Nos
encontramos en zona urbanizada pero muy tranquila de El Espinar, seguramente llena de vida en otros días de la semana
Acudimos
pronto más o menos los de siempre y mientras vamos sacando de los coches y
poniendo a punto las bicicletas, al lugar ha empezado a llegar un goteo constante
de ciclistas que aparecen montados en sus máquinas.
Te
quedas mirando y dudas, tal vez porque alguno ha cambiado de equipación, pero su
fisonomía resulta familiar aunque lleven el casco y la cara embozada por el
frío de la mañana. Hace
tiempo que no coincidimos con algunos, pero los abrazos son los de siempre… Da alegría el reencuentro.
¡Caray! Alguno
ha necesitado que casi viniéramos a buscarlo hasta la puerta de su casa, pero hoy
nos reuniremos:
Andrés,
Ángel, Daniel, Enrique, Ernesto, Fer, Fernando, Forlán, Galo, “Indio”, Jesús, Juan,
Juan “Platón”, Nacho, Patrick, Pawel, Santi, Sergio y Alfonso.
Habiendo
visto el track y por la crónica que en su día se publicó, nos hemos hecho a la
idea de que la ruta de hoy será de corte muy diferente al de la semana pasada,
pero vamos a ver lo que nos encontramos.
Las
primeras pedaladas nos llevan a un primer encuentro con el Arroyo de la Soledad
y a rodar por la falda norte del Pinarillo hacia la Cañada del Tiznao, dejando
a nuestra izquierda Cabeza Hermosa
(1225) y el mojón que hemos visitado en otras ocasiones.
Cruzamos
por puente el Arroyo de la Tejera, en la zona cuyo nombre no encuentro nunca en
los mapas pero que el amigo Fer siempre ha llamado “Junta los Ríos” y cogemos a
buen ritmo senda por la derecha, dando suspiro al ver que hoy no atacamos dura
subida hacia la falda del Cerro del
Caloco (1562m).
Hay quienes tiran con fuerza y atrás van quedando los que prefieren rodar y comentar lo no comentado en mucho tiempo de desencuentro. El grupo se estira. Los restos de la Ermita de Nuestra Señora de la Losa continúan donde los dejamos la última vez y a pesar de mi intento no consigo agrupar a todos para una foto.
Dejamos a la derecha el Campo de Golf Los Ángeles de San Rafael y el pequeño embalse sin apenas agua y seguimos hacia adelante para dar con mirador con espléndidas vistas antes de dejarnos caer hacia la pequeña Ermita de San Roque en Vegas de Matute, localidad que se remonta a la Edad Media, a tiempos de Alfonso VI.
A la
salida del pueblo, nos desviamos por la izquierda hacia la Dehesa Mayor,
pasando junto a largo pilón que ya en alguna ocasión nos sirvió para aliviar la
sed o para limpiar de barro nuestras bicis.
Respirad
hondo, que tenemos por delante algo más de kilómetro y medio del duro ascenso por
la Cuesta del Cerrón, que invita a
atragantarse pero que se supera con buen ánimo, habilidad, empeño y paciencia. Un gran suspiro con el poco aire que retienen
aún los pulmones al ver la espalda de la impresionante Ermita de San Antonio del Cerro.
Ahora
sí, reagrupamos, nos tomamos un breve descanso, agua, alguna barrita y varias
fotos, en un día que siendo todavía frío está totalmente despejado.
De
nuevo en marcha, por lugares recorridos hace muchos años, cuando me iniciaba
con una bicicleta rígida y apenas un par de amigos, descubriendo con precaución
senderos que se antojaban muy duros y que a la menor piedra en el camino
tachábamos de “trialera”. Ahora,
la marcha es rápida, nadie parece titubear y los escorzos del camino se superan
con gran habilidad.
Estamos
es zona habitual de caza y parece que tendremos suerte… o no, porque al
realizar un giro encontramos un claro cartel avisando de que nos adentramos en
zona de “Montería”, aunque todavía no se escuchan tiros de escopeta. ¡Eh!, quietos, parados. Que nos jugamos la cabeza.
Cambio
de planes y nos alejamos del lugar para regresar de nuevo a Vegas de Matute
guiados por Ángel, que aprovecha el recorrido más divertido para dirigir
nuestras pedaladas hacia el Embalse de
Los Ángeles.
Un duro
ascenso por tramo asfaltado que a nadie gusta, pero pronto nos desviamos por la
derecha para volver a descender hacia la presa del Embalse del Carrascal. ¡Más
vale que llueva pronto!
De
nuevo toca “trepar” siguiendo el cauce del arroyo Maderos, cogemos un tramo de
la Cañada Real Soriana Occidental y
atacamos el sendero del Sauquillo
por el que siempre se rueda mejor cuando se hace en descenso ¿verdad?, aunque una
vez más veo a Jesús superar con habilidad los peores tramos.
El paisaje se abre, se libera de vegetación e invita a pedalear con fuerza y rapidez y allá vamos, como si nos hubiéramos soltado de alguna atadura invisible.
El Molino Nuevo (por supuesto en ruinas pero que hubiera merecido una visita), el Molino de la Villa (o Molino del Puente), del que hice
reportaje hace años…
Pero la euforia se ha desatado y no hay forma de detener la desbandada de mis compañeros. Hoy no quieren que les cuente historias…
Pasamos
veloces junto a las instalaciones de la Yeguada
El Espinar y nuestras bicicletas parecen desbocarse como si intentaran
liberarse de sus dueños y dejando claro que se conocen la zona… o no tanto, pues al final llegaremos todos al
punto de partida, sí, pero por hasta tres caminos diferentes.
Formidable ruta, espléndido día, con los abrazos finales de felicitación y de despedida hasta la próxima.
A través de Facebook nuestra amiga Ángela Cruz Quintana nos indica que el nombre completo de la ermita es el de "Ermita de San Antonio del Cerro". Muchas gracias y procedo a corregir el texto. Un saludo. Alfonso.
ResponderEliminarUna ruta variada y remodelada a última hora por la montería con la que nos encontramos.
ResponderEliminarFantástica y muy numerosa hoy la convocatoria espinariega.
Una alegría encontrarse con amigos y compañeros con los que hacía mucho tiempo no compartíamos ruta.
Creo que lo hemos disfrutado todos mucho.
Y como dice Luis Angel, hoy nos acordamos todos de él, el próximo domingo cada vez más cerca.
Gracias Santi.
ResponderEliminarEso digo yo, que hago yo aqui en Formigal para una magnifica semana de esqui, perdiendome una ruta de AlfonsoyAmigos.
Pero si es que no puede ser!!!
El domingo que viene……….nos vemos.
Un abtazo para todos.