Somos muy afortunados, la bicicleta nos lleva a lugares increíbles, a alcanzar maravillas de la naturaleza para el disfrute de los sentidos
Hace apenas una semana, tras la ruta MTB de AlfonsoyAmigos por San Rafael, Luis Ángel nos hacía partícipes de su gran logro en kárate, y en la crónica de este blog nos comentaba:
- “Lo he podido compaginar (los 2 deportes), porque, para mí, salir los domingos o cualquier otro día en los que se marque en el calendario con mi grupo de AlfonsoyAmigos es básico y primordial”
- “Y así mismo, al igual que en el gimnasio donde para mi faltar a una sola clase, a un solo entrenamiento es casi imposible, para mi fallar a una sola de las convocatorias de este grupo es también algo casi inconcebible.
Por ponerle un “pero”, decir que se ha retrasado algo en la llegada ¡qué raro! y hemos iniciado la ruta con demora. ¿Quiénes? Pues en el aparcamiento del Puerto de Cotos estábamos: Enrique, Luis Ángel, Patrick, Rafa, Santi y Alfonso.
La Venta Marcelino ha quedado a nuestras espaldas cuando empezamos a pedalear por la M-861, cerrada al tráfico de coches, y a poco menos de un km ya se ve claramente el desvío que vamos a coger.
Poco trayecto llevamos pero, ya al menos en un par de ocasiones, Enrique ha preguntado si no era mejor haber dado comienzo a la ruta desde El Paular. Y eso que no conoce lo que le espera salvo por el estudio del track que hemos avanzado.
Razones no le faltan, pues hay quien piensa que es mejor empezar subiendo y acabar bajando y, además, junto al Área Recreativa de las Presillas se podría finalizar con un refrescante chapuzón o unas cervecitas. Queda anotado en nuestra agenda.
Nos acercamos al Refugio del Pingarrón para apreciar unas estupendas vistas que nos dan paso a descenso complicado por el PR-27 hacia el Arroyo de las Cerradillas, que desemboca en el Río Lozoya y que los mapas denominan “Río Lozoya o de la Angostura”.
*Nota:
Su agua está considerada como una de las de mayor calidad para el consumo
humano de España. Abastece a la provincia de Madrid.
Olvidamos los cortos tramos de piedras y ramas y cogemos sendero que nos permite rodar sin problemas siguiendo el cauce del río. Precioso el entorno que nos rodea y divertido para recorrer, pues vamos saltando de un margen al otro del río por puentes de madera.
En ocasiones, el propio desnivel del terreno provoca que las bicicletas se aceleren y alguno acabe pasándose el desvío pero hoy, aunque somos pocos, llevamos 4 walkies.
Olvidamos los cortos tramos de piedras y ramas y cogemos sendero que nos permite rodar sin problemas siguiendo el cauce del río. Precioso el entorno que nos rodea y divertido para recorrer, pues vamos saltando de un margen al otro del río por puentes de madera.
En ocasiones, el propio desnivel del terreno provoca que las bicicletas se aceleren y alguno acabe pasándose el desvío pero hoy, aunque somos pocos, llevamos 4 walkies.
Puente Angostura |
Aún
se nota el frescor de la mañana, pero creo que ya hemos aprovechado a quitarnos
algo de abrigo, lo que se agradece pues nuestra ruta nos marca una “lazada” (que alguno hoy hubiera perdonado) que
nos hará entrar en calor.
Casi tres kilómetros de ascenso por pista que nos acerca a desvío hacia la Cascada del Purgatorio (que habría que recorrer a pie) pero, como en anterior ocasión, giraremos en puente de madera para tomar descenso divertido.
En el Área Recreativa de las Presillas ya hay gente divirtiéndose e incluso algún osado se atreve a darse un chapuzón. Nosotros aprovecharemos para desmontar y tomarnos un respiro antes de emprender la parte dura de la ruta de hoy.
Una foto junto al Puente del Perdón del siglo XIV, (reemplazado en el siglo XVIII por uno nuevo tras el deterioro del anterior) justo enfrente del monasterio de Santa María de El Paular, nos marca que ya hemos llegado al punto más lejano de nuestra ruta. Ahora toca regresar y nos espera un duro regreso.
Es el GR-10 el que acoge nuestras pedaladas, por pista fácil que poco a poco va tomando desnivel. Habrá un pequeño despiste por parte de Patrick y Santi, pero pronto vuelven al redil.
En la zona de Matalascuevas se nos presenta una pared de frente y otro camino por la izquierda que nos acercará al Monumento a la Guardería Forestal pero “tranquilos”, nos dice el paredón, “que ya volveréis”.
Casi dos kilómetros de ascenso no fácil que alguno pensará que se podría evitar, pero ¿cómo te vas a perder las vistas a todo el valle desde uno de los lugares más bonitos que conocemos?
Casi tres kilómetros de ascenso por pista que nos acerca a desvío hacia la Cascada del Purgatorio (que habría que recorrer a pie) pero, como en anterior ocasión, giraremos en puente de madera para tomar descenso divertido.
En el Área Recreativa de las Presillas ya hay gente divirtiéndose e incluso algún osado se atreve a darse un chapuzón. Nosotros aprovecharemos para desmontar y tomarnos un respiro antes de emprender la parte dura de la ruta de hoy.
Una foto junto al Puente del Perdón del siglo XIV, (reemplazado en el siglo XVIII por uno nuevo tras el deterioro del anterior) justo enfrente del monasterio de Santa María de El Paular, nos marca que ya hemos llegado al punto más lejano de nuestra ruta. Ahora toca regresar y nos espera un duro regreso.
Es el GR-10 el que acoge nuestras pedaladas, por pista fácil que poco a poco va tomando desnivel. Habrá un pequeño despiste por parte de Patrick y Santi, pero pronto vuelven al redil.
En la zona de Matalascuevas se nos presenta una pared de frente y otro camino por la izquierda que nos acercará al Monumento a la Guardería Forestal pero “tranquilos”, nos dice el paredón, “que ya volveréis”.
Casi dos kilómetros de ascenso no fácil que alguno pensará que se podría evitar, pero ¿cómo te vas a perder las vistas a todo el valle desde uno de los lugares más bonitos que conocemos?
Estamos
en el Mirador de los Robledos, con
formidables vistas en día tan claro como hoy a todo el Valle del Lozoya, en donde
encontramos el monolito-monumento de granito que conmemoró en 1977 el
centenario de la guardería forestal que cuida estos montes.
Y aquí se está de maravilla, pero hay que pedalear y, efectivamente, el paredón, el primero de los paredones, esperaba nuestro regreso.
Casi 5 kms de terribles rampas que, analizadas por Enrique, ya tumbado por la tarde en el sofá de su casa, mostraban desniveles del 18, 19 y 20%, y con unas pulsaciones personales que yo ya no alcanzo ni en mis mejores sueños.
A lo largo del duro esfuerzo ha habido pequeños relevos, pues las fuerzas parecían ir y venir a cada uno en distinto momento. Santi avanzaba y las mariposas se le posaban en el hombro; Enrique intimaba con su pulsómetro para no dejar que se disparara; Luis Ángel reservaba fuerzas (y no sé cómo le quedaban) a la espera de lo que aún estaba por llegar y Patrick avanzaba con fuerza y confianza.
Rafa y yo, como en otras ocasiones, ejerciendo de escoltas, ofreciendo nuestro ánimo y nuestra compañía. Pero de dejarse empujar nada de nada. Para que así fuera tendría que estar alguno casi muerto o apajarado y estos titanes no lo estaban. Pero nadie se quedó solo.
Cuando llegamos a la Sillada de Garcilaso, justo a cruce con el GR-10-1, nos cruzamos felicitaciones como si del final de ruta se tratara y nuevamente apetece sentarse, disfrutar del paisaje y tomarse un relajo.
Y aquí se está de maravilla, pero hay que pedalear y, efectivamente, el paredón, el primero de los paredones, esperaba nuestro regreso.
Casi 5 kms de terribles rampas que, analizadas por Enrique, ya tumbado por la tarde en el sofá de su casa, mostraban desniveles del 18, 19 y 20%, y con unas pulsaciones personales que yo ya no alcanzo ni en mis mejores sueños.
A lo largo del duro esfuerzo ha habido pequeños relevos, pues las fuerzas parecían ir y venir a cada uno en distinto momento. Santi avanzaba y las mariposas se le posaban en el hombro; Enrique intimaba con su pulsómetro para no dejar que se disparara; Luis Ángel reservaba fuerzas (y no sé cómo le quedaban) a la espera de lo que aún estaba por llegar y Patrick avanzaba con fuerza y confianza.
Rafa y yo, como en otras ocasiones, ejerciendo de escoltas, ofreciendo nuestro ánimo y nuestra compañía. Pero de dejarse empujar nada de nada. Para que así fuera tendría que estar alguno casi muerto o apajarado y estos titanes no lo estaban. Pero nadie se quedó solo.
Cuando llegamos a la Sillada de Garcilaso, justo a cruce con el GR-10-1, nos cruzamos felicitaciones como si del final de ruta se tratara y nuevamente apetece sentarse, disfrutar del paisaje y tomarse un relajo.
Por
delante tenemos un descenso que se complicará bastante por lo seco del terreno
y la cantidad de palos sueltos que amenazaban con insertarse entre las ruedas o
a hacer resbalar, pero todos llegamos sin problemas hasta la mismísima
carretera, la M-604, pero unos metros adelante cogeremos nuevo desvío para
coger el tramo más duro y complicado del día.
Duro desnivel, mucha piedra suelta que asemeja el cauce de un río seco y el grupo aprieta los dientes y tira para arriba. En este tramo, Rafa y yo aprovecharemos para meter caña a las e-bike y superar con su potencia y nuestra habilidad los tramos más duros. Ya se sabe que de nada vale la potencia sin control.
Duro desnivel, mucha piedra suelta que asemeja el cauce de un río seco y el grupo aprieta los dientes y tira para arriba. En este tramo, Rafa y yo aprovecharemos para meter caña a las e-bike y superar con su potencia y nuestra habilidad los tramos más duros. Ya se sabe que de nada vale la potencia sin control.
Enrique, que ahora sí ha sufrido la ruta en sus propias carnes, clama de nuevo por empezar en próxima ocasión en El Paular… pero a los que en breve afrontarán retos míticos por tierras galas no les ha venido nada mal el entrenamiento y así lo reconocen.
Y
ahora sí, ya estamos en el aparcamiento en el Puerto de Cotos. Se nota que los abrazos son gratis
porque se reparten incluso repetidos pero con mucha emoción, con caras de cansancio
disimuladas por la enorme satisfacción de todos.
Precioso entorno, el Valle estaba espectacular, y la subida a Cotos pues dura como ella sola, pero ya está hecha.
ResponderEliminarYa nos queda menos para nuevas cuestas y rutas, la próxima tiene muy poco desnivel pero una belleza apabullante, así que os animo a que no os la perdáis.
Un abrazo amigos.
Para afrontar esta ruta hay que tener espíritu deportivo, por que con solo fuerzas no es suficiente.
ResponderEliminarYo creo que este año han puesto el puerto más alto que en años anteriores... la cota 1800 no llegaba el momento de que apareciese por más pedaladas que se dieran.
Un abrazo para los compañeros y escuderos.
Preocupante esto de que los puertos incrementen su altitud de año en año. ¡Qué vengan los de "Cuarto Milenio" a investigar estos hechos inquietantes!
EliminarChicho
Es todo un misterio Chicho, no lo dudes.
EliminarGracias por la mención en la crónica Alfonso. Cierto es que me gusta la bici a rabiar, pero como ya he dicho en muchas ocasiones y tu lo has vuelto a comentar, para mi salir con el grupo cada domingo es casi vital. Cierto es que venía muy castigado de la ruta del día anterior, pero la propuesta de Cotos por durísima que sea esa subida y parte final de la jornada, merecía la pena. La Presa del Pradillo es uno de los lugares mas bonitos de todo el calendario, y mira que es difícil elegir.
ResponderEliminarLo dicho, si está en mis manos, mejor dicho en mis piernas, no perderme una ruta......jamas!!
Un abrazo para todos, con la vista puesta ya en el Cañón del Río Lobos el domingo que viene. El domingo que viene, que está..................cada vez mas cerca.