miércoles, 8 de abril de 2020

¿Qué nos estaba pasando? ¿Algo va a cambiar?


De muchos es conocido. Antes de estar recluidos por el coronavirus yo era un habitual de la Casa de Campo de Madrid para entrenar con la bicicleta


AlfonsoyAmigos
Foto: Enrique Moratalla

En la última ruta MTB de AlfonsoyAmigos por la Dehesa de Moncalvillo, en fecha que ya nos parece muy lejana (8 de marzo de 2020, hace un mes) y mientras recorríamos el Azud del Mesto, le comenté a mi amigo Miguel Ángel anécdota que me había ocurrido justo la semana anterior:

"Conozco bien las limitaciones y restricciones que existen en la Casa de Campo con respecto a la bicicleta y al uso de pistas o senderos, por lo que, cuando se trata de coger fondo, por supuesto que me limito a recorrer las pistas autorizadas para ello.  
¡Ojo!, que a pesar de ser recorridos autorizados, no estamos en un velódromo. La velocidad máxima está limitada.

AlfonsoyAmigos - Casa de Campo
Además, siempre con mucha precaución, pues podrás encontrarte con corredores, andarines, con muchos niños y con algunos perros de larga correa, que prefieren también utilizar las pistas para sus recorridos en lugar de optar por los senderos paralelos.


AlfonsoyAmigos - Casa de Campo
Pero igual que digo una cosa, ahora te digo otra:
Hay ocasiones en las que no se trata de “entrenar”, sino de disfrutar de la tranquilidad del Parque, de la ausencia de sonidos artificiales, del bello entorno, de la posibilidad de sumirte en tus pensamientos y rodar sin prisas, de “paseo”.


AlfonsoyAmigos - Casa de Campo
Debo reconocer que, en esas ocasiones, ruedo por los senderos. Me olvido de las prohibiciones y pedaleo intentando fundirme con la naturaleza, escuchando el canto de los pájaros y el roce de las ruedas de mi bicicleta sobre el camino, deteniéndome aquí o allá. 


AlfonsoyAmigos - Casa de Campo
Me convierto en un “paseante montado en bici”. Ruedo tranquilo, con precaución, saludo y procuro no molestar a aquellos con los que me cruzo… Y vuelvo a casa con una tranquilidad difícil de explicar.
Pues bien, la semana pasada, ejercía yo de “paseante en bici” cuando me encontré de frente con una pareja, hombre y mujer. Al verme, ella jaló suavemente el codo de él y le dijo: “Fulanito aparta, deja pasar”.


AlfonsoyAmigos - Casa de Campo
La respuesta inmediata de Fulanito fue desprenderse con brusquedad de la mano de ella y soltar en voz alta, muy alta: “No me da la gana”.
Parado al borde del camino, les dejé pasar sin que tuvieran que variar un centímetro su trazado y solamente fui capaz de soltar un: “Buenos días” 


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Ahora, con la perspectiva de los días transcurridos en confinamiento, espero que Fulanito, su familia y todos los que actúan como él, gocen de buena salud y deseo que hayan sido capaces de darse cuenta de que es mejor ir por la vida con amabilidad y no con amargura, siendo más tolerantes, pues todo se puede llegar a perder en un instante, incluso la vida, cuando menos te lo esperes. 

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2 comentarios:

  1. Me parece que uno de los efectos de la Pandemia es que la mayoría están/estamos más 'bizcochones', dicho con cariño. Y me parece que esto está bien. Pero, perdonad mi escepticismo, también me temo que cuando la pandemia y sus recaídas pasen, muchos volverán/volveremos al egoísmo y la mala educación. Ya sabemos que tropezamos 2 veces en la misma piedra.
    Un abrazo muy fuerte y mucho ánimo a todos mis amigos de A&A, que siempre me han demostrado generosidad, jovialidad y buena educación. Espero que cuando esto pase, que lo hará, la situación nos permita disfrutar de la compañía mutua y de muchas rutas.

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  2. Me uno a tus reflexiones Alfonso y espero que sirvan para que algunas personas aprendan a compartir el espacio por el que todos tenemos derecho a disfrutar con el debido respeto entre todos.

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