Este jueves, Fernando me acompaña a rodar, pero sin establecer una ruta fija.
Nuestro amigo Nacho |
Este atrevimiento nos llevará a tener que afrontar algunos repechos bastante duros que hacía tiempo que no recorríamos y esquivar zonas muy sucias de ramas, arbustos y algún árbol derribado.
En descenso hacia la puerta de Campanillas, Fernando propone subir a Cabeza Reina (como farol de tahúr), pero allá que vamos finalmente sin abrir la boca.
Desde el refugio |
La tarde va cayendo, los días duran menos y el tono del paisaje irá cambiando rápidamente.
En la cumbre, encontraremos a Nacho, fiel guardián y amigo, que durante estos meses cuida de la seguridad de todos, avisando de cualquier atisbo de humo. Labor solitaria, dura y poco reconocida.
Mantendremos una amena charla y nos mostrará un refugio de guerra, que actualmente se encuentra bastante destruido, pero desde el que se puede divisar cualquier movimiento por carretera o monte.
¿Qué miras, Fernando? |
Volveremos a casa bajando rápidos hacia la estación de tren.
Desde aquí y tras una estupenda salida, nuestro saludo y nuestro sincero reconocimiento a Nacho y a su labor.
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