde tenemos
unas formidables vistas nevadas de toda la sierra y no podemos dejar de hacernos
la foto de rigor.
El descenso rápido es
menos peligroso que en otras ocasiones porque la pista parece haber sido
arreglada recientemente y no está tan rota por la lluvia. Agrupamos en el cruce
con la Cañada Real Segoviana.
Vemos pasar con rapidez a
equipo ciclista+perro y a otro más tras ellos. Una persona que controla un
cruce nos informa de que hay una prueba bici-can.
No son perros husky siberiano y tampoco hay demasiada nieve en los caminos, pero la
imagen que nos dejan nos traen recuerdos de otros deportes invernales.
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Lo que el ojo no ve ¿Quién se oculta en las sombras? Y ese dedo ¿a quién va dirigido? |
Nuestra marcha sigue, atravesando primero polígono industrial y siguiendo después la cerca del
Convento de Calatrava, que ya conocemos en ambos sentidos. Cruzamos la carretera de Becerril de la
Sierra y después la de Navacerrada (los
coches circulan por aquí a más velocidad de la debida).
Un afectuoso saludo para Alicia, cuñada de Luis Ángel, que un día se va a encontrar con 15 ó 20 ciclistas a la
puerta de su casa reclamando un suculento desayuno.
El viento se deja notar y
el terreno está bastante pegajoso pero sin que la tierra se adhiera a las ruedas.
No recuerdo en qué momento de nuestro recorrido llegó a caernos una ligera
nevada, pero fue tan ligera que ni siquiera dio lugar a que nos pusiéramos los chubasqueros.
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Se resguardan del viento |
Bordeamos El Berrocal,
atacamos zona de piedras y nos agrupamos junto a gran árbol (vuelvo a reconocer mi incultura arbórea). Una zona que ya hemos
recorrido también en numerosas ocasiones y siempre con agrado.
De a uno, con habilidad y
destreza seguimos Camino de Santiago alejándonos de Mataelpino hacia la
urbanización de Vista Real y ese “corto pero duro repecho” que siempre se nos
resiste, pone a prueba a los más duros y hábiles y consigue tantas y tantas
carcajadas de todos. Esta vez no fue diferente y sólo Toño consiguió remontar
la parte más dura, que estaba totalmente rota.
El Arroyo de la Angostura,
con más caudal de agua que en otras ocasiones, nos escolta en nuestro recorrido
por ir tomando altura en una zona especialmente resbaladiza y complicada, hasta
que cruzamos nuevamente la Carretera de Navacerrada y nos situamos en el
Collado de las Cabezas. A nuestra derecha el Cerro de las Cabezas.
En otras ocasiones
giramos hacia la derecha y nos dejamos caer hacia el Embalse de Navacerrada,
pero esta vez Patrick nos tiene reservada una sorpresa, la trialera del Cola-Cao, que por su nombre tal vez sugiera que podría
ser apta para críos… y a la que nos lanzamos confiados. Nico la conoce y avisa pero... ¿Quién dijo miedo?
Las indicaciones se
escuchan fuerte y claro: “Por la derecha, por la izquierda, sin miedo...
¡cuidado! ¡CUIDADOOOO!
No habrá más remedio que poner
pie en tierra más de lo esperado, más de lo deseado. Tal vez en próxima ocasión
ya recordemos el mejor trazado a realizar.
Y, sin embargo, un grupo
de 8 ó 10 ciclistas jóvenes, que ya hemos visto unos kilómetros atrás, sin
doble amortiguación en sus máquinas y sin mochilas (será por eso) nos adelantan en la bajada a una velocidad pasmosa. ¡Juventud
divino tesoro!
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Lo que el ojo no ve
¿Alguno se ha dado cuenta de que Juan iba con triciclo? |
Sube y baja divertido por
pista forestal y nos plantamos en la pantalla del Embalse de Navacerrada, que
está casi a su mayor nivel de agua, bien colocaditos para hacernos una foto. La
demora por unos segundos de Luis Ángel casi provoca que el resto salga volando
por las fuertes ráfagas de viento.
Por evitar ascenso por
carretera, nos adentramos en la cerca que bordea el embalse, pero la crecida de
agua dificultará nuestro avance más de lo esperado.
El grupo se conoce el
recorrido y avanza rápido, pero atrás tendremos que parar por una rotura de
cadena de Patrick. El resto, guiados por Toño, seguirá adelante por la Dehesa
del Valle hacia la Vereda de Roblepoyo.
Estoy convencido de que Toño lo hace a
conciencia, sabiendo que van a tener que atravesar zona de gran acumulación de
agua y sin escapatoria, donde ya tuvimos risas cuando coincidimos en ruta en febrero de 2014 con los
amigos de Mybikesport años
atrás.
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Foto para el recuerdo Con los amigos de Maybikesport Febrero de 2014 |
Irán y volverán, para reírse
doblemente, y coger después la variante que discurre a más altura y que evita mojarte los pies. La misma que cogemos los que ya hemos solventado la
avería.
Hoy nos olvidamos del
duro ascenso al Cerro del Castillo y optamos por acercarnos a Collado Mediano,
pasar por la calle de nuestro amigo Jorge y disfrutar como locos del trialero
descenso por el Camino de la Pasada, junto a antiguas canteras, ¡auténtica pasada!, hasta la localidad de
Alpedrete.
Agrupados, todos sanos,
con caras de emoción, con la adrenalina desbordando los poros; la misma que ya
mantendrá a Toño “súper eufórico” el resto de la ruta. Parecerá gato enjaulado saltando de pared a pared.
Nuestro recorrido
continúa junto al Hospital de Collado Villalba y avanzando por zona complicada
de piedras que todos intentamos superar de la mejor forma posible. Piedras,
pedrolos e increíbles lagunas de agua acumulada (vaya racha que llevamos).
Por el antiguo Camino de
Alpedrete ya recorremos rápidos, pero con precaución y saludando a los viandantes, los últimos kilómetros que nos sitúan de nuevo en
nuestro punto de partida para retomar los abrazos que ya cruzamos a primera
hora.
La ruta era conocida,
pero los que hoy han acudido a la cita la han convertido en diferente.