Camino de Santiago
Ya fue contado:
“El
8 de Mayo de 2010, el grupo que
iniciamos periplo desde Roncesvalles
tuvimos que detener nuestro avance hacia Santiago
por culpa de intensa lluvia y retornar a casa con un firme ¡Volveremos!
Pues
aquí estamos de nuevo el 12 de Noviembre del mismo año. Cuatro
amigos nos hemos propuesto retomar aquello que quedó a medias, porque queremos
completar el Camino en este Año Santo Compostelano, año de Jubileo que nos
permitirá obtener la indulgencia plenaria de nuestros pecados.
En esta ocasión, el equipo lo formamos Fernando, Germán (que esta vez no se resiste a no dar pedales) y Alfonso, pero tendremos el inestimable apoyo de Ignacio. (q.e.p.d. al día de hoy)
El
primer objetivo es la subida al Puerto
de Piedrafita (1683 m), cuyo inicio está más lejos de lo que nos
habían indicado. Atravesamos
Pereje, Trabadelo, La Portela de Valcarce…, pueblos que dejamos atrás llaneando bastante hasta comenzar la subida.
Una repartidora de pan del lugar nos aconseja llegar hasta Piedrafita y la hacemos caso. Coronamos la subida con menos esfuerzo del esperado. Fotos y nuevo ascenso hacia el Puerto de O Cebreiro, donde nos acompaña la niebla y un viento racheado bastante frío.
Pequeños descensos y nuevos repechos al Alto de San Roque (1280m) y al Alto do Poio (1335 m), donde en una posada nos atiende una señora que dice tener 78 años y que nos ofrece una empanada que recordaremos durante mucho tiempo, ya que jamás hemos comido ninguna igual, (y esperamos no volver a comerla). El día anterior estuvo nevando y se deja notar en el cuerpo.
Descenso
rápido pero muy peligroso. En
ocasiones el viento racheado te frena en seco y en otras te lanza a velocidades
increíbles. (El velocímetro de Fernando llega a marcar los 75 kms por hora).
Ignacio, siempre atento, nos espera en cruce para indicarnos desviación que nos hará ascender por unos parajes increíbles, pero con pendientes durísimas, para llevarnos hasta el pueblo de San Xil y el Alto de Riocabo.
Las piernas empiezan a pesar, pero ya casi
todo es descenso y decidimos detenernos en pequeña aldea para meternos al
cuerpo unos bocatas calentitos de tortilla francesa y unos botellines. Licor de hierbas que no podemos rechazar
y nuevamente a la bici.
Estamos
accediendo a nuestras habitaciones en Sarria después de algo más de 5,30 horas de duro pedaleo y 77 kms recorridos.
Hoy hemos finalizado la ruta, mañana nadie lo sabe.
Un abrazo para todos”
Desde
aquellas aventuras del 2010 seguro
que todo ha cambiado: Probablemente
sendas y caminos en mejores condiciones, más avanzados los medios técnicos de
navegación, bicicletas de última generación y, sobre todo, mayor preparación
física. Eso
sí, la climatología es tan caprichosa como la de entonces.
Que
la lectura de estos relatos pasados os de tanta fuerza a los nuevos aventureros,
como a otros nos llena de nostalgia y de buenos recuerdos.
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