Como en la vida, el éxito de una ruta a menudo se mide no solo por las metas alcanzadas, sino por las adversidades que superamos
La jornada de hoy ha sido claro testimonio de esta verdad: una ruta que ha marcado un éxito rotundo
Hoy hemos acudido a la cita: Ángel, Enrique, Juan, Luis Ángel, Pawel, Rafa y Alfonso. No nos queda más remedio que echar la vista atrás, pues la ruta de hoy la hicimos por primera vez en abril de 2017 y cinco compañeros actuales ya estuvimos presentes en aquella ocasión. En aquella épica travesía que titulamos: Valdemorillo, ruta de molinos y demoledora.
En Abril de 2017 |
Os invito a rememorar las fotos y la crónica de entonces, donde encontraréis magnífica descripción de la ruta. Pincha AQUÍ
Mal
recuerdo personal, pues en aquella ocasión hizo mucho calor, andábamos todos escasos
de agua y sufrí un fuerte pajarón al final de ruta. Siempre
he preferido las rutas de invierno. Hoy
lo vamos a compensar.
¿Ha
sido bonita la ruta de hoy? - Sí,
ha sido una sinfonía de paisajes que han deleitado nuestros sentidos. ¿Ha
sido dura? - Sí,
cada paso ha sido un desafío, una prueba a nuestra determinación. ¿Ha
sido variada? - Enormemente,
como un mosaico de infinitos colores.
Con sonrisas amplias y el río Perales como testigo, hemos cruzado a duras penas sus aguas alegres y cristalinas. Imposible no dejarnos transportar a recuerdos pasados, como la caída que nuestro amigo Juan “Platón” tuvo en este mismo lugar. La ruta fue complicada entonces y casi más desafiante en esta ocasión por su aumento de caudal. Sin embargo, Luis Ángel, fiel a su costumbre, no dudó en mojarse algo más que los pies.
Hemos recorrido la Senda Ecológica de los Molinos de Navalagamella, senderos que sólo son aptos para senderistas experimentados, no para ciclistas que no quieran apearse en cada tramo, pero zona a la que no podíamos renunciar si queríamos volver a ver los antiguos molinos.
En
nuestra ruta, hemos atravesado zonas de bosques frondosos y de arbustos
traicioneros, ascendido colinas muy empinadas, interminables y durísimas,
y descendido por laderas pedregosas y vertiginosas.
Hemos
avanzado por caminos de piedra suelta, donde la velocidad era el único remedio
para no quedar encallados. Además, nos hemos cruzado con
múltiples senderos y desvíos, que continuamente inducían a coger la dirección equivocada.
Ninguno
de nosotros quería detenerse a observar el GPS cuando la adrenalina fluía con
soltura.
Superar
duros desniveles, teniendo que cargar las bicis en zonas con altos escalones,
se ha convertido en algo habitual por un buen trecho. Cada
pedalada nos llevó a través de un paisaje diverso, con distintas
dificultades, con diferentes retos. Fue
una ruta que desafió nuestros límites físicos.
Y a
pesar de todo, nuestra ruta transcurrió sin incidentes, manteniendo un buen
ritmo y con una excelente hora de regreso. Esto
nos permitió aceptar la invitación de nuestro amigo Ángel y disfrutar de
refrescos y viandas, mientras charlábamos animadamente con la planificación de nuevas
rutas.
Una
vez en el coche, regreso a casa con fatiga, un testigo silencioso de nuestro
esfuerzo, pero también con un profundo sentimiento de orgullo. Orgullo
por la forma física y el valor demostrado por mis compañeros, por la
solidaridad y el coraje que todos hemos compartido. Esta
no ha sido una jornada cualquiera; cada obstáculo superado nos ha acercado más
a comprender el verdadero significado de AlfonsoyAmigos.
No podía haber mas subidas y mas bajadas en otra ruta excepcional hoy en los lares de Valdemorillo. Por veces que repitamos rutas, separadas en el tiempo eso si, no dejan de sorprender y dejar un sabor especial.
ResponderEliminarCon un ritmo tan alto que nos permitió acabar a una muy buena hora, dejamos atrás otro domingo made in AlfonsoyAmigos.
Lastima que el sábado que viene no os pueda acompañar a la ruta de los embalses allí en El Berrueco. Y aunque estaré montando en bici muy lejos de aquí, ya me acordare de vosotros y de esa ruta que es de las que merecen la pena siempre. Nos vemos en 15 días.
Un abrazo.
Valdemorillo, el río Perales, con pedrolos imposibles de ciclar, bajadas infernales, buenas subidas, el sol que calienta como un infiernillo en la cabeza y no en los pies y el último subidón que no se si tiene nombre y sí lo tiene no quiero saberlo.
ResponderEliminarEn definitiva, que tiene de todo. De todo menos descanso.
Pero nos gusta.
Por fin pude celebrar mi cumpleaños!
Siento no compartirlo con más compañeros.
La crónica de 2.017 magnífica.
Las fotos de 2.024, las que yo hice, son insuperables. Ahí lo dejo.
Gracias por estar ahí.
Sed Felices Un Abrazo