“Criminales, esclavos e incluso hombres libres lucharon en los anfiteatros de todo el Imperio romano. La mayoría pereció en la arena, pero algunos se convirtieron en auténticos ídolos de masas”
Los
que formamos AlfonsoyAmigos, a estas alturas no pretendemos convertirnos en
ídolos de masas y mucho menos perecer en la arena: Nos basta y sobra con divertirnos cada semana
dando pedales junto a los amigos.
Y
este domingo hemos venido a divertirnos a tierras abulenses: Andrés, Ángel,
Enrique, Fer, Jesús, Juan, Luis Ángel, Nati, Rafa, Santi Toño y Alfonso. Una alegría ver con nosotros a Nati y a Toño. Pawel, mejórate.
¡¡A pedaleaaaaar!!
AlfonsoyAmigos, marzo marzuelo, un día malo y otro bueno
Y
parece que hoy hemos elegido un día anticipo de una primavera a la que aún le
restan unos días por llegar, lo que ha ayudado a llevar mejor el madrugón. Unos de largo y demasiado abrigados y otros de
corto pero esperad, no seáis impacientes, no arrinconéis todavía la ropa de
abrigo.
Tras
el tirón de orejas que debíamos a Enrique, nos ponemos en marcha atravesando
primero zona urbana de La Adrada y
después entrando en zona de pinos piñoneros y negrales. Pronto vamos a percibir que la ruta no va a
ser un paseo.
Apenas
los primeros kilómetros de ascenso por el Camino forestal de la Garganta de Santa María y ya habrá
quienes empiecen a despojarse de las primeras capas de abrigo a pesar de que
poco más adelante se notará la humedad de la zona.
El
grupo de cabeza se aleja del resto y cuando alguna recta lo permite se pueden
ver a compañeros distanciados unos de otros. Tal
vez sea alto el ritmo de cabeza o el desnivel mayor de lo esperado. Mejor coger cada uno su propio ritmo.
Dejamos
a nuestra izquierda vistas a la Presa de
los Hornillos y el Arroyo de los Hornillos sin dejar de dar pedales. A poca distancia del alto tendremos una parada
para reagrupar o puede que los de cabeza necesitaran hacer un pis.
Poco
más adelante, alcanzamos el punto más alto de nuestra ruta junto a unas peñas,
el Canto de la Linde, a 1096 m y
hemos comenzado a 505 m. Unos
591 metros de desnivel acumulado en apenas 8 kms (Siempre según mi GPS, puede haber pequeñas diferencias)
Fuentes
hemos dejado atrás y tampoco van a faltar más adelante, a las que acudiremos
para reponer líquido elemento. Ahora
toca descenso muy rápido, hasta encrucijada donde abandonamos la pista
principal para coger el largo Camino de las Cerquillas que nos va a devolver a
la La Adrada tras 20 kms recorridos.
Hemos
atravesado senderos estrechos y trialeras pedregosas, fotogénicas zonas de
humedales y sendas donde se aprecia que fueron limpiadas para facilitar el paso
de la Marcha pasada, pero también ha habido repechos cortos y duros en la zona
de La Cuesta (lógico su nombre). No recuerdo si fue aquí donde tuvimos que
solventar larga cuesta pedregosa en la que más de uno pusimos a regañadientes pie en
tierra.
A la
salida del pueblo nos esperan caminos rurales entre fincas y dehesas, pero
también vamos a juguetear con el río Tiétar que parece retorcerse sobre el
trazado pero dándonos oportunidad de contemplar puentes de bella y sorprendente
factura. Afortunadamente
ninguno sufrimos de gefirofobia.
Encontramos
el Puente Mosquea o Nosqueda (según aparece en el mapa), impresionante
sobre el río Tiétar, donde detenemos
la marcha para dejar constancia de nuestro paso, aunque se nos ve muy pequeños en
comparación con sus dimensiones. Algo más adelante el puente Chico, sobre el arroyo
de la Cercá, en el que no nos detenemos.
El
perfil de la ruta no lo deja claro, pero no paramos de superar cortos toboganes
que van castigando las piernas y que después dan paso a senderos muy rápidos
donde es fácil extraviarse. La rapidez
con la que se rueda impide perder la vista del camino en busca de desvíos
en el GPS a riesgo de acabar por los suelos o estampado en un árbol.
Una
de las zonas más divertidas, extravío incluido. Ya no
sabemos quién va delante y quien por detrás… cualquiera suelta una mano para
coger el walkie. Afortunadamente,
logramos reunirnos todos sin incidentes a pocos metros del puente Mocha (de origen
romano), de nuevo sobre el río Tiétar.
Más parajes y sendas sin apenas desniveles pero la marcha parece acelerarse. Unos piensan en lo poco que resta de ruta y
otros sufren el cansancio acumulado. Los
últimos senderos, con algún tramo obligado de empuja-bike, nos llevan junto al puente Nuevo, sobre la garganta del río Valdetejo.
Rápidos, rápidos, por caminos rurales y, debido seguramente al cansancio, la
vista se ha nublado para quienes toman los últimos kilómetros por pista y los que acabamos medio extraviados en zona urbana. Aquellos a los que todavía les llega el
oxígeno al cerebro atacan el último reto de la ruta, el ascenso hasta las
murallas del Castillo de La Adrada (siglos XIV – XV)
Enrique
no se escondió. Avisó de que invitaría a comer a quien hoy le acompañara y ha
cumplido su palabra. Las
cervezas, la comida y las risas disipan el cansancio y estimulan la euforia.
Este domingo no hay futbol de nuestros equipos así que, en lugar de descansar de la jornada, hay quienes emplean el tiempo de ocio con sorprendente avidez en la revisión inmediata de tiempos realizados, medias obtenidas y comprobación de logros personales, que seguro los ha habido… y la misma euforia desenfrenada les lleva ya a pensar y proponer ruta para el próximo domingo sin más pérdida de tiempo. ¿Será que aún duran los efectos del último gel tomado?
Los años pasan rápido, pero puede que sea porque nosotros los aceleramos… ¿u ocurre al revés?. Alfonso
Sin la subida al Castillo.
Con la subida al Castillo.
Se echan de menos nuevas rutas de Alfonso y Amigos!
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