¿Habéis tenido una ruta tranquila?
Pues todo depende de cómo se mire
¿A quién no le cuesta madrugar? Y más si el verano sofocante no te ha dejado
dormir bien. Afortunados
aquellos que gozan de aire acondicionado y los que andamos afincados por
tierras en las que el calor se toma descanso por las noches.
Tal
vez por no madrugar, por las merecidas vacaciones o el infortunio de las
lesiones, solamente hemos quedado 4 bikers libres de servicio. A saber: Andrés, Enrique, Juan y Alfonso. ¡Cuánto empeño en tan reducido grupo!
Estamos
en la localidad de Cercedilla y pocos minutos después de las 8 de la mañana y ya
se nos puede ver dando pedales con la inestimable compañía de una temperatura
bastante fresquita y agradable.
Rodamos
por la empedrada calle Mayor, donde la estatua de Paquito Fernández Ochoa nos
recibe siempre con los brazos abiertos. Un
par de kilómetros y dejamos atrás la estación de Cercedilla (actualmente en obras, al menos su zona de
aparcamiento) para tomar el primer tramo escalonado de la Senda Ródenas.
La
senda de tierra nos lleva a cruzarnos con el Camino Puricelli, cuyo nombre proviene de la empresa que inició las
obras de una carretera que uniría Madrid y Segovia a través del Valle de la
Fuenfría. Estas
obras fueron paralizadas en 1936, al comienzo de la Guerra Civil y nos
cuentan que el tramo conocido como Camino de la República, que vamos a recorrer
a continuación, formó parte del mismo proyecto.
Lástima
que no arreglaron un poco más los primeros tramos, lo que nos obliga siempre a
rodar sobre un empedrado que con el paso de los años se encuentra bastante
irregular.
Este
camino cambia su nombre al cruce con el de los Campamentos y nos encanta
introducirnos en sendero entre helechos para acercarnos a la bien plantada fuente de La Piñuela y su abundante
agua fresca, junto al arroyo del mismo nombre.
Seguimos
adelante por el camino Viejo de Segovia y aconsejo a mis compañeros que
recuerden punto X en un pequeño altiplano, pues por aquí
regresaremos más tarde. Nos
incorporamos a la carretera de las Dehesas, ya por zona en la que se prohíbe el
paso de coches y va tomando desnivel.
A
buen ritmo vamos dejando atrás los arroyos de La Fuenfría, Navazuela, Acebos y
Cerromalejo sin apenas agua testimonial, para plantarnos en el Mirador de los Poetas y hacernos unas
fotos rápidas, superar el monumento a la Puerta
de la Fuenfría y seguir adelante. No
queremos dejar de aprovechar la buena temperatura que disfrutamos.
La
Colada de la Fuenfría o Camino de la República tantas veces recorrida y el
mismísimo puerto de la Fuenfría que
hemos visitado en todas las épocas del año, muy ligeros de ropa o abrigados con
varias capas y hasta las cejas.
Foto
testimonial en el collado de Marichiva,
a las puertas de tierras segovianas a través de la Garganta del Río Moros, pero
seguimos pedaleando por el GR-10, Vereda del Infante o pista forestal de la
Calle Alta, siempre con espléndidas vistas, hasta la Loma de la Cierva.
Por
aquí nos adentramos en sendero habilidoso y muy complicado en ocasiones por fuerte
desnivel a tramos y la gran cantidad de piedra suelta. Estamos zigzagueando por la ladera siguiendo
casi el cauce del arroyo del Infierno. El
empeño es grande y mucho se logra, pero habrá que poner pie en tierra en más de
una ocasión. Ya
estamos de nuevo en el punto X.
Desde
aquí tendremos que volver a recorrer 2,5 kilómetros hasta las cercanías del hoy
en ruinas Albergue y Refugio de Peñalara, que perteneció a la Real Sociedad
Española de Alpinismo.
Tomamos
ahora descenso por la que en algunos mapas se indica es o fue calzada romana,
pero me cuesta creer que los romanos se esmeraran tan poco en esta ocasión. Final de camino de grandes pedrolos y giro a
la izquierda hacia la presa del Tirón de
la Raíz y el puente del Descalzo…
las piedras que no falten, que andamos sobrados.
El
camino, ahora sendero siempre en descenso, se disfruta a pesar de algunos
tramos complicados y avanzamos por la Vereda Alta en la Ladera de las Berceas
en pleno valle de la Fuenfría, que continuaremos por el Camino del Agua. No
hay pérdida si no coges desvíos equivocados y así regresamos, con recuerdos en
brazos y piernas de algunas zarzas traicioneras.
De
nuevo callejeamos por Cercedilla, que se encuentra a estas horas más animada por vecinos,
visitantes, comercios abiertos y mercadillo con puestos de colorido aspecto. Apretamos para subir la última cuesta para llegar
a nuestro punto de partida.
¡Caray
con la ruta tranquila!
Unas cervecitas a la salud de los presentes y de los ausentes.
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