La Estación de El Espinar, que ayer bullía de alegría a pesar de las altas temperaturas, hoy parece dormir todavía
Las
orquestas que participan en Femuka están descansando o se han ido “con la
música a otra parte”, ¿quién sabe? Solamente
nuestras voces rompen la paz de la mañana.
Hoy
hemos madrugado media hora más de lo habitual, sí amigos, buen intento. Pero,
si me preguntáis, deberé deciros que, a pesar de ello, “casi” hemos vuelto a iniciar
ruta a la hora de siempre y ya se escuchan a las cigüeñas alimentar a sus
polluelos en lo alto de la vetusta chimenea.
Los
que allí estamos ya hemos cruzado los abrazos que tanto nos unen, pero parece
que algún ajuste de última hora retrasa la marcha. Perdón,
¿qué quiénes estábamos?, pues os doy detalle:
Andrés,
Ángel, Enrique, Eva, Fer, Fernando, Fernando (nuevo), Forlán, Galo, Jesús, Juan Carlos, Juanpa, Luis Ángel, Patrick,
Rafa y Alfonso.
Nos
hemos llevado la gran alegría de la compañía de Eva, que cada
vez tiene más complicado acompañarnos y se nos ha unido Fernando, al que he
apodado “nuevo” que no novato, porque se le ve bastante suelto con la
bicicleta, y que esperamos se nos una en próximas ocasiones, hoy no nos ha dado
tiempo a conocerle.
Queríamos
partir pronto, pillar al sol despabilándose, pero creo que ha madrugado más que
nosotros… me lo temía. Y
en cuestión de calores, en mi caso, la e-bike me ayudaría más si tuviera
climatizador.
Nada,
allá vamos y pronto dejamos atrás la fresca sombra de La Panera, con el lecho del Río Moros dejando al descubierto su
esqueleto, pero con las piscinas repletas de agua fresca preparada para recibir
a sus visitantes.
Dejamos
la Casa de Venta Quemada a nuestra
izquierda y nos dirigimos hacia Los Ángeles de San Rafael por el Cordel de la
Campanilla (según los mapas), de “las
Campanillas” que dicen otros tal vez porque viene a morir en las Casas de las
Campanillas, junto al cerro del mismo nombre.
Al
sol, a Lorenzo, hoy le llamaremos D. Lorenzo porque desde primeras horas se ganará
nuestro respeto.
Los
primeros toboganes, los que nos acercan a Los Ángeles de San Rafael y siguen
más allá, hacia Otero de Herreros, nos los vamos tomando con cierta alegría,
disfrutando de los descensos y apurando esfuerzos en los duros pero cortos
ascensos.
La
precaución no falta, en los descensos pronunciados cuesta controlar unas ruedas
que se deslizan sobre la tierra y piedra muy seca incitándote a salirte del
camino y casi lo logran con Eva de no haber sido por su destreza en el manejo
de su máquina.
El
grupo se estira con soltura. Desde
atrás, vemos a algunos rodar varios toboganes adelante, por donde la Cañada
Real Soriana Occidental recupera un desnivel más llevadero y disfrutón.
Algunos
muy rápidos y otros más sosegados, disfrutando de una conversación que no
siempre es posible mantener.
Más
adelante el grupo se detiene, aquí nadie pasa de largo. Hemos llegado a fuente de agua fresca y unos
adultos, talluditos algunos, se convierten de repente en críos de guardería
cuando el agua es lanzada por encima de la cabeza de todos. Beber buena agua y refrescarse es
importante, Lorenzo se está empleando a fondo.
Me
atrevo a sugerir y si me equivoco que se me corrija, que se trata de la Fuente Milanillos, junto al río del
mismo nombre y que nace en los Manantiales
de Bezoya.
Abandonamos
la Cañada Real a la altura del Rancho del Tabanero. ¡Eh que os pasáis! Habrá quien, absorto en la conversación, se
despiste y tenga que volver atrás.
Puerta
con candado, pero con “paso de hombre” habilitado que a duras penas permite el
paso de las bicicletas. Juan
se encarama en lo alto del muro y traslada una por una cada bicicleta, sí,
también las cuatro e-bikes que pesan lo suyo y más. No sé si más tarde pagará su esfuerzo y generosidad.
La
primera rampa es larga, dura, sin sombras, pedregosa. Se la ve perderse a lo lejos. Habrá quien arranque inmediatamente y a
quien le cueste iniciar la marcha. Aprovecho
para hacer unas fotos mientras Juanpa se une al grupo de cola.
Por
delante unos cuantos, ya les hemos perdido de vista tras las primeras curvas,
incluido Fer que está poniéndose a prueba con su nuevo súper maquinón, una preciosidad,
la verdad. La e-bike
Specialized Turbo Levo Comp 2019 a
la que, por ponerla una pega, os diré que me recuerda nombre de robot de
cocina, con perdón. ¡¡Que la disfrutes!!
La
Puerta de Pasapán y La Mujer Muerta nos desafían con más de 8 kms de duro
ascenso que, sin ser de los peores, te van desgastando con desniveles constantes
que apenas dan un respiro. Y
lo peor está al final.
El
respiro nos lo tomamos nosotros, haciendo parada obligada junto a fuente
generosa de agua helada en la que no dudamos más de uno en meter la cabeza. Sí, lo sabemos, va en contra de todo consejo médico, pero la tentación es mucha y Lorenzo se emplea sin
piedad.
Unos
empiezan a partir, otros esperamos la llegada de Eva y Patrick que, cuando nos alcanzan saludan con la mano y siguen sin detenerse. ¡Tóma ya!
Pero
arrodillado, como buscando hormigas entre la hierba se encuentra Fer, que ve marchar
a la mayoría. “He
perdido un tornillo, he perdido un tornillo”, nos dice alterado, y a fe que viéndole lo parece. Pero se trata de un tornillo del soporte de
la botija, que ahora yace como muerto colgado del tornillo que le queda.
Tres,
cuatro compañeros rebuscando entre la hierba y el tornillo, que ha debido
saltar alegre hasta la cuneta, no aparece. Los
que allí estamos hurgando en el fondo más profundo y oscuro de nuestras
mochilas, donde da miedo introducir los dedos y Juanpa encuentra unos tornillos
que ¡vaya usted a saber desde cuando estaban ahí!
Fer
logra engarzar el tornillo con dedos temblorosos y su cara esboza una sonrisa,
olvidando por un instante las maldiciones que soltó un par de minutos atrás.
¡Vámonos!, que habrá más de uno que ya esté cogiendo
frío en lo alto del collado.
Lo
he dicho ya, ahora queda lo más duro, cuatro curvas cerradas que siempre parecen
ser la última y aún habrá tiempo de alcanzar a algunos compañeros y de que Juan
se detenga de repente para reconocer que no puede dar una pedalada más. ¡Vaya!, ahora que Fer había recuperado su cordura,
digo, su tornillo.
Ya
conocemos a Juan, se emplea a fondo y apenas bebe o come, no sabemos si por
vaguedad o porque confía ya demasiado en sus fuerzas. Y acaba de tener un
pajarón de los gordos.
Andrés
le suministra sales, se le entrega algún gel, agua… ¡quietos!, ¡quietos! Que le vamos a matar de indigestión. Viendo la cara de Juan no me atrevo a
preguntarle cuantos son dos por dos, no vaya a ser que no acierte y nos
preocupemos más.
Monta
en su bicicleta, pedalea despacio y dice encontrarse mejor. Estamos con él, pero a lo mejor le estamos
dando calor y lo que necesita es refrescarse.
Una
alambrada nos indica que ya hemos llegado a lo más alto. Patrick corre a palmear su mano con la de
Eva, de los demás pasa. A Juan le cuesta incluso apearse de su bicicleta y el resto de compañeros
están repartidos sentados o tumbados sobre la hierba junto al monolito de La
Puerta de Pasapán.
Juan,
ya de pies, da vueltas como pollo descabezado y Luis Ángel, sentado a
horcajadas sobre el monumento busca quien le inmortalice. ¡Qué raro en él!
Foto
por el reconocimiento del esfuerzo de todos, foto para el recuerdo, foto con muchos interrogantes:
¿Podemos estar aquí?,
¿podemos subir?, ¿podemos bajar?, ¿compro otra bici o vendo la que tengo y me
convierto en andarín?, ¿en qué estará pensando Juan…?
Es
hora de regresar, el objetivo está cumplido y en día como hoy lo primero que nos viene
a la mente es una cervecita grande y helada. En la mente de Juan no hay actividad. Recupérate amigo, fuerte abrazo.
De
nuevo bullicio en La Estación de El
Espinar, el Femuka sigue adelante y AlfonsoyAmigos “no cierra por
vacaciones”.
¡¡Buena
suerte y buen viaje para los que parten para tierras galas!!
Permitidme:
MORALEJA,
si corres...
en las fotos no sale tu oreja.
MORALEJA,
si corres...
en las fotos no sale tu oreja.
Nota:
En algunas de las fotos se aprecia que el cielo no está claro. Imaginamos que
son nubes altas de humo que llegan desde el incendio de la localidad de
Cadalso.
Bueno, menudo rutón, sobre todo de solana.
ResponderEliminarGran esfuerzo, más calor añadido, menudo coktel.
Pero como siempre, el objetivo conseguido.
Seguro que las cervecitas frescas, lo comprensaron todo.
Un más a la saca.
Un saludo. Charo.
Amiga Charo, a la dureza de la ruta estamos acostumbrados, al calor no tanto. Un placer haberte podido saludar en Femuka. Alfonso.
EliminarQue envidia, tengo muchas ganas de poder unirme a vosotros.
ResponderEliminarUn saludo.
Acude cuando gustes Evaristo. Serás bien recibido. Un saludo.
EliminarHacía tiempo que no subíamos Pasapán, puerto mítico en las rutas de Alfonso y Amigos ya que llegas al inicio con 20 km en las piernas a través del cordel. Lástima lo de Juan, todo pundonor y fortaleza, esperemos que se recuperara bien porque a todos nos ha ayudado con su fuerza en más de una ocasión.
ResponderEliminarUn día de verano en el que disfrutamos de la bici. Empiezan las vacaciones y el grupo de los domingos le irán faltando alguna de las unidades habituales pero pero seguro que en alguna ruta coincidiremos.
Un saludo.