VI Marcha Nocturna MTB Alfonsoyamigos

Agosto llega a su fin

El año pasado, cuando ya estábamos finalizando el verano, teníamos en la mochila solamente dos escapadas nocturnas. No nos dio tiempo para más.

Este año, sin embargo, no queríamos desaprovechar cualquier oportunidad que se nos presentara para repetir las emociones de una Marcha Nocturna.

Así, esta noche, hemos anotado en nuestro haber la VI Marcha Nocturna MTB Alfonsoyamigos.

El Atlético no ganó pero dio la cara en todo momento 

Con un partido importante en la televisión, con la ausencia de amigos que han finalizado sus vacaciones, con otros que al día siguiente tenían que madrugar para trabajar... aquí nos hemos encontrado:

Alberto, Andrés, Antonio, Ferluy, Galo, Isidoro, Javier, Juan, Santi, Toño y este narrador, afectado por algún virus extraño, que le ha permitido hacerse muy amigo del Sr. Roca en los últimos días. 

En total ONCE, aunque no hemos vendido ningún cupón.

La amenaza de lluvias intensas era constante, puede que alguno se haya acobardado por ello, pero lo cierto es que no ha caído ni una sola gota de agua. Cada día me fío menos de las previsiones meteorológicas, que no acaban de darse cuenta de que en esta zona tenemos un microclima que hay que tratar aparte.

Fuente de las Nieves

Como hay que tratar aparte a los atrevidos que cada día ponemos más y más intensidad en las nocturnas, aunque en esta ocasión se haya rodado sin atravesar ninguna zona realmente complicada.

Unas gotas de lluvia hubieran estado bien, pues los caminos están cada día más secos y se empeñan en levantar nubes de polvo a nuestro paso.

Aunque Ferluy tire de estadísticas, calcule medias de las últimas salidas y tenga la impresión personal de que no se ha marchado rápido, lo cierto es que el resto del grupo o la mayoría o puede que solamente yo, hemos tenido la sensación de que el ritmo de marcha ha sido “molto allegro”.

Lejos quedaron aquellas primeras nocturnas que eran más, ¿cómo diría yo?, más contemplativas y de disfrute de la noche, de sus olores y sonidos, de auténtico paseo. Yo reivindico que para el año próximo alguna nocturna se vuelva a realizar con este sentido. Quiero oír el canto de los grillos.

Poca diferencia hay ahora entre una diurna y una nocturna, salvo que hay más posibilidades de “pegarse una galleta” y, sin embargo, las estadísticas de accidentes no han aumentado.

Hoy, curiosamente, hemos rodado más agrupados que nunca. Puede que por tener la mayoría una buena forma, porque nadie se quería quedar atrás o por intentar tragar el menos polvo posible. ¡Vaya usted a saber!

A estas alturas, qué difícil es que tomemos alguna variante que no conozcamos todos como la palma de la mano y eso también ayuda, a pesar de que la oscuridad te invite a la precaución.

Las rutas de día son eso: “Las rutas”, las de siempre. Pero las nocturnas son otra cosa... hay una emoción especial y se nota que la adrenalina fluye con intensidad por las venas.

Y  como todo llega a su fin, las rutas nocturnas oficiales también y hemos celebrado, sin que nadie acabara “hecho un Cristo”, nuestra “última cena” en la hermosa mesa de piedra de la Fuente de la Virgen de las Nieves.

Taquilla de La Panera

La ruta genial, de lujo los compañeros y el ambiente de lo mejorcito, a pesar de que durante buena parte de la ruta me haya tocado ser el centro de las bromas.

Mi extraña dolencia me ha mantenido las tripas en ebullición y los esfuerzos realizados en algún duro repecho me hicieron temer lo peor. Sugerí la posibilidad de retirarme a tiempo, pero todos estuvieron dispuestos a afrontar el riesgo. ¡Son buenos chicos!

Volver a La Estación, nuestro punto de partida, después de que la mayoría hemos pasado muy cerquita de nuestra casa durante el recorrido, pero se trataba de rodar, de compartir, ¿no?

En la Asociación estaban cerrando, pero han esperado al vernos llegar y nos han ayudado gustosos a aliviar el polvo de nuestras gargantas.