San Rafael y El Espinar salen de viaje

Guadalupe y Santiago de Compostela

La abuela de la derecha es nuestro amigo José Arenas

Sanrafaeleños y espinariegos disfrutan continuamente de su bello entorno, pero hay ocasiones en que sus ansias de aventura les lleva a conocer otros lugares, otras gentes.

Recientemente, dos de nuestros compañeros se unieron a diferentes grupos de amigos y se ausentaron de su tierra natal para buscar nuevas experiencias.

Coincidieron en fechas, pero la climatología castigó a los unos y respetó a los otros.

Un grupo marchó al oeste, hacia tierra de conquistadores, concretamente hacia Guadalupe en Cáceres, partiendo de la población madrileña de Leganés.

Frente al Monasterio de Guadalupe

Se trataba de José Arenas, espinariego, más conocido en nuestro grupo como “Bombi”.

Comenzaron animosos y acompañados de buena temperatura, pero después de un par de días, cuando estaban atravesando Las Villuercas, que es una comarca de Cáceres, el dios del trueno hizo su aparición y descargó toda su furia contra estos amigos que solamente pretendían pasarlo bien, que no habían ofendido a nadie.

A pesar de todo, de un terreno embarrado, de una temperatura que invitaba a la pulmonía y de una lluvía que buscaba el interior de cada cuerpo para dejarlo aterido de frío, este grupo de amigos continuó su marcha en busca de su objetivo, animándose unos a otros para no desfallecer.

Su logro es aún más grande, más meritorio, porque fueron capaces de llegar a Guadalupe, su destino final, a las 4,30 de la tarde de un día muy frío y húmedo, sin haber comido y cuando nadie, salvo ellos, se aventuraba fuera de resguardo. Era de locos. En tres días 280 kms.

El Real Monasterio de Santa María de Guadalupe fue testigo de su proeza.

¡¡FELICIDADES CAMPEONES!!

Y los que viajaron al norte, ¿qué fue de ellos? ¿consiguieron su objetivo?.

Puedo deciros que con gran ilusión comenzaron su ruta en Sarriá, en la provincia de Lugo.

Esta localidad se encuentra dentro de los míticos y últimos 100 kms, que es la distancia mínima que hay que recorrer a pié para ganar la Campostela.

Como ya dije al comienzo del relato, la climatología no fue la misma para los dos grupos de aventureros. A pesar de encontrarse al noroeste de España, en una de las provincias con mayor índice de lluvia, en estas fechas su ausencia fue la protagonista. Algo de chirimiri o calabobos, pero nada más.

Aquí tenemos a Fernando de Diego, sanrafaeleño, que junto con su mujer y unos amigos se proponen llegar a Santiago de Compostela.

Fernando frente a la Catedral

Lo dicho, salen de Sarriá bien pertrechados y con ganas de comerse los caminos.

Los kilómetros caen unos tras otros y al final de la jornada, la siesta reparadora después de comer se agradece. Por la tarde, a visitar lugares.

Portomarín, Palas del Rei, Arzúa, Pedrouzo y otras poblaciones verán atravesar por sus calles a estos caminantes, que saludan con el archiconocido “¡buen camino!” .

Tendrán oportunidad de compartir ruta con peregrinos de todas las nacionalidades y con el idioma internacional de los signos harán buenos amigos. Con unos se mantendrá contacto en un futuro, otros quedarán en la memoria como un grato recuerdo.

Y finalmente la llegada a Santiago, fin de camino, culmen de satisfacción y orgullosos de volver a casa con la Compostela en la mochila.

¡¡FELICIDADES TAMBIÉN PARA ELLOS!!