Hablamos del Collado Hornillo, de esa puerta a cien rutas que tan cerquita tenemos de San Rafael y de El Espinar.
La propuesta está lanzada
y los que acudimos a la cita lo hacemos conscientes de que el grupo de hoy no
será muy numeroso. Las merecidas vacaciones y las fiestas en muchas poblaciones
serán duras opciones con la que deberán rivalizar nuestras rutas de MTB.
Collado Hornillo |
Pocos pero animosos nos
encontramos:
Andrés, Enrique, Fernando,
Forlán, Galo, Josema, Juan Carlos, Sergio y Alfonso.
El único que se ha
aventurado a acompañarnos partiendo de tierras madrileñas ha sido Enrique, pero
ya nos anuncia su ausencia para el próximo fin de semana.
Se diría que es real que
estamos saliendo ya de la crisis económica sufrida… las vacaciones parecen
alargarse más para algunos. O tal vez sea que las piernas ciclistas reclaman un descansito.
Hoy demoraremos poco la
salida pues de haber habido algún retraso en acudir ya hubiéramos recibido
aviso, así que allá vamos.
Poco se puede sorprender a
estas alturas cuando es raro el sendero que no han recorrido nuestras ruedas,
pero aun así procuro introducir alguna pequeña variante en los primeros
kilómetros para que la ruta se antoje diferente.
Por aquí o por allá pero
todos sabemos que el ascenso al Collado Hornillo es hoy inexcusable. Lo que
ocurra más allá ya se verá.
El Arroyo Mayor, en otras
épocas del año orgullo de Aguas Vertientes, se nos presenta completamente seco siendo fácil de vadear y el ascenso hasta el Mirador de Peña El Águila será una
pista pedregosa y seca que costará imaginar con agua hace dos o tres semanas.
Una vez realizada la foto
clásica en punto estratégico, en la que no aparezco yo que estoy tras la cámara
y tampoco aparece Andrés que “ha ido tirando”, hay dos opciones de avanzar
hacia la Cañada Real Leonesa: Por la derecha, por sendero con varios repechos
duros que es opción habitual de algunos compañeros y, por la izquierda, por
cauce seco de arroyo, muy pedregoso y escalonado, muy del gusto de los más
fuertes y habilidosos.
Son muchas las ocasiones
en las que he optado indistintamente por una u otra opción, por la derecha más
segura y por la izquierda aún a sabiendas de que tendría que poner pie en
tierra y empujar la bicicleta.
Disculpad, pero tengo que
decirlo y lo hago porque tengo testigo que no dudará en dar fe de ello. Gracias
Sergio.
Hoy, día 5 de Agosto,
elijo la opción más trialera, la más complicada, la que siempre se me ha
resistido y, sorprendiéndome a cada pedalada que doy compruebo que avanzo y
avanzo, que no me quedo atascado en los escalones, que salgo airoso y solvento
bien dos o tres resbalones en los que la bicicleta quiere acabar conmigo en el
suelo.
¡Prueba conseguida! Por primera
vez y probablemente sea la última porque no vuelva a tener los hados a mi
favor. Ahí queda, aunque sea por propia satisfacción.
Ascendemos por la Cañada Real Leonesa y pronto veremos el regato de agua que fluye por el margen izquierdo.
Sabemos de qué se trata.
Es la fuente de los Gerardos, que provee de
agua fresca casi todo el verano y que ahora se aprovecha gracias a que de forma
desinteresada buenos amigos se encargaron de encauzar y poner caño. A pesar de haberse rotulado con nombre y fecha
en un par de ocasiones, otras tantas ha habido alguien que ha hecho desaparecer
el rótulo. Nos gustaría conocer los motivos sin son distintos del puro
vandalismo.
En el Collado Hornillo (1637
m) nos hacemos fotito de recuerdo y nadie tiene muy clara la dirección a tomar
ahora… Hacia el Camping de Valle Emedio y más allá, les digo yo.
Disfrutamos como siempre
del descenso por ese sendero divertido, que muchos no llegan a considerar ni
medio trialero, pero que siempre nos deja un regusto especial.
Y poco más adelante ya
estamos bordeando el camping de Valle Enmedio para tomar pista que nos coloca
en la pantalla del pequeño Embalse del Arroyo Toril, que nunca habíamos visto a rebosar como hoy.
Recuerdo ahora opción que
nos ofrecía nuestro amigo Toñín, tomando en duro ascenso camino que se presenta
de frente, pero es del sentir general que no se quieren perder la zona
divertida que seguimos habitualmente por la derecha, la que siempre tiene al
Arroyo del Prado del Toril como compañero.
La parada más larga de la
jornada y no tanto, en el mismo prado, en las Navas del Toril. Se aprovecha para cambiar pastillas de freno a Andrés. Es pronto, muy
pronto. Qué tiempos aquellos en los que llegar hasta este punto ya se antojaba
muy duro y especial.
Descenso por tramos
nuevamente muy secos hasta pista. La fuente que tenemos a la izquierda sigue
dando agua fresca y se agradece. Cruzamos amplio prado en busca del cauce, también
seco, del Arroyo Chuvieco y del senderillo que discurre siguiendo mismo
trazado.
A buen ritmo, perdiendo
desnivel, avanzamos con pedaleo divertido hasta llegar a las cercanías del
Embalse de Cañada Mojada y nos alejamos por toboganes hasta zona de cruce de
caminos. Aquí se despide de nosotros Galo, pero volveremos a encontrarle al
final de ruta.
Para llegar a la zona de
Las Lagunillas todavía tendremos un buen recorrido, con desniveles positivos
del 6 y 7%, con la pista muy rota y seca, pero se agradece ir por la sombra y
con viento que refresca.
Las Lagunas quedan a
nuestra derecha, pero hoy se presentan totalmente secas, muy lejos de como las
vimos y fotografiamos pocas semanas atrás.
Y en un plisplas nos
presentamos en el Collado Gargantilla (1648 m). Un vistazo al reloj y se diría
que hemos volado en lugar de pedalear. Se antojaba una ruta tranquila y así ha sido, pero sin tener incidentes y con
paradas muy breves hemos ganado mucho tiempo.
Descenso complicado por
el terreno conocido donde, como cuenta después Enrique, casi te conoces de
memoria dónde puedes dejarte caer o debes maniobrar para evitar una roca o raíz.
Insisto, todos los
descensos con terreno muy seco, con tierra y piedras sueltas donde debes evitar
bloquear las ruedas para no resbalar sin control.
Pero hoy andamos finos o
no hemos acumulado cansancio que reduzca la capacidad de los sentidos. Con
mucha habilidad, dejándonos ir en los tramos complicados y… todos abajo y sin
percances. ¡Bravo y bravo!
Nos hemos hecho otro
rutón - comenta Fernando - que ha tenido tramos para todos los gustos. Con pocos kilómetros, pero no os dejéis engañar.
Diversión no ha faltado y hemos llegado, esta vez a Restaurante Volvoreta, para disfrutar con tranquilidad de unas cervecitas y amena charla.
Este fue nuestro trazado
Diversión no ha faltado y hemos llegado, esta vez a Restaurante Volvoreta, para disfrutar con tranquilidad de unas cervecitas y amena charla.
Este fue nuestro trazado
Enhorabuena como siempre por la ruta.
ResponderEliminarUn domingo mas ausente, y estoy alli.
Un abrazo para tod@s.
.......cada vez más cerca.
Ya os he seguido en otras ocasiones y es una pasada el recorrido por el pequeño embalse. Gracias por divulgarlo. Ismael L.
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