Hay ocasiones en las que cierta palabra, a base de repetirla una y otra vez, acaba perdiendo su sentido y significado
Miremos atrás apenas unos
meses, repasemos las rutas que hemos realizado recientemente con AlfonsoyAmigos y podremos descubrir, en
la crónica o a través de los mensajes recibidos, que en todas ellas hay una
palabra que se repite de forma reiterativa: Rutón.
Podremos buscar en
internet, en Wikipedia, e incluso en el diccionario por tomos que aún
conservamos en casa y no encontraremos la palabreja de marras.
Pero no os preocupéis,
todos los miembros de AlfonsoyAmigos
ya saben de qué estamos hablando y, a estas alturas, confiamos en que también
lo sepáis todos los que seguís nuestras aventuras cada semana.
El problema surge cuando…
una vez más has disfrutado a tope de la ruta realizada; te ha encantado el paisaje
y el recorrido; has sufrido en algún duro repecho; las trialeras han sido
habilidosas y complicadas pero superables; has conocido nuevos parajes y… los
compañeros, como siempre, son increíbles.
Nos estamos
acostumbrando, tal vez demasiado, a disfrutar a tope de cada una de nuestras
escapadas. ¿Acaso eso es malo?
El miércoles salieron
nuestros mejores hombres a explorar y avisaron de que se avecinaba prueba dura diseñada con cariño por nuestro amigo
Ferluy y contrastada con los que participaron de buen grado.
Cierto que se hicieron
algunos retoques de última hora, pensando en agradar a la mayoría, pero la
propuesta no pareció haber intimidado y lo que resulta seguro es que, al final,
todos habíamos disfrutado… o puede que uno no tanto.
Antes de las 8,30
estábamos los habituales, los que van regresando de vacaciones, los que se
recuperan de lesiones y los que se dejan ver de vez en cuando.
Andrés, Ángel, Carlos,
Daniel, Daniel JR., Eva, Ferluy, Fernando, Germán, Jesús, Juan Carlos, Juan
Patricio, Luis Ángel, Miguel Ángel, Nacho, Patrick, Pawel y el eterno binomio Toño y Alfonso.
Os evito repasar y os
digo que éramos 19 ansiosos biciosos
y que aún echamos de menos a ausentes que esperamos regresen pronto.
Ya no os cuento nuestro rodar
bordeando la Cerca de las Monjas, en
las que echamos de menos aquel mastín que siempre ladraba a nuestro paso. Ni
nuestro ascenso junto al cauce de Arroyo
Mayor, tan seco en estas fechas. Ni siquiera lo que nos divertimos
alcanzando el mirador de Peña El Águila
mientras te animan los compañeros.
Superar la Cañada Real Leonesa hasta el Collado Hornillo resulta también tan familiar
para todos nosotros como para cuantos frecuentan nuestras crónicas.
Pero lo que es diferente
en cada ocasión son los ánimos del grupo de amigos que acuden a cada ruta y,
por supuesto, la forma física de cada uno de ellos, lo que acaba dando a cada escapada, conocida o no, su matiz particular.
Cuando ya hemos calentado
piernas, se agradece disfrutar del sendero divertido y habilidoso que discurre
junto al cauce del Arroyo del Collado
Hornillo, pero hoy lo abandonaremos a la mitad para coger la pista que aun
siguiendo el trazado de la Cañada Leonesa, toma el nombre de Camino de Canto
Herrero o el Camino de las Navacuelas, junto a las instalaciones del Campamento
Peñas Blancas.
Parece que hay energía en
las piernas y el grupo se estira metiendo ese plato grande que apenas
utilizamos por estos lares.
El Albergue Forestal Casa de la Cueva nos coge muy cerca por la
izquierda, pero Ferluy quiere enseñarnos recorrido y nos hará alejarnos para
volver por caminos y senderos que nos harán esforzarnos y disfrutar a todos.
Con tanto palo y rama
suelta por todos lados el avanzar se convierte en peligroso y Luis Ángel tiene
un percance. Una rama de gran tamaño se engancha en el cambio y provoca avería
que los expertos harán por solucionar para no dejarle "abandonado a su suerte en el monte".
La Casa de la Cueva a
nuestra espalda y aprovechamos para saludar a José “Kona” que recorre la zona
en solitario y no se anima a acompañarnos, justo antes de lanzarnos por un
desnivel solo apto para los muy atrevidos y que guía hacia trialera dura y
divertida, al margen del Arroyo Navalacuerda, que nos situará junto a ramal del
Embalse de la Aceña.
Albergue Forestal Casa de la Cueva |
Bordeamos la pantalla (que tiene poca agua que retener) y
ascendemos La Cuesta hacia la localidad de Peguerinos,
pero antes de llegar ya se nos muestra a la izquierda la pista de bloques de
hormigón que tendremos que ascender.
No es la primera vez que
en estos casos pierdo el conocimiento de quién va delante, quién va detrás o
quién me adelanta en el trayecto. No quiero mirar arriba, solo veo la rueda
delantera y mi GPS que empieza a temblar entre el 13, 14 y 15 % de desnivel.
Son casi cuatro
kilómetros hasta llegar a los corrales que nos dan paso a los senderos que nos
llevan hasta las inmediaciones del Embalse
de Cañada Mojada. Se demora el grupo, parece ser que ha habido alguna leve
caída y una avería de cadena.
El cauce seco del Arroyo Chuvieco invita a unos a seguir
su trazado trialero y a otros a recorrer los últimos kilómetros por pista, pero
con reencuentro junto al Collado
Gargantilla.
No llevamos demasiados
kilómetros pero el sentir general es de cierto cansancio, que pone en peligro
el descenso que ahora vamos a realizar.
Junto a la Fuente de Gargantilla o de Jesús Bellver
(con apenas alguna gota de agua), en
curva con mucha piedra suelta, iniciamos todos el descenso con precaución (ya hemos tenido varios revolcones en otras
ocasiones), pero será Juan Carlos en esta ocasión el que resbale y caiga de
forma tan aparatosa que rápidamente preocupa a los que le han visto y a los que
le hemos oído caer.
Todos corremos a su
encuentro esperando alguna señal por su parte. Prefiere que no se le mueva, el
golpe ha sido muy fuerte y tiene varios puntos del cuerpo raspados, sanguinolentos y muy doloridos. Además, se aprecia que las gafas, al choque, le han producido
herida en la nariz.
Juan es fuerte, lo sabemos de siempre, y lo
demuestra intentando tranquilizarnos. Lavado de cara y algo de agua en la nuca
para que se espabile antes de reemprender la marcha.
A última hora, acabando
la formidable ruta, todos nos hemos quedado preocupados y vemos marchar a Juan
con otros compañeros que le acompañan hacia El Espinar, antes de que el cuerpo
le empiece a pasar factura.
Las cervezas de hoy serán tan animosas como siempre, ya sabemos que Juan se encuentra bien.
Grandisima ruta y lo mejor de todo, la compañia.Un abrazo Daniel JR
ResponderEliminarUna ruta de 10 de Ferluy. Pero de 10. Bien diseñada, bien explorada y bien culminada. Con todo tipo de terreno, es de esas rutas que al llegar te sientes muy satisfecho de haber participado en un recorrido con todo tipo de alternativas. Simplemente sensacional la ruta.
ResponderEliminarLas troleras, tanto las ya conocidas como las nuevas magníficas y luego su parte sufridora por Peguerinos y hasta Gargantilla también tuvo su momento importante. Habíamos hecho la ruta hacía solo tres días algunos de nosotros, y sin embargo me gusto tanto o mas que el primer día. Por ello gracias Ferluy, una vez y como siempre, mas te curraste una ruta de principio a fin.
Solo lamentar las caídas de Nacho y Juan, de los que a estas horas ya sabemos que se encuentran algo doloridos pero listos para la siguiente batalla. No fueron los únicos, yo mismo el miércoles explorando la ruta también sufrí una caída de las que hacen época, pero sin consecuencias. Eso es lo que cuenta.
Dos cosa quedan patentes tras las rutas de AlfonsoyAmigos, el nive,l que ha subido gracias al esfuerzo de todos salida tras salida, y otra que llevo pensando mucho tiempo. El peor momento de la ruta es el de las cervezas, sin duda. Es el momento en el que te das cuenta que hasta la semana que viene ya no hay otra ruta con el grupo. Un desastre...........
Un abrazo para todos y recordar que aunque hoy sea lunes, el domingo que viene...........cada vez mas cerca.
Pues eso ... rutón, rutonaco o rutonazo, como queráis llamarlo.
ResponderEliminarDisfrute pleno y esa nueva trialera Ferluyna de máxima adrenalina.
Pero hoy todo el disfrute tiene que estar dedicado a Juan, que tantas veces y tantas cosas ha hecho por todos nosotros. Abrazo fuerte Juan Sin Miedo
Especiales gracias para Alfonso y su clásica currada de publicar la ruta y en tiempo record.
Abrazo a todo este nivelazo de grupo ¡¡¡
Y que vas hacer el Domingo? Los más allegados no hacen esta pregunta.
ResponderEliminarPero algún "amiguete" si, algunas veces detecto sorna y eso de no te cansas de esa rutina....
RUTINA!!! Sí el mundo, al otro lado de AyA, fuera como la "rutina" Dominguera, seria el valhalla, el paraiso...¡¡¡EL RUTÓN!!!
Genial Fernando, qué rutaca tan espetacular, con el complemeto imprescicible de Alfonso y su crónica , fotos y pelicula, colaboración de Toño.
Pero es verdad que todo cuesta y se sufre, incluso en los rutones, no me refiero a las pedientes,piedras y demas impedimentos del trazado de turno, sino a esas caidas que tienen algo de logica...pero que nos hacen padecer, casi más cuando es un@ compañer@s. Nadie estamos libres, para coger peces, hay que mojarse el culo.
Un abrazo Nacho.
Juan, reposa todo lo qué puedas creo que es lo mejor, si el Domingo, tienes dudas, no te preocupes, nos quedan muchos más.
Un abrazo. Sed Felices.
Ya veo que vuestro RUTON ha sido del agrado y disfrute de todos.
ResponderEliminarMenos mal,que la caida de Juan,sólo se ha quedado en un susto.
Espero se encuentre bien.
Enhorabuena a todos.
Un saludo. Charo.
Sabia que no defraudaría, pensé en zonas, San Rafael, La Mariposa, Peguerinos y Gargantilla, tenía que unirlas pero de diferente forma, y así fue,en tres recorridos Unidas y cocinadas para servir, creo que está ilada para el gusto de todos, por que tiene de todo, gracias por estar ahí.
ResponderEliminarEspero que las caídas se quedarán en eso, caidas con unas magulladuras pero sin más consecuencias, recuperarla amigos.
Hace poco estuve por Escocia, y me hablaron de William Wallace, pero vemos que el coraje y perseverancia de AlfonsoyAmigos no se queda atrás, él a caballo, y vosotros en bici!!
ResponderEliminarAbrazo