martes, 4 de octubre de 2022

Fin de Semana en San Miguel de Valero con AlfonsoyAmigos - Jornada II

 

MONLEÓN

 

Había preparado una ruta sencillita, 33km y solo 700m de desnivel, para llegar pronto, comer y de viaje para casa


San Miguel de Valero


Crónica: Ernesto Alonso

El objetivo era visitar Monleón, con su bonito Castillo y barrio judío. El primer pueblo al que llegaríamos es El Tornadizo, a sólo 4 km. El camino lo conocía de chaval, había ido varias veces por él. 


San Miguel de Valero

Pero ya no hay quien recorre los caminos, no quedan pastores y el monte se está apropiando de lo que un día le quitaron. El último km costó pasarlo y nos llevamos bastantes raspones de las ramas de los robles y zarzas. Preferí ignorar la mirada de reproche de Nano y seguir adelante. Esto no sería nada comparado con lo que esperaba.


San Miguel de Valero
San Miguel de Valero
 

Por bonitos caminos entre bosques de robles llegamos al río Alagón, que cruzamos por encima de algunas piedras entre risas. Al rato llegamos a Monleón, donde disfrutamos de un café con magdalenas antes de visitar el castillo por fuera, pues es de propiedad privada. Aquí Miguel Ángel pudo hacer una vez más gala de sus estupendas dotes para hacer las mejores fotos.


San Miguel de Valero

Este pueblo es famoso por el viejo romancero ‘Los mozos de Monleón’ del siglo XV que se transmitió de forma oral. He leído las versiones de Menéndez Pidal, Dámaso Ledesma y García Lorca pero sólo se parecen un poco al que me cantaba mi abuelo. Eso sí, en todos el hijo de la viuda, Manuel Sánchez, moría pillado por el toro de 8 años. ¡¡Qué tragedia!!

 

San Miguel de Valero

Muy contentos y relajados emprendimos la vuelta pero aún tendríamos un par de sorpresas: una buena y otra mala. 


San Miguel de Valero

Primero la mala: unos 2, 3 ó 4 kms, quién sabe cuántos y ¡¡qué largos se hicieron!! transcurrían por caminos que separan los prados y que están delimitados por paredes de piedra. Estos caminos ya no se usan y las zarzas y ramas caídas se han apoderado de ellos y son casi intransitables. 


San Miguel de Valero

La ropa de alguno terminó con bastantes agujeros y yo mismo llevo marcas en la cara de algún raspón. Por fortuna, en algún momento Enrique nos confirma por el walkie que los raspones no van a durar para siempre. Esta vez no pude escapar a los reproches, especialmente de Nano, que me dijo que no era buen momento para dirigirle la palabra.

 

San Miguel de Valero

La ruta continuó por bonitos senderos entre bosques de robles hasta Linares. Aquí advierto que hay que tomar altura pero que hay escapatoria por la carretera hasta el destino. Andrés dice: "ya que estamos aquí vamos a subir". Y menos mal que lo hicimos pues aquí llegó la sorpresa agradable de la ruta: tras tomar altura encontramos preciosos senderos estrechos, pero ciclables que transcurrían entre preciosos helechos cobrizos y robles. No sabía si estaba en otro planeta o en el paraíso.

 

San Miguel de Valero
San Miguel de Valero

Ya sólo quedaba llegar a San Miguel, donde dimos buena cuenta en la terraza de manjares entre los que destacaban el jamón y el lomo de la tierra además de patatas fritas y aceitunas, bañado todo ello por frescas cervezas y refrescos. Un buen colofón para un fin de semana inolvidable.


San Miguel de Valero
 

Gracias amigos, a los que vinisteis y a los que nos acompañasteis de espíritu. Ya no me puedo lamentar de no haber montado en bici por mi pueblo. 


Accede a la crónica de la Jornada I - La Sierra de Quilamas



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