Al filo de la Medianoche
Con las Marchas MTB Nocturnas de AlfonsoyAmigos hay destinos
que se están convirtiendo en emblemáticos.
Cada año surgirán nuevos recorridos, pero los ascensos a
Cabeza Reina, al Alto del León y el de hoy hasta el Telégrafo Óptico no podrán
faltar.
Lo raro será que a estas alturas todavía haya quien no
conozca la historia de esa torre que, aún estando en ruinas, vigila atenta el
quehacer diario de cada espinariego.
Fiestas en San Rafael con atractivas propuestas y prueba de ello es que a la cita de
hoy apenas acudimos tres bici@sos de esta localidad.
De una forma o de otra, a las puertas del Ayuntamiento de El
Espinar llegaremos a juntarnos hasta 20 aves nocturnas ansiosas de aventuras:
Alfonso (Chupo), Andrés, Ángel, Antonio, Daniel, Javi (Galo),
José Ramón, Juan Carlos, Ferluy, Lourdes, Luis Ángel, Luis Ángel JR., Miguel, Santi
Fernández, Oscar, Toño, Alfonso y como la antigua canción de Encarnita Polo...
Paco, Paco, Paco... (García, Martín y Perlado).
Fuente de Cantarranas |
Se nos une por primera vez Oscar que ha tenido que poner toda
la carne en el asador pero creo que se ha divertido. Podemos saludar a Chupo
después de casi un año y Galo... no sabemos si se ha equivocado de
convocatoria, pero allí estaba y sabe que siempre nos da alegría verle.
La marcha dio comienzo el miércoles 22, llegamos de vuelta de
la ruta poco antes de la medianoche, pero todos “pillamos cama” algo entrada la
“madrugá” del jueves... es lo que hay.
Habrá quien se queje de sueño acumulado, de falta de sueño,
de que al día siguiente hay que madrugar... claro que otros se quejan de los
años que cumplen sus piernas, pero a la siguiente convocatoria allí vuelven a
aparecer.
Será que es cuestión de poner en la balanza los pros y los
contras... y ya sabemos quien gana en la mayoría de los casos, pues seguimos
echando de menos a buenos amigos que en su balanza deben pesar más los contras.
Tal y como estaba previsto partimos a las 21,00 horas. Que
no, que es una broma, que al final echamos casi media hora en entrecruzar
saludos antes de dar la primera pedalada.
Y a pesar de todo, casi la mitad del recorrido lo
realizaremos sin encender un solo foco, en busca de la noche, mientras el día
nos dice “hasta mañana”.
Aún tenemos compañeros que acuden con luces insuficientes o baterías
no cargadas al máximo. Os recordamos que en una ruta nocturna es tan importante
ir bien iluminado como llevar el casco y, por supuesto, tener también una luz
trasera para dejarse ver. En la Ferretería Ferluy podéis encontrar lo
necesario.
Creo que las ordenanzas prohíben circular con las bicicletas
por las áreas peatonales, pero es una pena que los vecinos que están sentados
en las terrazas de los bares y cafeterías a esas horas se pierdan el
espectáculo de vernos pasar. Cuidado y precaución no nos falta.
Una parada para coger agua en la fuente junto a la Calle Cantarranas (hemos dado un rodeo) para no molestar a nadie y nos vamos hacia el
polígono industrial, en busca de la Ermita de San Isidro y la fuente del mismo
nombre, pero aquí ya no paramos.
El ascenso por el Camino de los Castrejones, siempre habitual
en recorridos por esta zona, se nos antoja algo duro cuando aún no has entrado
en calor.
Nota: Recordadme que en próxima ocasión realicemos foto de
grupo junto al Arco de Santo Domingo.
La Mata de Santo Domingo a nuestra izquierda, la cantera a
nuestra derecha. Caminos que la mayoría podemos recorrer de memoria por haber
formado parte de numerosas rutas de AlfonsoyAmigos, diurnas o nocturnas.
Ascenso que da pié a descenso rápido, hasta llegar a cerca de
piedra que tenemos que saltar sin excusa teniendo como referencia una encina
solitaria y que nos da paso a la Cañada Soriana Occidental.
Tal vez sería interesante que las autoridades o responsables
habilitaran en este punto un “paso de hombre” que facilitara el paso.
Ahora si se ha cerrado la noche y los focos lucen o parpadean
a nuestro alrededor.
Se rueda suave y en grupo sabiendo lo que nos aguarda a pocos
kilómetros.
Los que no están seguros de la eficacia de sus focos o temen
por que se agote la batería pedalean aprovechando el haz de luz de otros, no
hay problema.
Si para todo aquel que monta en bicicleta, la recomendación
es que fije siempre su mirada unos metros más allá de la rueda delantera, las
rutas nocturnas te obligan a cambiar el “chip” y acostumbrarte a mirar más
cerca, lo que impide prever con antelación muchos trazados.
Lo dicho, que las últimas lluvias (ya lejanas) y el paso de
vehículos dejaron los caminos con peligrosas rodadas harán que Juan Carlos no
pueda evitar pegarse un revolcón por el suelo. A unos les coge cerca y otros
volvemos atrás para interesarnos.
Afortunadamente solo ha sido el susto. Tal vez le duela mañana.
En el ascenso al telégrafo, que consta de varios tramos duros
el grupo se estira. Hay quien tiene fuerzas para emplearse al máximo, otros
preferimos rodar con cierta inercia para superar los obstáculos que se
presentan y habrá quien prefiera tomárselo con calma.
Es igual, el Telégrafo nos espera, no se va a mover de donde
se encuentra.
La torre se encuentra en el Alto del Castrejón, a 1341 m de
altura (me preguntaba Lourdes).
Si nos viera mi abuela diría: “Parecéis gitanos” (sin ánimo de ofender). Todos tirados por
los suelos, sacando la cena improvisada que se agradece en este momento.
Probablemente no habrá más hasta el desayuno de mañana.
Temperatura muy agradable, cielo despejado que permite ver
las estrellas con claridad.
Y ahora descenso complicado, muy seco. Las llamadas a la
precaución no faltan. No queremos tener ningún accidente a última hora. Lo peor
los que van “escasos de luces”. (Otra vez
sin ánimo de ofender).
Aunque parezca mentira... me pongo colorada... los bancales
de arena acaban resultando más peligrosos que la dura pendiente, pero con algún
derrapaje se supera por todos con éxito.
Últimos kilómetros que realizamos por carretera hasta El
Espinar y la Plaza de la Corredera. Echamos el resto y apretamos sabiendo lo
que nos resta. Parece que no queremos perder el tren.
El Bar Basilio nos acoge como el año anterior con agrado (un saludo amigos) y
aprovechamos para quitarnos de la boca el sabor al polvo de los secos caminos.
Hemos superado un recorrido repleto de afilados cardos
(centaurea calcitrapa).
Han dejado huella en las piernas de más de un compañero y
probablemente habrá quien mañana encuentre su bicicleta con las ruedas sin
aire.
Me conformo con saber que a los Luis Ángel (padre e hijo) les ha merecido la pena
subir desde Madrid o a Ángel acercarse desde Zarzuela del Monte a realizar esta
Ruta. Lástima de los que no han acudido siendo de El Espinar.
Esperamos veros en la próxima.
¡¡Buenas Noches!!
¡¡Feliz Mañana!!
Las rutas nocturnas tienen ese punto de intensidad con in
ResponderEliminarLas rutas nocturnas tienen ese punto de intensidad y se concentran un montón de sensaciones.
ResponderEliminarEl inicio se produce con bastante luz y parece una ruta diurna, la noche tarda en llegar pero de repente, la oscuridad y todo se transforma, los focos se encienden y ya no es la misma ruta aunque el recorrido ya está previsto y conocido con luz del Sol, ahora la atención se extrema con todos los sentidos y sobre todo el oído que cualquier ruido alrededor que de día ni siquiera prestas atención, con oscuridad se amplía y te exige más alerta en la bicicleta.
Y que momento el de la cena bajo las estrellas, casi da igual el sitio o lugar pues en todos el ambiente distendido y de relajación, con los carrillos a todo trapo saboreando cada un@ su menú.
Por desgracia pasa más rápido de lo deseado, por lo menos para mi, y hay que ponerse en marcha y descender con mucha precaución, pues nos espera una cerveza y casi una segunda cena.
Gracias por vuestra compañía y a Alfonso por llevarnos día y de noche.
Un abrazo para tod@s.
Grandes emociones estas las de "las nocturnas". No dejo de sorprenderme y ayer en El Espinar nos juntamos 20. Ni mas ni menos. Gran alegría por mi parte de volver a montar con Galo al que echaba mucho de menos en nuestras rutas de A&A. Que alegria verle de nuevo!!
ResponderEliminarUna experiencia nueva, ya conocida de mis dos primeras nocturnas, con una excursión al Telégrafo que nos dejó algún que otro susto como la caída de Juan. Un titán a la hora de levantarse y proseguir. La "cena" en el propio Telegráfo, magnífica y hablando a oscuras con todos los que fuimos. Que lástima que por tiempo estas nocturnas no puedan ser mas largas, ni durante mas meses en el resto del año. Son realmente una pasada en todos los sentidos.
Al final la bajada hasta El Espinar rápida y con menos precaución de lo que cabría esperar al ser de noche, pero ahí íbamos todos en busca de ese "abrazote" final. Un "abrazote", que sin duda se ha convertido en una de las características esenciales de las rutas A&A. Pone de manifiesto la alegría siempre de haber compartido y haber llegado a buen puerto sanos y contentos después de disfrutar de lo que mas nos gusta.
Un abrazo a tod@s y gracias por ser como sois