Para el ciclista, está claro, mejor frío que lluvia, pero ¿y si al finalizar la
ruta no ha llovido pero vuelves a casa con algún kilo de barro no deseado?
Lo que sí deseamos los compañeros que acudimos a la cita es divertirnos: Andrés, Ángel, Enrique, Fer, Juan, Nacho, Rafa, Santi y Alfonso.
Mañanita fresca de Abril
Mañanita de rocío cubierta
Con olor a hierba fresca
AlfonsoyAmigos se despierta
No vienen mal unos abrazos de firme achuchón y unas palmaditas en la espalda para entrar en calor antes de empezar a dar pedales más puntuales que nunca. Hace mucho frío.
Iniciamos
la marcha por las calles de Prado Acero
a fin de coger el inicio de la pista forestal, acercarnos a la Cerca de las Monjas, vadear el Arroyo Mayor que baja muy crecidito por
Aguas Vertientes e izarnos hacia Peña El Águila (1470), para adentrarnos
en la provincia de Ávila recorriendo tramo de la Cañada Real Leonesa y alcanzar finalmente el Collado Hornillo.
¡Uff!, casi me quedo sin aliento en el relato.
Unos
con más calma y otros apretando el ritmo desde el primer momento, tanto que
casi provocan el resuello a más de uno pero, enseguida, todos arriba
quejándonos solamente del viento frío que corre a pesar de estar el día tan claro.
Si lo
llego a saber, hubiera tomado nota desde el primer día para contabilizar las
veces que hemos realizado este recorrido. Una
más. Seguro que nos hubiera
sorprendido.
Enseguida
perdemos de vista a Fer que se ha lanzado por la trialera y ahí va también Juan detrás de él, mientras
los más precavidos bajamos por la pista. ¡Cuidado
con el hielo! avisan por los walkies y no resultará ser la última ocasión.
Nos juntamos junto a la fuente del Hornillo dándonos tiempo a ver como Juan desciende con soltura, destreza, incluso gracialidad y... de repente hocica y acaba en el barro por los suelos. Aparatoso a la vista pero sin aparente dolor.
Poco
más abajo, es Fer el que quiere mostrarnos pirueta de patinaje artístico y
acaba resbalando sobre el suelo helado y dándose algún mal golpe que le llevará
renqueante pero sufrido el resto de la ruta. Poco
más abajo, yo mismo llego a avisar con tiempo de nuevos tramos helados que
salvamos con más miedo que precaución.
De
nuevo unos por asfalto y otros por el senderillo habitual que se acaba
disfrutando sin problemas. Se
vadea arroyo en dos ocasiones y Andrés siente la tentación y no se reprime de
meterse al agua casi hasta las rodillas.
Medio
equipo rebozado en barro, mojado o golpeado. En el
siguiente tramo, todos de acuerdo en seguir por la pista, pero con mucho ojo y
soportando desde el principio temperaturas de -4 y -5º, con sensación térmica
bastante inferior. ¿Seguro
que estamos en Abril?
Da
gusto, de momento nadie mira su GPS pues sus bicicletas se saben casi de
memoria el recorrido como ganado en busca de agua. Y seguiremos así un buen tramo, rodeando los
campings Vallenmedio y La Nava y avanzando sin problemas hacia el embalse de Cañada Mojada, que
suministra agua a Peguerinos.
A la
entrada de la presa nos aguardan más placas de hielo, pero ahora nos cogen
prevenidos y podemos disfrutar de las vistas del embalse y del ruido de agua
desbordando por los aliviaderos.
Un
par de repechos que superar mientras seguimos dando pedales, olvidándonos de
trazado alternativo por variante que dibuja el cauce del arroyo Chuvieco.
Las
ruinas de la Casa del Comandante y ya estamos en el Collado de Gargantilla (1630 m) donde nos limitamos a mirar de
reojo el duro ascenso a Cueva Valiente,
que queda anotado para más adelante.
Nuestras
pedaladas, ahora más alegres, nos llevan por nueva pista hacia el collado de Las Lagunas, pasando junto a
la solitaria Fuente de Fernando Benito
y las dispersas Lagunillas, que muchos no habían visto como hoy las encontramos de agua y
hielo. Las
dejamos a nuestra izquierda para coger, más en bajada que en subida, tramo hacia
la Pradera Viciosa y la fuente de la Reina.
Se ha acabado lo fácil, así que nos tocar recorrer el que será un largo trecho por el camino de Peguerinos, saliendo de tierras abulenses y entrando en
el único enclave madrileño (un territorio
incluido en otro geográficamente), el de la Dehesa de La Cepeda. Doce kilómetros
cuadrados pertenecientes al municipio de Santa María de la Alameda, pero que
fue segoviano hasta 1833. Cuentan
que estas tierras fueron subastadas y adquiridas por la familia Sainz de
Baranda, de quienes surgió el primer alcalde de Madrid.
Oculto
a la vista queda el “coqueto” puente románico,
sobre el arroyo de la Solanilla,
que tantas veces hemos visitado y fotografiado, pero hoy solamente tenemos ojos
para fijarnos en la rueda delantera y la pista muy rota y con gran cantidad de
piedras que tenemos que superar con duro esfuerzo.
Estamos
en el primer alto y a nuestra derecha nos intenta atraer el punto estratégico de Las Tres Provincias, donde se hermanan Ávila,
Madrid y Segovia pero... miramos a otro lado y pasamos de largo, nadie hace por
detenerse. Se ha
levantado un aire helado que corta la cara y los labios, mientras el sol presente sigue sin ganas de ofrecer calor.
Aquí
en este punto, recordemos, hemos sufrido terribles ascensos o descensos por la Vereda de Santa Quiteria junto al Arroyo del Boquerón o la variante que
nos ha llevado otras veces a tomar inicio del Camino del Ingeniero, pero seguimos adelante.
Tan
bien cuidado como siempre, encontramos a nuestro paso el Refugio de la Majada de los Lobos y la fuente del mismo nombre
junto a árbol solitario, pero Fer me corrige in situ con una gran sonrisa y
resaltando el acento: “Esta
zona es La Majá”.
Abandonamos la pista
principal para coger en descenso la Vereda
de los Serranos, vereda o lo que queda de ella, pues la encontramos
bastante rota y peligrosa al paso rápido. Nos acercamos al encuentro de los
márgenes del Campo de Golf de El Espinar.
Un
corto tramo por carretera y giramos a la derecha para tomar la Cañada Real Soriana Occidental, que bordea
la Cerca Portillo que otras veces
hemos cruzado a través. Puede
que la idea no haya sido la mejor, pues en esta cañada parecen haberse
acumulado todas las aguas caídas en los últimos días, convirtiendo los caminos
en auténticos lodazales.
Algo
más de seis kilómetros de auténtica penuria, rechinar de dientes y crujir de
bicicletas. Afortunadamente,
este barro no se endurece pero se agarra las ruedas como si le fuera la vida en
ello, provoca serios resbalones y deposita arena en cada resquicio de las
bicicletas impidiendo la buena marcha y desgastando como lija el metal. Donde no hay barro encontramos agua y si no
hierba que cede peligrosamente a nuestro paso.
Tras una auténtica tortura, nos acercamos hasta el Telégrafo Óptico en El Espinar, sobre el que ya publicamos reportaje hace tiempo.
Uno de los Mojones que conmemoran 7 siglos de la Carta Puebla |
Una
alegría enorme comprobar que llegan a nuestro encuentro Toño, Nati y Fernando, para
saludarnos y tal vez con la intención de regresar con nosotros, pero aún nos
queda recorrido. Juan
y Rafa regresan con ellos hacia El Espinar, ya que van justos de tiempo, pero
el resto se propone culminar la propuesta original. Nos restan casi 18 kms.
Descendemos
por detrás, una vez más por pista rota, para pasar por debajo de la AP-6 y tomar
la Vereda de la Casilla del Doro, donde las vacas que encontramos no parecen
tener la misma prisa que nosotros. Una
última foto dejando atrás el telégrafo y ya no habrá más.
Mejor
no aflojar la marcha y llevar la bicicleta bien dominada para no resbalar
mientras recorremos la ladera baja del Cerro
del Caloco, que no se priva de sus propios humedales y bancos de barro
resbaladizo.
Los
kilómetros se han ido acumulando en las piernas pero se nota perfectamente y
más en los kilómetros finales, quienes entrenan entre semana. Pero ganas no nos
ha faltado a ninguno.
El Espinar, camino de Los Pastores, San Rafael. Casi 61 kilómetros recorridos, con un desnivel negativo de 1196 m. Kilometraje no habitual, con mucho frío y mucho hielo, agua y barro, el que hemos encontrado por el camino y el que nos hemos traído puesto a casa.
Esperemos que al menos haya valido como entrenamiento y gustado esta
"Ruta Rodadora"
Mas que rodadora, yo la definiría como deslizadora. Menudos trampales de agua y barro, como el que me comí. Seguramente no era la ruta idónea para el día elegido, con la acumulación de agua por las lluvias caídas. AL final Rafa y yo, terminamos con 55 km en nuestras ruedas, 6 menos que la ruta completa. Bueno una más a la saca, pero esta vez más pesada por el agua y el barro. Buena semana amigos. Y gracias por la compañía Alfonso!.
ResponderEliminarCataplún y al suelo, que tuve el suelo muy cerca de la cara, muy dolorido, pero bueno al final chapa y pintura.
ResponderEliminarLa ruta tuvo de todo, sobre todo agua, frío y barro, mucho barro, pero bueno, con una exigencia +, pero otra a la saca.
Contento de ver de nuevo a Nati y Toño, a ver si los encuentros son más largos y más a menudo.
Gracias por interesaros por mi estado y estar pendientes de mí toda la ruta amigos.
Fer
Hemos programado una ruta rodadora de preparación para el Camino... ¿Ruta rodadora?
ResponderEliminarLa cara que se le ha quedado al bebé,
es la misma con la que terminamos todos pero con barro hasta las "orejitas".
Era difícil de preveer, y el viento y el frío
jo! que estamos en Abril
Si nos sale un día así en el norte...ya estamos preparados jeje. Toquemos madera!
Hubo sorpresa y nos dimos un abrazo con Toñín y Nati y conocí Fernando que les acompañaba.
Espero que los incidentes no tengan consecuencias, sobre todo el de Fer, que jabato, término la estampa, dolorido! y magullado!. Pundonor por los cuatro costados.
Gracias a todos por estar ahí.
Sed felices un abrazo.
Ruta exigente para hombres y máquinas. Fuimos un poco optimistas en cuanto a la previsión del tiempo a emplear pero incluso así ha sido una ruta de preparación con muy buen diseño.
ResponderEliminarEn las zonas con el terreno encharcado hemos gastado muchas fuerzas pero bien empleadas.
60 km redondos y la semana que viene más.
Una alegría encontrarnos en el campo con Toño y Naty. Os echamos de menos.
En primer lugar agradecer el esfuerzo de intentar hacer rutas que nos permitan estar juntos y ayudarnos a coger un puntito de forma que nos haga disfrutar del reto que está ya casi a menos de un mes.
ResponderEliminarEsa hierba mojada, que se agarra a las ruedas ... que recuerdos. Las lagunillas como nunca antes las había visto...
Gran día, aunque muy frío, y eso que estábamos en primavera.
Un abrazo.