“Las amistades verdaderas son las que retomas exactamente donde las has dejado, ya hayan pasado una semana o dos años.” Jojo Moyes
AlfonsoyAmigos
tiene buenos amigos y seguidores fieles, pero también tiene una relación de auténtica
amistad con la Garganta del Río Moros.
Han pasado tres meses, se ha cumplido el plazo de esa “orden de alejamiento”
que se nos impone cada año y, sin embargo, hemos disfrutado del reencuentro
como si nos hubiéramos visto ayer mismo.
Muchos confiamos en que
el Parque Nacional acabe abriendo sus puertas en cualquier fecha del año.
No hay pueblo sin fiestas
patronales, ni fiestas en las que la música no esté presente y San Rafael, con las fiestas de su santo
patrono, no iba a ser diferente.
Lamentablemente para mí,
mientras muchos fondilleros disfrutaban de la música sobrecargada de
decibelios, yo intentaba sin éxito conseguir dormir pensando en que al día
siguiente debía madrugar, pero hasta mi casa llegaba el eco de un “pumba,
pumba, pumba” que afortunadamente se detuvo a la 1,30 de la madrugada.
Mis compañeros no
debieron tener anoche problemas para conciliar el sueño, a juzgar por el ánimo
con el que se presentan a esta convocatoria en la que hemos retrasado el
encuentro en media hora.
Con pocos minutos de diferencia, pero con tiempo suficiente para cruzar esos abrazos que tanto nos unen, se presentan:
Andrés, Ángel, Chupo, Daniel,
Fernando, Forlán, Franc (que nos alcanzará
a mitad de ruta), Jesús, Joss, Juan, Lourdes, Miguel Ángel, Nacho, Patrick,
Rafa (que se ha unido al club de las eléctricas),
Santi, Sergio y Alfonso.
Echamos de menos a los
que marcharon a La Talajara, pero lo hicieron sabiendo que contaban con todo
nuestro ánimo.
Iniciamos la marcha
dirigiéndonos hacia el Apeadero de San Rafael, cruzando con precaución una
nacional que a primeras horas ya tiene buen flujo de vehículos.
El apeadero nos ve cruzar
sus vías, esas que cada vez son menos transitadas por trenes, y coger el camino
que discurre hacia Gudillos.
Hoy no iremos hacia la
Cerca Montosa o hacia la Fuente de los Aserraderos, optaremos por tomar pista
en ascenso y visitar la Casa del Baldío para hacernos una primera foto de
grupo.
En la puerta, junto a las
Casas de las Campanillas nos encontramos con grupo numeroso del Club Deportivo
Caloco, que han abandonado por un día las bicis de carretera y parece han
tenido la misma idea que nosotros. Saludos rápidos y nos despedimos para seguir
marcha, su trazado de ruta es diferente del nuestro, pero nos volveremos a
cruzar.
Senda muy sucia,
atravesada por muchos palos y ramas sueltas, que nos obliga a rodar con
precaución, pero pronto estamos junto al Refugio del Vivero (protagonista de serie televisiva) y su espléndida
explanada, en la que pacen en buena armonía vacas y caballos.
Atravesamos el Puente
Negro sobre el Río Moros, que apenas lleva un mínimo de agua testimonial, y
afrontamos duro ascenso junto al embarcadero de ganado. El camino se encuentra
en buenas condiciones, pero desde atrás nos dan aviso de que Joss ha pinchado.
Más adelante encontramos,
y no por casualidad, el Pino Cardosillo (o pino de Esteban),
el considerado como el de mayor diámetro dentro de la Garganta. El recorrido es
duro, tal y como lo hacemos para llegar hasta este Pino, pero nos encanta.
Apenas nos detenemos en esta ocasión.
Y tomamos la pista que
conocemos como “de la solana”, a buen ritmo y con una temperatura muy agradable.
Lástima encontrar todos los arroyos sin agua y el Embalse del Tejo prácticamente seco.
Nuevo aviso de pinchazo,
en esta ocasión la víctima es Daniel, y allí siempre está Juan para echar una
mano o las dos si hace falta. Tendrá dos nuevos pinchazos a lo largo de la
ruta.
Antes de llegar al Arroyo
de los Ojos del Río Moros nos
cruzaremos de nuevo con el Club Caloco, que ya inician su descenso.
Nos encanta acercarnos a
visitar el altiplano de Las Barandillas,
que ha sido testigo de nuestras marchas en muchas épocas del año.
La gran explanada se
encuentra muy seca, pero gran número de vacas y caballos intentan obtener
alguna brizna de hierba a cambio de dejar en la zona abundante abono. Más de
uno nos llevaremos un recuerdo en las ruedas.
La senda está muy rota en
algunos tramos y obliga a ser prudentes en el descenso. Retomamos la pista
principal y seguimos adelante, para detenernos en la Fuente de la Chispa que al menos da algo de agua para los más
sedientos... y para algún boletus que no se escapa de nuestros ojos.
Nos desviamos hacia otra
hermosa pradera, la de Navalatienda,
testigo de un descarrilamiento de película en el “Laberinto del Fauno”. Y allí volvemos a encontrar abundante ganado.
Nuestro recorrido, por
sendas cubiertas de abundante ramaje, nos hace disfrutar del precioso entorno
en las proximidades del Chozo Madrid,
viejo y decrépito, otro buen amigo al que procuramos visitar a menudo.
Avería de Jesús que,
inexplicablemente, ha doblado literalmente el plato pequeño. ¿Pero qué has
hecho? Tendrá que aguantar así hasta el final de ruta.
Algunas variantes para
disfrutar aún más y evitar la pista principal, pero todavía tendremos otro
pinchazo, esta vez de Andrés.
De nuevo en la puerta de
Campanillas y ahora sí cogemos en descenso el sendero de la Fuente del Aserradero que rápidamente nos pone en Gudillos y desde ahí la suelta de riendas para dar
el resto llegando a San Rafael.
Con las averías nos hemos
ido un poco de hora. La mitad del grupo se despedirá entre abrazos hasta la
próxima ocasión y algunos todavía disfrutaremos de cervezas y charla en Las Farolas.
Garganta del Río Moros, ¡Te queremos!
Vídeos de Toño:
Vídeos de Toño:
Pues sí, se abrieron las puertas para todos. Yo personalmente fui una de las que acudió a la cita de todos los años. Y os ví, a todo el grupo de AlfonsoyAmigos.No os pude decir nada, porque me encontraba a cierta distancia, recogiendo leña y aportando mi granito de arena a limpiar esos caminos, que como bien dices, estaban llenos de ramas.
ResponderEliminarMe alegro que disfrutàrais de la ruta, pues la mañana lo merecìa.
un saludo. Charo.