¡No vengáis a la convocatoria!
...los grajos vuelan bajo
y hace un frío del carajo.
Sí, ya sé que al llegar al
punto de encuentro el termómetro solo marca -1º, a ratos -2º, pero hasta que no
abandonas el calor del coche no percibes
el fuerte viento que te invita a regresar al interior.
El aire parece susurrar:
“Vosotros veréis lo que hacéis, yo no voy a dejar de soplar”. Con amenazas ¿a nosotros?,
pero ¿por quién nos tomas?
Y para dejar constancia de
que “no hay temor”, en el punto de encuentro aparecen: Andrés, Ángel, Chupo, Enrique,
Ernesto, Eva, Juan, Luis Ángel, Miguel Ángel, Patrick, Santi, Toño y Alfonso.
Los preparativos son
rápidos, mejor abrigarse cuanto antes, y apenas logramos reconocer alguna de
las caras que te saludan escondiendo sus sonrisas bajo pasamontañas.
Yo mismo me tapo las
orejas y el cuello con una braga ligera y así aguantaré casi toda la ruta,
raro, raro, muy raro en mí, pero es que además estoy malito. El aire se empeña
en recordarte que nos llega del norte arrastrando frío polar.
Se nota la ausencia de
Chicho (estaba previsto que acudiera)
pero éste está espachurrando todavía la oreja contra la almohada. Los
despertadores y móviles con alarma se han confabulado contra él. Está pensando
en presentar denuncia. Arrancará más tarde y hará lo imposible por seguirnos el rastro, pero solamente le veremos al final de la jornada.
Tengo el mapa de la ruta
perfectamente claro en mi cabeza pero la “espada de Damocles” penderá sobre
ella durante todo el recorrido: El tiempo. No el climatológico, sino el que
acumula segundos y minutos a nuestras vidas. Se me ha pedido que estemos de
regreso antes de las 13,00 horas…
A una ruta conocida de
otras ocasiones he añadido un par de variantes que la endurecerán y, lo que es
peor, la alargarán. Siempre mirando el reloj, lo que me crea cierta angustia, apenas tendremos más paradas que
las justas para reagrupar y la marcha general será más rápida de lo habitual.
¡No os acostumbréis!
Desde los coches avanzamos
y nos dejamos caer por el sendero divertido de la Cañada Real Segoviana que nos
acerca al Embalse de Los Arroyos, en uno de los brazos del Embalse de Valmayor,
pero hoy podemos cruzar al pie de la pantalla. El agua brilla por su ausencia.
Disfrutamos del descenso y
cruzamos por el viaducto, para seguir trazado de la Cañada Real del Camino de
Madrid. La cañada tiene también un buen ascenso que nos sitúa junto al mirador
y la Ermita de la Virgen de la Soledad.
Tras esfuerzo, recompensa
de largo descenso con el plato grande. Eva anunció que estaba también malita y
se decidió a acudir a última hora, pero la vemos adelantarse y pegar tirón
importante. No será el último.
Al cruce con la M-510,
recorremos el tramo que se corresponde con la Vereda del Puente y que nos sitúa
en una de las pantallas del Embalse de Valmayor. A nuestra derecha embarcadero
deportivo y a la izquierda las obras de la canalización del embalse, que
parecen no finalizar nunca.
El aire hace ondular el
agua, bonito espectáculo. La parada es obligada y las fotos también. Ya tenemos fotos aquí, comenta Luis Ángel... sí, pero no de este año, le respondo.
Ahora nos enfrentamos por
carretera a un pequeño puerto de algo más de 2 kms, pero todavía estamos
frescos… nunca mejor dicho. El sol lo intenta, pero el aire sigue siendo
gélido.
Nueva variante cuando
tomamos el Camino de Navalroble, en ascenso pero muy llevadero. Después, la Vereda
de los Vaqueros y el Camino de Prado, en donde vemos a Eva tomar de nuevo la
delantera.
Sol, aire frío y grupo que
pedalea a buen ritmo. Chupo me pregunta si ya estamos en recorrido de vuelta…
Todavía no, todavía no, le digo. Aún nos queda disfrutar de zonas complicadas
pero muy divertidas por la Colada de la Crucijada hasta llegar a Zarzalejo. Ya
estamos llegando cuando dejamos a nuestra derecha las Lagunas de Castrejón, que
aparecen medio congeladas.
Una vez que superamos la
Estación de Zarzalejo estamos en el punto más alto de la ruta, comienzan
senderos divertidos entre fincas, con mucha piedra suelta y nos cruzamos con
grupo de ciclistas que nos ceden el paso. A la vista queda que sus componentes
ya gozan de edades avanzadas. Toño
bromea: “Alfonso, ese es tu próximo grupo”
Y no se lo tomo en serio,
pues se cuánto me quiere, pero el comentario me da el puntito para atreverme a
descender por la Calzada Romana sin poner pie por el tramo más complicado. La
primera vez que lo intento y consigo en muchos años. No se por qué pero en este instante me acuerdo del hoy ausente Ferluy.
Los compañeros celebran mi
logro como propio. Era una espina que tenía clavada hacía tiempo.
Poco más adelante nos
enteraremos de que Luis Ángel ha dado vuelta de campana pero sin consecuencias.
¿En qué estaría pensando?
En El Escorial aplazamos
la visita al Monasterio para próxima ocasión y tomamos, ahora sí, camino de
regreso que conocemos sobradamente en ambos sentidos pero que siempre
disfrutamos. Algunos toboganes que afrontar, pero se solventan con alegría.
Vamos bien de hora, parece
que se va a cumplir el objetivo, pero la marcha aún se acelera más cuando
cogemos el Camino de Navalquejigo, que la mayoría de los ciclistas conocemos
como el de “Las siete cancelas”.
Alguno se quedará con
ganas de coger el descenso divertido y trialero hacia el Embalse de los
Arroyos, pero en esta ocasión nos desviamos a la izquierda a la altura de Las
Zorreras, siguiendo el trazado de las vías del tren y ya es fácil llegar de
nuevo hasta los coches.
Lo dicho, hemos recorrido
casi 50 kms en menos de cuatro horas, lo que nos permite irnos directos al
lavado automático de la gasolinera y cruzar los merecidos abrazos mientras nos
peleamos como críos por hacernos amos de la manguera. ¡Cómo nos gusta jugar con
el agua!
Mientras tanto, Luis Ángel
ya ha extendido manta sobre el capó de su coche y presentado un par de grandes
empanadas tamaño familia numerosa y varias tortillas de patatas; cervezas sin
alcohol y refrescos; servilletas, tenedores, vasos... Un catering completo, generoso
y de lujo que no nos hubiera encantado más si se hubiera presentado sobre
mantel de hilo.
Detallista y generoso Luis
Ángel, que cada año por estas fechas, cuando cumple años, tiene el gusto de
regalarnos a todos un estupendo ágape.
Hay que decirlo, no
faltará la tarta de manzana y la de chocolate, además de otra de queso casera,
que se acompañarán de unos sorbos de cava para poder brindar todos por Luis
Ángel y por la amistad. El "Cumpleaños Feliz" se canta con tanto entusiasmo como desentone.
El frío sigue aconsejando
ponerse a buen recaudo, pero allí seguimos todos celebrando el cumpleaños, la ruta,
el encuentro y deseándonos que podamos celebrarlo muchos años más.
Como digo, había comida en
abundancia de la que no pudimos dar cuenta. Horas más tarde llegaba mensaje de
WhatsApp de Luis Ángel:
“No puedo ir a ver el
partido del Madrid… sigo aquí en Galapagar, intentando acabarme la empanada.
Llevo 4 horas comiendo sin parar y no hay manera de acabarse esto”
¡¡Muchas felicidades Luis
Ángel!! No se puede ser más grande.
Lo primero, Muchas Felicidades Luis Ángel y que cumplas muchos más, otros tantos en la bici!!!
ResponderEliminarParece que fue una ruta refrescante la de este domingo y una apuesta contra los elementos y se ve que habéis querido que nos llegue ese frescor con las imágenes que nos regaláis. Está visto que no hay obstáculo ni peripecia que os haga sucumbir!!
Nada con lo que no puedan los Caballeros del Pedal y alguna que otra dama de A&A. Además dicen que la temperatura es relativa, fijo que sois todos unos expertos en las Leyes de la Termodinámica, esas que relacionan la temperatura de un cuerpo con la energía cinética que genere y su conservación. Eso no lo contáis en la crónica, debe ser el secreto mejor guardado!!!. ¿Y quién dijo miedo? El frío está lleno de ventajas para quien lo sabe aguantar o combatir, en vuestro caso no es ni siquiera un sacrificio necesario, el frío erradica los virus, os mantiene más despiertos y activos y por encima de todo jóvenes!!!
Fotitos espectaculares con el espectro de azules y nubes las del Embalse de Valmayor.
Abrazo.
Me alegro mucho, que la ruta haya sido todo un éxito, a pesar del viento y las bajas temperaturas.
ResponderEliminarMenudo festín¡¡¡¡¡, no me extraña, que cuatro horas más tarde, Luis Angel siguiera comiendo.
Lo importante, lo habéis vuelto a conseguir, disfrutar y divertiros a pesar del tiempo y sobre todo, celebrar el cumple con esa buen sentido del humos que todos tenéis en este gran grupo.
Un saludo. Charo.
Segurisimo que pasasteis un día grande y divertido, Valmayor y alrededores como siempre digo nunca defraudan, hoy poco puedo comentar, como dice Alfonso, muy a mi pesar me la perdi, precisamente bajando la via romana te acordaste de mi??? por que sera, jeje.
ResponderEliminarSeguro que el convite de Luis Angel estuvo a la altura, grande y generoso, como el, por eso y aunque no estuve presente, coge el 10 de esta semana, es para ti, y una cosa mas, no me pierdo mas salidas.
Gran día pasamos y gran ruta, una pena el frío en el grandísimo picnic que nos tenía preparado el gran LUIS ANGEL, felicidades amigo por no se cuantas veces. Me alegro haberte podido acompañar y disfrutar d ti y de todos los que te cantamos el cumpleaños feliz. Espero repitamos cada domingo lo bien que lo pasamos y por muchos años tu cumple cada13 de enero. Eres grande y lo sabes………
ResponderEliminarUn gran abrazo
Fantástica jornada en la que pudimos acompañar a Luis Angel que cada año se supera con la invitación por su cumpleaños. Es un lujo contar con tu amistad, muchas gracias amigo, me sumo al comentario de Toño, muchas felicidades.
ResponderEliminarUn abrazo.