Si los éxitos de nuestra vida se miden por los obstáculos que superamos, hoy AlfonsoyAmigos ha triunfado
Al finalizar la ruta de hoy las caras de mis amigos no pueden disimular su contento a la vez que una euforia especial y yo, una vez más, me siento orgulloso de cada uno de ellos
La de
hoy no era una ruta nueva, es verdad. La
realizamos en Marzo de 2021 en tiempos de confinamiento y volvimos a recorrerla
en febrero de este mismo año, dando buena cuenta en ambas ocasiones con
crónicas y fotos de lo que por entonces aconteció. Puedo recordar que tampoco se escatimaron alusiones
a su dureza y complejidad.
Si el
ser humano ya es extraño de por sí, el ciclista lo es aún más. Se avisa por activa y pasiva de la dureza de
una ruta y más contentos que unas pascuas acudimos a la cita: Andrés, Ángel, Enrique, Fer, Jesús, Luis
Ángel, Pawel, Santi y Alfonso. (Yo he contado 9, Luis Ángel..., varias veces, Je je)
A
petición del distinguido público o por votación popular que diría otro, hemos
retrasado quince minutos la hora de encuentro por aquello de que ya hemos
entrado de pleno en un invierno que hasta ahora disimulaba serlo. La mañana en Navalafuente nos saluda fresca, muy fresca y nos invita a
abrigarnos. Unos
ya equipados desde casa y otros eligiendo modelito a última hora.
Puede que los abrazos de hoy sean más efusivos que de costumbre por aquello de intentar entrar en calor, pero lo mejor será empezar a dar pedales cuanto antes. ¡Vamos allá!
Me
gusta cuando damos comienzo a las rutas con unos kilómetros de fácil rodar, como
hoy por el camino de Cabanillas, con algunos cruces de caminos y un corto tramo
que espabila antes de vadear el arroyo
Albalá y dirigirnos hacia Cabanillas
de la Sierra, desde donde comenzaremos ascenso suave pero continuo siguiendo
el curso del arroyo del Sacedón entre límites de fincas.
En zona complicada de piedras Enrique da aviso y el grupo se detiene, ha doblado un diente del plato. Mientras no faltan manos para ayudar, Santi nos sorprende a todos sacando de su mochila algo grande y plateado… un gran termo con el que ha cargado desde el inicio de ruta. Nos ofrece a todos un buen sorbo de café con leche bien calentito. ¡Menudo detalle!
Los caminos de Santo Domingo y de la Capellanía nos acercan a cruce con la N-I y dan paso a rodar por El Tomillar, El Sacedón y Los Cuarteles siguiendo senderos en ascenso flanqueados por jaras crecidas y zonas de grandes losas de piedra que se superan con relativa facilidad. Estamos cerca del Collado de San Pedro (1055 m). Va sobrando ropa.
Tenemos
un bonito descenso y se cruzan senderos que pueden dar lugar a extravíos como
en anterior ocasión y a pesar de estar atentos alguno tiene que deshacer camino
para tomar giro en zona de Talacornoque, con nueva subida y descenso largo hasta
el arroyo Albalá para coger senda del mismo nombre.
Más de cuatro kilómetros en ascenso hasta alcanzar y cruzar la localidad de Valdemanco junto a su fuente y el monumento a los canteros y de nuevo algún extravío hasta poder reagrupar. A pesar de partir juntos una vez más, ahora comienza subida hacia el GR-10 y el grupo se dispersa de camino hacia el pinar de Mondalindo por pistas que agradan menos que los senderos y que llegan incluso a disgustar cuando las rampas toman durísimos desniveles con largos tramos de piedra suelta.
El Puerto
del Medio Celemín (1303 m) nos coge ya en bajada con unas esplendidas
vistas hacia (creo) el Cancho Gordo, en la Sierra de La Cabrera.
La bajada es muy rápida, con posibilidad de tomar agua fresca de un par de fuentes, hasta una explanada con senderos en varias direcciones, donde reagrupamos antes de tomar tremendo descenso trialero con los miembros de la caravana ciclista más pegaditos de lo recomendable. Zonas muy complicadas, pero uno se lanza sin pudor y el resto le sigue sin dejar mucho tiempo para que la mente dude.
Recojo
párrafo de la crónica anterior:
“Restos
de canteras de piedra, dehesas, prados y senderos zigzagueantes, con continuos
sube-bajas, pendientes empinadas, descensos muy rápidos por lanchas de piedra
que ya a ninguno intimidan y cuando parece que nos hemos alejado, superamos
giro cerrado para volver a descender y dar otra vuelta. ¡Increíble!”
Un último
tramo duro y de nuevo en Valdemanco donde cogemos algo de asfalto por la M-610 para
evitar zona fea por cantera y nos desviamos hacia el camino de Guadalix.
Recorrido más o menos fácil que nos lleva en paralelo y más abajo de las vías del tren hasta tomar esta vez un desvío nuevo, no conocido en anteriores ocasiones. Veo a Enrique tomarse un gel de manera apresurada… no nos espera nada bueno.
La
alternativa nos lleva hacia zona de grandes lanchas de piedra que se amontonan
una tras otra sin dejar camino entre ellas. No
hay más remedio que conquistar cada piedra y así lo hacemos, incluso la más
empinada y grande que parece ser mítica en la zona. Los mapas indican que estamos en el Lanchar del Pajarito.
Ahora
sí, rodamos un buen tramo pegados a las vías hasta la antigua estación de
Bustarviejo y Valdemanco, donde tendremos despiste con los GPSs y acabaremos rodando
un kilómetro en descenso por la M-631, hasta desvío hacia antigua cantera que
ahora vemos con infinidad de retoños de árbol plantados.
Vamos
rápidos pero relajados por cañada aparentemente limpia de obstáculos, pero Fer
se encontrará sin posibilidad de evitarla una reguera amplia y profunda cruzando
casi toda la pista. La
rueda entra, se bloquea y le hace caer… con el susto de todos y el suyo propio.
Afortunadamente este “tipo”
es duro.
De
nuevo en marcha, hasta cruzar otra vez la M-631 muy cerca de gasolinera, para
encontrarnos con sendero pedregoso ya conocido que no alcanza categoría de “trialera”
pero que nos hace volver a disfrutar los últimos kilómetros de regreso.
Pocas
o ninguna foto de las trialeras… No
era momento de detenerse y si de disfrutar del recorrido y de la emoción
compartida con los amigos.
Semana tras semana me quedo sin calificativos, dura, muy tecnica, BRUTAL, toda la ruta en general me gusto pero la subida a los canchales me encanto, pocas como esta hablando de dificultad.
ResponderEliminarEn la proxima prometo que no me caigo.
FER
Técnica, muy física, infinidad de terreno, pista arenosa, con piedra, con arena y piedra de subidas, de bajadas, canchales, lamas de subida como El pajarito, bajadas con escalones...
ResponderEliminarBrutal, alucinante, vertiginosa trialeras interminables, en las que la primera vez que realizamos puse mucho "pie por precaución" era más joven! Todos éramos más jóvenes .
Cómo hemos cambiado.
Gracias Alfonso, cómo siempre buena convocatoria, buena dirección y realización y fotografía.
Gracias a todos por estar ahí.
Sed Felices Un Abrazo