Dicen que los experimentos... con gaseosa
Los químicos que han realizado
hoy el experimento por cuenta de AlfonsoyAmigos han sido los eminentes doctores
Andrés, Juan y Alfonso.
Hoy es viernes, ya lo sabemos,
pero se lanzó propuesta por si alguien más se nos quería y podía unir para,
juntos, intentar sacarme una espina que tenía clavada hacía más de dos años.
Al Puerto de la Morcuera hemos
accedido con nuestras bicicletas en numerosas ocasiones y en distintas épocas
del año, pero en estas fechas dudo que por mi parte lo vuelva a intentar.
Hemos quedado pronto intentando tomar
ventaja antes de que el sol y el calor atacaran sin compasión, pero con las
primeras pedaladas ya auguraba Andrés que el calor sería protagonista. Superamos la zona de El Berrueco.
Los primeros kilómetros sin
problemas, prácticamente seco el arroyo que tanto nos cuesta vadear en otras
ocasiones y por el que suelo recomendar llevar algunas bolsas de plástico o
calcetines de repuesto.
Repechos complicados, duros y
polvorientos, alternativa intentando evitar zona trialera habitual en otras
ocasiones y que tememos pueda ser caldo de cultivo de pinchazos con tanto cardo
y resecura.
El calor ya se deja notar, pero
pronto cogemos la nueva variante que había que estudiar y nos introducimos en las sombras.
Descenso rápido entre pinos y
robledales, que generan un aire fresco que se agradece.
OJO, que todo lo que se baja
después hay que subirlo.
Embalse de Miraflores |
Llegamos a la Zona Recreativa de
la Fuente del Cura en las cercanías de Miraflores y se está de maravilla. ¿Nos
quedamos aquí?
Aprovechamos para refrescarnos y
cambiar el agua de la botija con apenas el hilo que nos ofrece la fuente, que
no está muy fresca por cierto.
Embalse de Miraflores |
¡Señores! Ahora empieza de verdad
la ruta.
Camino forestal, entre pinos y
fincas rústicas, que acumula piedra suelta y va tomando desnivel, pero no poco
a poco.
Alcanzar el Embalse de Miraflores
nos da un respiro mientras tomamos unas fotos y da muestras de que mi memoria
no falla. Hace más de cuatro años que realicé este recorrido.
Una regla inversa: A menor ancho
del sendero, mayor es el tamaño de los pedrolos que se van superando como las
fuerzas dan a entender y permiten a cada uno.
Juan no se apea, pedalea y
pedalea, se aleja de nosotros. Demuestra que el recorrido es ciclable... para
algunos. Y además parece disfrutar.
Andrés y yo hacemos el esfuerzo de avanzar montados en algunos tramos, pero hay otros que ni lo intentamos.
Cogiendo agua en la fuente |
Andrés y yo hacemos el esfuerzo de avanzar montados en algunos tramos, pero hay otros que ni lo intentamos.
Hojas secas de roble tapizan el
camino, en otoño resulta impresionante verlas recién caídas.
¡Agárrate que viene lo más duro!
Al fondo el Puerto de la Morcuera |
Cuando abandonamos el cobijo de
las sombras de los robles, es señal de que realmente empieza el duatlón.
Llevo cargada en el GPS una ruta
que coincide en este tramo con lo que intentamos, pero debieron pasarlo tan mal
como nosotros.
El calor aprieta, no hay sombras
y el sendero, si es que existe, aparece y desaparece como el Río Guadiana.
Hay que remontar una ladera campo
a través, puede que en otoño y si han caído algunas lluvias resulte todavía más
duro que hoy.
Reparando avería |
Por un azar del destino o porque
algún ser divino se ha dado cuenta de que la necesitamos, logramos encontrar la
fuente que sabía, no obstante, que rondaba por allí. En plena ladera, sin
ninguna indicación, apenas unos ladrillos con algún depósito enterrado un poco
más arriba.
Vista del Valle |
Se nos presenta por delante una
pequeña vaguada del cauce de un arroyo por el que discurre bastante agua, pero
se logra vadear bién.
Juan incansable sigue trepando
por la ladera y cuando ya alcanzamos cruce con el camino que buscábamos y las
sombras nos dan su cobijo, de repente le vemos detenerse.
Ha partido de cuajo uno de los
eslabones de su cadena. (¿?)
Suerte que llevamos algunos
eslabones de repuesto y otros de cierre automático. Además, las manos de Juan
ya sabemos que son habilidosas en estos menesteres.
El sendero se hace camino y este
acaba cruzando con la pista forestal que ya nos resulta familiar de otros
ascensos.
El Embalse de Miraflores y la ladera que atravesamos para coger la pista |
Un par de kilómetros sin dureza y
alcanzamos la carretera. Ahora nos quedan 2 kms hasta el Alto y mis cubiertas
nuevas se pegan con cariño al asfalto que acaban de extender. Desniveles del 7 a 8%
Necesito la compañía y el ánimo
de mis compañeros, pero los tres llegamos hasta el mismísimo Puerto de la
Morcuera (1796 m). ¡Bravo! Prueba conseguida.
Al iniciar descenso por el camino
trialero, nos acordamos de anterior ocasión en la que lo afrontamos con nieve.
Hoy quedan al descubierto todas las piedras que sobran de otras rutas, pero se
van atacando con precaución.
Solo habrá un tramo en el que la
sensatez recomienda apearse. El resto, a tramos con piedras y con muchas zonas
de fácil descenso por camino limpio hasta alcanzar nuevamente la pista
forestal.
Hasta la pista tiene piedras...
pero descendemos con bastante velocidad los kilómetros que otras veces sufrimos
en ascenso.
Al llegar a un desvío, tomamos
escapada errónea que nos sitúa junto a unas colmenas en las que sus inquilinas
son bastante visibles. Varias llegarán a posarse en mi brazo izquierdo.
Serenos, tranquilos, sin hacer
aspavientos... media vuelta y a alejarnos de allí. ¡Caray!, toca remontar un
tramo y ya las piernas se resienten.
Apenas 50 metros más adelante
acierto a ver el desvío correcto. Menos mal, ya Andrés hablaba de darnos la
vuelta.
El descenso ya es vertiginoso,
vamos hacia el coche por trazado muy conocido.
Algún pequeño desvío en el track
que son intentos fallidos de encontrar la senda correcta, la avería de Juan y
mi caída, que se produce más adelante cuando disfrutamos de senderillo y mi
manillar se engancha con unas zarzas, provocando con un medio giro que salga de
“orejas”.
Creo que en décimas de segundo y
en pleno vuelo me aparecen los fantasmas de nuestro amigo accidentado Juan
Patricio, (mucho ánimo). Caigo sobre
hombro y con fuerte golpe en rodilla, para acabar posado de espaldas sobre una
enorme zarza.
Andrés y al fondo el Embalse de Miraflores |
Andrés me encuentra sentado en el
suelo, mientras pienso en lo que podía haber ocurrido y realizo check control
del resto del cuerpo. Proseguimos descenso rápido ahora que la rodilla, la más
dolorida, está aún caliente.
No corre un pelo de aire, solo el que provocamos con la velocidad, pero en esta ocasión es caliente, caliente, caliente, muy caliente.
Las cervezas, sin alcohol, se
disfrutarán en Las Farolas, donde algún compañero dice habernos visto al pasar.
Objetivo conseguido, ruta marcada
para próxima ocasión pero, por favor, que no sea en verano.
Domingo 9 de Agosto
Hora: 8,30
Lugar: Paseo Rivera de San Rafael
Ay Alfonso esos fantasmas... por lo que comentas las trayectoria que seguimos fueron paralelas. Pero la mía a más velocidad y sobre asfalto.
ResponderEliminarEspero que solo hayan sido magulladuras y rozaduras y que rstes cuasi recuperado.
Esos fantasmas nos amenaza a todos.
Un abrazo amigo.
En verano no pero tampoco déjala mucho pasar que se llena de nieve. Espero te veamos mañana y no sea mucho lo de tu rodilla. Me alegro que los planes salgan bien.
ResponderEliminarFirmado: Equipo A jajajaj