Introducción de Alfonso:
La
Venganza de Moctezuma es una expresión popular
conocida por muchos y que normalmente se refiere a una manifestación de la
diarrea del viajero… tal vez por las veces que te toca “viajar” a visitar al
Sr. Roca.
Desde hacía unos 10 días, algún mal diabólico me escogió como víctima. Ignoro si fue la “Venganza
de Moctezuma”, la “maldición de Tutankamón” o la “maldición de la chica de la
curva”, a la que por cierto me encontré la otra noche, pero el caso es que he
llegado al fin de semana con el culo más pelado que el de los antiguos monos
del Parque del Retiro.
Una buena limpieza
intestinal periódica puede llegar a ser incluso recomendable ¿verdad doctores?,
lo malo es que al durar más de lo previsto se pierde mucha agua que arrastra
demasiadas sales y minerales, provocando debilidad.
Así estaba yo el sábado,
débil, muy débil, habiendo perdido casi dos kilos de peso. ¡Bien! dirías, pero
lo malo es que la mayoría correspondía al cojín mullidito que ya me había fabricado
al final de la espalda, si, el que reposa sobre el sillín de la bici.
En estas condiciones
afronto el domingo, con las reservas de glucógeno muy bajas, con la sensación
de haber perdido masa muscular y sabiendo que voy a encontrar compañeros
ansiosos de bicicleta…
¿Y si me quedo en casa…?
“DESDE EL TELEGRAFO CON AMOR”
Texto: Patrick Schoch
Se aproximaba el Domingo y llegaban las dudas: la
salud del comandante no mejoraba y el ultimo parte daba como veredicto
“Flojedad y cansancio general: No apto para el servicio”. Última reunión del gabinete de crisis y la
decisión tomada fue programar una ruta por el Monte del Telégrafo. Una ruta
de pocos kilómetros pero de gran dureza física y técnica.
Además, varios elementos colchoneros del grupo
tenían que acudir pronto al encuentro contra el Barça y esta ruta permitía
varias rutas de escape hacia los vehículos… Así que decidido! El Monte del
telégrafo era nuestro e íbamos a descubrirlo en todos sus estados incluso sus
caras más ocultas y prohibidas!
Placer adulto… Solo para iniciados… Pesadilla
para unos, máximo disfrute para otros. El track de la ruta se mantiene como “Alto
Secreto: Solo para sus ojos” y no se comunica nada a los agentes de la misión… La
sombra de los recortes, tal un “Espectro” planea.
Esta mañana, para tan peligrosa misión los
siguientes agentes han sido convocados: Alfonso como “M” (¡Aparece y hace “de
tripas corazón”… nunca mejor dicho), Andrés-Agente “Andante”, Bombi-Agente
“Ahora me ves, ahora no me ves”, Chicho-Agente “10 minutos más…”, Chupo-Agente “Sin
casco… y a lo loco”, Eva-Nuestra “Chica Bond”, Enrique-Nuestro “Geni-Agente”,
Ferluy-Agente “Tira-palante… y no te osties”, Germán-Agente “sube-y-baja”,
Jorge-Agente “Me voy pacasa”, Mayor Juan “Jefe de Intendencia Q”, Luis Angel-Agente
“Me apunto al bombardeo”, Luis Angel Jr-Agente “Novato-loco-suicida”,
Pawel-Agente Doble “EsPolañol”, Ramon-Agente “Saltarín”, Santi-Agente “Primeros
auxilios”, Samuel-Agente “Adelantador”, Toño-Agente “Chuletón” y Patrick-Agente
“Con la lengua pafuera”
Después del briefing de la misión los agentes se
equipan y pertrechan con todo tipo de artilugios y “gadgets” modernistas… El
jefe del servicio secreto de AlfonsoyAmigos
se da cuenta de que el Agente-Chupo va sin casco. El Agente-Bombi contacta con un
piso franco de la antena de Moralzarzal y arregla la situación en un periquete.
Allá que vamos dirección al Monte del Telégrafo pero el Agente-Enrique no aparece.
Antes de pensar que es agente-doble que se ha pasado al enemigo nos envía un
mensaje cifrado y nos comenta que no ha logrado sincronizar su GPS con nuestro
satélite espía y se encuentra en un depósito o cerca de una plaza de Toros. Mandamos
al agente Pawel para recuperarle y empieza la subida al Monte por la pista
principal.
Primera misión: reconocer una nueva trialera que se
sitúa en la vertiente norte del monte y que empieza en el mismo punto que la ya
conocida como la del “Somier” y que bautizaremos como la del “Colchón”… Después
de subir por la ya conocida pista principal nos sorprenden las altas
temperaturas que obligan a varios agentes a quitarse ropa de abrigo y el grupo
se estira.
Nos reagrupamos todos cerca
de la puerta del Somier y nos hacemos una obligada foto de grupo encima de una
enorme piedra con vistas impresionantes a la sierra nevada, punto de partida de
la Trialera del “Colchón”.
Los agentes Luis Ángel Jr, Ferluy, Chupo y Germán
se lanzan sin miedo por la nueva trialera que se revela muy pronto como de
dificultad extrema con escalones de piedras, roderas profundas y pendiente muy
pronunciada. El resto de agentes seguimos prudentemente hasta que la cabeza nos
impone poner pie a tierra y seguir bajando a pie los tramos complicados. Pronto
se suaviza y podemos disfrutar de la última parte que se adentra serpenteando
en el pinar y tiene mucho “Flow”.
Reagrupamiento al sol y nos avisan de un pinchazo más
arriba. Tomamos nuestro mal con paciencia y algunos agentes intranquilos como el
agente-Germán y Jorge se dedican a explorar el terreno cercano subiendo y
bajando por las múltiples sendas existentes.
Nos toca seguir por la ladera del monte en una
single Trail divertida que enlaza con la bajada del Somier y nos lleva al Pilón
donde sin parar empezamos la “Single Trail de Monteredondo” que discurre
paralela a la carretera M-601 de Navacerrada y con mucha velocidad nos lleva a
la Cara Sur del Monte. Nos avisan por radio de otro pinchazo y caída del agente
Ramón después de un salto fallido, por suerte sin consecuencias.
Empieza Operación “Telégrafo Óptico” y la ascensión
por la cara sur del monte del Telégrafo por una pista a veces muy rota que se
va empinando cada vez más y con duras zetas donde más de uno con el corazón
desbocado y después de un derrape inoportuno tenemos que poner pie a tierra.
Mención especial para Eva nuestra “Chica Bond” quien corona sin ni siquiera una
paradita!
Arriba cerca de la Torre del telégrafo reponemos
las fuerzas ya mermadas y disfrutamos de un espléndido sol. Tomamos cualquier
sustancia energizante de nuestro macuto para afrontar la segunda Trialera del día
cuyo nombre oficial anuncia peligro y tecnicidad máxima, se trata de la temible
“Trail to Hell” con sus escalones imposibles y sus pendientes vertiginosas.
Es con envidia que veo Luis Ángel Jr. y Ferluy
lanzarse a tumba abierta por las zonas más reviradas y peligrosas de la
trialera y pronto se pierden de vista entre los pinos. Los demás seguimos cada
uno a su ritmo y con cabeza poniendo pie a tierra en estas zonas donde una
caída podría ser dolorosa y con graves consecuencias. Más abajo nos reagrupamos porque Jr, forzando
su máquina al límite, ha destalonado y debe reparar.
Seguimos la bajada que se hace eterna enlazando
tramos más rodadores con otros más técnicos donde las lluvias recientes han
abierto verdaderas zanjas que hacen difícil rodar por ellas sin caer dentro y
hacer resbalar la rueda.
Después de cruzar una pradera y pasar una fuente, la
trialera sigue y enlaza curvas cerradas con escalones de piedra hasta bajar al
Valle y al arroyo del mismo nombre que baja cargado de aguas de la ladera
Sur-Este del monte.
Estamos abajo del Monte en la pista del camino de
Moralzarzal y muy cerca de los coches por lo que un grupo de agentes decide
abortar la misión y regresar a la base para realizar el “de-briefing” de la
misión y tal vez redactar informes…o mejor tumbarse en un mullido sofá para
relajar las doloridas piernas y ver su equipo favorito jugar.
El resto del grupo no se rinde y afronta con ganas
y rabia la última misión del día: “Que verde era mi Valle”. Toca de nuevo
subir, esta vez por las zetas de la cara Este del monte y ponemos toda la carne
en el asador para olvidarnos de las piernas ya muy tocadas y seguir subiendo
por una pista donde se suceden zetas de piedras rotas y de cemento que permite
un ligero descanso a la mente por no tener que seguir una determinada trazada.
La avanzadilla con nuestra “Chica Bond” en cabeza corona cerca del refugio del
Seprona pero van tan lanzados que siguen subiendo y debemos lanzar bengalas
para llamarles al punto de reunión.
Nos queda la última Trialera del día: “La Trialera
del Valle” que como su nombre lo indica sigue el fondo del valle y su arroyo.
En principio una bajada algo “menos” técnica y que va de más a menos
complejidad pero que, otra vez, las lluvias con sus roderas la complican en su
tramo medio y no permiten bajar con todo el “Flow” deseado o quizás sean las
piernas y fuerzas ya muy mermadas que impiden tener la pericia necesaria para
bajarla mejor!
Último reagrupamiento y todos ponemos rumbo al
punto de encuentro donde nos espera nuestro Jefe Alfonso “M” que nos felicita y
nos invita a compartir unos refrigerios y Rancho bien merecido.
Conclusión: ¡Tendremos que entrenar más estas
Trialeras para poder disfrutarlas un poco más o…sufrirlas un poco menos!
El Vídeo de Patrick
El Vídeo de Patrick