Inténtalo y falla, pero nunca falles por no intentarlo
Directores
de ruta: Fer y Andrés
Cronista
delegado: Santi Calleja.
Fotógrafos: Fernando y Santi
Fotógrafos: Fernando y Santi
El Verano hace que muchos
compañeros hayan iniciado sus vacaciones, otros las están terminando y alguno
incluso las disfruta en nuestros pueblos y junto con nosotros en una ruta más
de AlfonsoyAmigos.
La ruta fue convocada por
Alfonso, pero salvo por casualidad solo le vimos el bigote casi al finalizar la
ruta. De este modo y este domingo la responsabilidad de la dirección de ruta
recayó en el compañero Fernando López (alias
y mejor conocido por Ferluy) quien nos preparó una ruta con entrantes,
primer, segundo plato, postre y la guinda del pastel para el final como suele
corresponder.
En esta ocasión acudimos
al encuentro 10 ciclistas: Andrés, Ángel, Fer, Fernando, Jesús, Josema, Julián,
Nacho, Sabino y Santi.
En el recorrido planeado
sabíamos que visitaríamos La Cepeda y así fue. Así que a primera hora con la
fresca recorrer el camino que hasta allí lleva fue un coser y cantar.
La cosa se puso un poco más exigente a medida
que las rampas y rampones se nos fueron presentando por delante. A algunos más
que a otros, pero esto es siempre así.
En los meses anteriores el camino de
Peguerinos ha sido retocado por las máquinas y el terreno está muy suelto lo
que dificulta ahora la marcha pero en el futuro esto será una ventaja cuando
lleguen los meses fríos.
Las fuentes y el agua de
los arroyos no hacen pensar que estamos a mediados de Agosto. El rio Voltoya
pasa bajo nuestras ruedas. En un “plis-plás” estamos en la encrucijada de las
tres provincias de la cual tomamos abundante documentación gráfica (Ávila, Segovia y Madrid se tocan en un solo
punto).
A partir de allí dejamos la comunidad de Madrid y nos vamos a Ávila
por la zona de Boca del Infierno. Se agradece la sombra. En poco tiempo y con
el ritmo alegre que lleva el grupo dejamos atrás la zona de Las Lagunillas (secas en esta ocasión) y llegamos para
refrescarnos hasta la fuente de J. Bellver.
La idea era llegar hasta
el collado de la Gargantilla y descender desde allí, pero al parecer era
demasiado pronto y eso de tener la cima de Cueva
Valiente a nuestros pies fue demasiada tentación. Y es por ello que sin más
preámbulo ni demasiado tiempo para pensarlo a subir toca. La verdad es que
hacer esa cumbre siempre merece la pena.
Nos toca bajar. Sin
incidencias salvo mecánicas, mi bici necesitaba unas pastillas de freno nuevas
y así fue (gracias Fernando).
Poco después nos
despedimos de Sabino que nos invita a visitar su preciosa tierra gallega y si
la ocasión se presenta no le despreciaremos esta invitación. Gracias amigo por
acompañarnos en tus vacaciones en estos últimos años, y sigue así con tu
afición por la bicicleta.
Algo más adelante también toca
despedirse de Josema y Julián, justo en el encuentro casual con Alfonso y su
yerno que andaban disfrutando con unas bicis eléctricas de alquiler de
Ebizing.
No mucho más tarde ya estábamos ante
unas formidables, o así no los parecen siempre, "cervezas sin con limón" que
suelen ser el colofón bien merecido de muchas de nuestras rutas.
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