No abandones la bicicleta por problemas, olvídate de los problemas con la bicicleta
No
sería la primera vez que, por las prisas de última hora, alguno olvidase en
casa una rueda, las zapatillas o el casco o que fuera la propia bicicleta la
que, al iniciar la marcha, nos recordara que no hemos puesto a punto la cadena
o los frenos.
Confiando
en que hoy se encuentre todo en perfecto estado de revista, hombres y máquinas acudimos
al punto de cita: Andrés,
Ángel, Enrique, Ernesto, Fer, Jesús, Luis Ángel, Patrick, Rafa, Samuel, Santi y
Alfonso.
Estamos
junto a la Cañada Real Coruñesa, actualmente la Avenida de Reina Victoria, en
zona de chalets “El Nido de Los Negrales” (Alpedrete). Puede que algún propietario lamente que seamos
más bulliciosos de lo deseado a estas horas de la mañana.
Abrigados, sí, se nota fresquillo, pero todos contamos con que a lo largo de la mañana nos tengamos que ir desprendiendo de ropa. Apetece que el sol se deje ver.
Iniciamos
la marcha con cierta tranquilidad por la Cañada Real de las Merinas, atravesando
la localidad de Alpedrete con las bicicletas rodando con el piloto automático y
por el mismo trazado que durante siglos recorrió la corte madrileña para desplazarse
a los Reales Sitios.
No
siempre tenemos suerte de empezar a calentar por semi llano y aceleramos la
marcha por la zona de Los Barrizales… hace tiempo urbanizada. Zona entre prados y en cruce, al que
volveremos a nuestro regreso, desvío por la derecha por el Cordel de los
Labajos para acercarnos hasta Guadarrama.
Apenas
rozamos Los Molinos y empezamos a tomar desnivel. Solamente abandonaremos la Cañada de las
Merinas al llegar al punto más alejado de nuestra ruta, al tener a la vista la Presa de los Irrios, de finales de los
50.
Allí
sigue, con ese bocado que nadie parece querer reparar, porque fue realizado a
propósito para aliviar la presión del agua del arroyo de los Irrios sobre sus
paredes. Un
arroyo que nace en la ladera por encima del Camino de los Lomitos, tan familiar en nuestras rutas.
Un breve descanso y seguimos adelante, unos por la cabecera del embalse y otros, por recorrido más corto y apto todo el año, por mini trialera bajo la pantalla.
Atravesamos el Prado Montero, primero en ascenso por pistas junto a cuadras y picadero y después, más divertido, por algunos tramos entre arbustos y piornos que todavía no han echado flor ni se han endurecido como para llegar a arañar.
Tomamos
rápidos el Cordel de la Calleja de los Poyales y el Cordel de Valladolid hasta
llegar por encima de antiguo sanatorio militar, donde no hay más remedio que
recorrer 500 metros de la Nacional VI y desviarnos después por la derecha.
Unos
repechos por pista muy rota y con zanjas que nos preparan para lo que llega
después… Cruzamos
por túnel bajo la autopista y no se escucha ni una queja; todas las fuerzas se
reservan para superar el cuestón de hormigón que tenemos delante. ¡Vamos, que no es la primera vez! ni será la
última.
Entramos
en zona forestal para llegar al Cruce de
las Conejeras. En
esta ocasión y por recomendación de Patrick, optamos por coger de frente la Vereda del Agua, de recorrido más
divertido y agradable a la vista. Enrique
no ha esperado y ha seguido adelante por la pista, hasta el “cruce de los
plátanos” y más allá.
Aparecemos frente a la fuente del Arroyo de las Chorreras para retomar la pista principal y seguir adelante. Ya va sobrando ropa.
Tenemos
por delante 3 kms de duro ascenso a tramos, pasando de largo el desvío que en
otras ocasiones nos ha llevado hasta la fuente
de las Hondillas y la pista al Alto
del León.
Superamos el arroyo de los Álamos Blancos en un par de ocasiones y más adelante el arroyo de Matalachina en curva pronunciada y con ello el punto más alto de la ruta (1381 m) que nos indica que debemos abandonar la pista por la izquierda enfilando hacia el Cerro del Cebo de los Lobos (1395 m). Algo de ropa que acaba en la mochila, un gel o barrita y a por el sendero.
No hay pérdida, no hay más que seguir el senderillo ¿no?, con desparpajo y con precaución en algunos tramos como al superar unas zanjas junto a las que espera Fer para avisar. Después, vadear el Arroyo de Picazuelo, cárcavas, escalones, piedras, muchas piedras y pedrolos cariñosos de los que rehuimos el abrazo.
Más allá un par de troncos caídos que obligan a poner pie en tierra. Un no parar de avisos por el walkie y los que te van dando el compañero de delante y que transmites al de atrás. Los cinco sentidos al 120% y las bicicletas dejándose llevar por las manos diestras de sus dueños. En las zonas de cruces de caminos aprovechamos para reagrupar y soltar la tensión.
Bordeamos
el Cerro de los Hornillos (1292 m)
por la zona de Las Conejeras y ya estamos en el área recreativa de La Jarosa. El desviador de la bici de Santi se queja, ha
recibido algún fuerte golpe, pero no hay arreglo posible, tendrá que aguantar
hasta el final. No,
no hemos finalizado.
Tomamos
de nuevo pista forestal, por las llamadas calle de los Álamos y la de las
Chaparras… ¿He
dicho que en ascenso? Pues
eso, sin dejar de pedalear hasta tener al alcance de la
mano los muros de piedra de Cuelgamuros.
El track y la memoria nos dicen que ahora ya todo es en descenso. De momento, algo más de 4 kms muy rápidos, aflojando al cruzarnos con andarines, hasta topar con la M-600 y regresar a Guadarrama.Tramo de tráfico que a ninguno nos gusta, pero tenemos que empalmar con la M-614 y recorrer parte del Cordel de Puerta de Hierro por las Eras de San Roque ¡Toma ya con el nombrecito!
Esperamos
para reagrupar pero se nota cierto nerviosismo. ¿Juega
el Atlético pronto? – Sí,
pero vamos muy bien de hora.
Fácil
rodar por Prado Raso tras cruzar la N-VI, cambiando de callejuelas e intentando
evitar extravíos. Los
galgos van tomando disimuladamente la cabecera, en espera de que el cohete de
la señal para salir disparados…
Ojo,
salida en falso, ha habido escapada, pero a ver quién les detiene ahora cuando
ya han olfateado el final de ruta. Unos
5 kms que enervan a todos, incluidos los que sabemos que la e-bike no nos va a
ayudar a estas velocidades, pero ya echamos el resto.
Caras
de satisfacción e intercambio de abrazos y felicitaciones. Esta ruta no es “una ruta cualquiera”, ni mucho menos y la
hemos completado con un sobresaliente.
Una alegría hacer esta ruta casi clásica de Alfonso y Amigos, nunca defraudan sus bajadas, pero tampoco sus subidas! Y la zona de la jarosa no tiene desperdicio, siempre es un pacer rodar por ahí, aunque mejor ahora que más entrada la primavera por la orugas, que nos hacen volver a casa con urticaria a más de uno. Esta vez nos hemos librado 😊😊😊
ResponderEliminarEsta ruta es de las que más me gustan por esta zona. La única cuestión inevitable son los dos pequeños tramos por carretera. Con mucho cuidado y atención salimos bien librados.
ResponderEliminarEn lo que respecta a mi vieja Scott la patilla del cambio ha demostrado su calidad pues 7 años o quizá algo más ha resistido toda la tralla que le he dado sin rechistar, hasta el pasado Domingo en que pasó a mejor vida.
Disfrutar de la semana y nos vemos pronto.
Estupenda ruta y a pesar de que sabíamos que es dura, acudimos un buen puñado de amigos, sabíamos que también es muy divertida y bonita por la Sierra de Guadarrama y el día se prestaba a disfrutar.
ResponderEliminarGracias, a todos por tan magnífica mañana.
Un abrazo. Sed Felices!
Vaya ruta esta. Vaya ruta.
ResponderEliminarSe podrá escribir mucho sobre ella, pero la subida de La Jarosa y la trialera de bajada, para enmarcar.
Jo, que si nos gusta la bici!!!
Gracias amigos por otro SuperSunday.