Hay pausas que no interrumpen el recorrido
Este texto nace de una entrega total a la
emoción. Las palabras surgen como intuiciones
escritas, sin pretensión de ser respuesta ni sentencia: solo el reflejo de un
andar interior.
Ojalá te acompañe.
Rodar
sin brújula, pero con alma
Hay momentos en que el camino no se dibuja en un mapa, sino que se revela a cada pedalada. Aunque AlfonsoyAmigos esté oficialmente de vacaciones, los trayectos inesperados surgen… y te encuentran sin buscarlos.
Me permito elegir: estar o no, contar o callar. No hay presión. Hay cámara, sí, siempre la hay, pero no hay deberes en la mochila. Solo el placer de saber que puedo si quiero… y que no hacerlo también tiene su belleza.
La verdadera libertad no consiste en
hacer lo que uno quiere, sino en elegir cuándo hacerlo… y cuándo callar. Es pasar de timonel a navegante sin coordenadas, confiando en
el viento, en la amistad y en el propio instinto.
Y al regresar sin que una hoja en blanco
me espere, descubrir que eso también es narrar: desde la pausa, desde la
ausencia, desde ese suspiro que no se escribe, pero forma parte del viaje. Porque a veces, la mejor historia no se cuenta… se vive.
A todos
los que entienden que rodar sin rumbo también puede llevarnos lejos
No siempre hace falta un destino para
sentirse en ruta. Hay días en que la bicicleta se rinde al
corazón, no al mapa, y el cuerpo escucha su voz interior.
Dejarse llevar no es resignarse, sino
abrazar la intuición con confianza. La montaña no exige trazado: se deja
descubrir en cada paso. En lo improvisado habita una belleza que
no requiere explicación.
Pienso en quienes entienden esta forma de
rodar. Los que no cuentan kilómetros ni
desniveles, sino emociones al llegar. Los
que aceptan que un camino puede cambiar de ritmo, de voz, de sentido… y seguir
siendo inolvidable.
Rodar sin reloj ni compromisos me ha
revelado algo: pertenecer sin liderar, estar sin justificar. En esa ligereza descubro que puedo llegar más lejos: ya no
guía la meta, sino el momento.
A quienes saben que avanzar es elegir
cada pedalada con autenticidad, va mi gratitud. Porque estar libre no es alejarse, ni desaparecer, sino
habitar con verdad, incluso en la ausencia.
A veces, el rumbo más certero no se
escribe en un mapa, sino en el alma de quien decide seguir rodando.
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