Hay días que llevan todas las papeletas para convertirse en diferentes y especiales
Lo he
pensado unas cuantas veces… Infinidad
de caras han acudido a nuestras convocatorias a través de los años y puede que
los supervivientes de la teórica “selección natural” no seamos fruto de la
constancia, de un carácter más sociable, de una fortaleza o preparación física
superior… y simplemente esté formado por aquellos compañeros que somos capaces
de madrugar domingo tras domingo
después de una, más que seguro, dura semana.
Rara
especie de bici-osos capaces de levantarse de la cama cuando toda la familia
duerme, coger el coche mientras hacen desaparecer alguna legaña rebelde y
encontrarse lista para el reto en el punto de encuentro y sobre la bici casi compartiendo
amanecer con los compañeros.
A
medida que se fue adelantando la hora de encuentro el Grupo se fue reduciendo,
está claro. Miedo
me da poner un día convocatoria a las 9 ó 9,30 de la mañana y necesitar de
fotos panorámicas para poder sacar a todos los asistentes.
De
momento, mientras llega el obligado cambio de hora a finales de octubre, los
que hemos visto casi y no tan casi amanecer en el Puerto de Cotos (1829 m): Andrés,
Enrique, Fer, Jesús, Luis Ángel, Pawel, Rafa y Alfonso.
A estas horas de una mañana fresca, juraría que hay más andarines que ciclistas por la zona y quien nos conozca dirá que nosotros nos hemos abrigado más que de costumbre. Los abrazos siempre se agradecen… bueno, a pesar de los años que llevamos juntos aún hay compañeros que se resisten al abrazo estrecho, pero sabemos que el sentimiento de alegría es el mismo.
Más aún cuando vemos aparecer por primera vez a Pawel después de su caída y a Fer atreviéndose ya con su bici muscular en ruta como la de hoy.
Pues
nada, a dar pedales, que a eso hemos venido, pero aún parece mantenerse en la
zona el eco de los aplausos y vítores del día anterior viendo pasar La Vuelta. Empezamos suaves por la carretera de acceso a Valdesquí y hacia la ladera de la Loma de Noruego, pero pronto nos desviamos
por sendero a la izquierda hasta las cercanías del Refugio Juvenil El Pingarrón (1836 m)
A partir de este punto, el camino se convierte en senda más estrecha, pedregosa y con bastante desnivel, tal vez una gozada para endureros pero nosotros descendemos con una mezcla generosa de habilidad y valentía. No es momento de detenerse para hacer una foto.
El
arroyo de Guarramillas nos retiene
para agrupar y más adelante haremos lo mismo tras avanzar por el PR-M27 y
acabar vadeando en un par de ocasiones el arroyo de las Cerradillas.
El
avance ya es más rápido, dejándonos caer por el valle casi sin dar pedales, por
el camino de Las Vueltas, por los márgenes del Río Lozoya, hasta tener bajo nuestras ruedas el puente de la Angostura, que una vegetación ata no deja fotografiar.
Precioso
recorrido entre helechos, con continuos toboganes disfrutones y senderos
revirados hasta que tenemos a la vista el pequeño embalse de la Presa del Pradillo, que ningún compañero se resiste a
visitar a pie para inmortalizar unas cuantas fotos más llenas de ilusión que de
imaginación.
Abandonamos por la derecha el PR-M25 y cogemos en ascenso parte de la pista por el GR 10.1 y desvío por el Purgatorio y la Umbría hacia el arroyo de Aguilón. Realmente son 5 kms que se pueden evitar siguiendo sin desviarse el PR-M25, pero ya hemos cogido gusto a esta subida y al consiguiente descenso disfrutando hasta coger el trazado original. Enrique subió el primero y se marcó sus tiempos.
Nos
acercamos a la zona de Las Presillas,
área recreativa bien cuidada donde no vemos bañistas a estas horas y poco más
adelante la parada es obligatoria sobre el Puente
del Perdón, frente al Monasterio de
Santa María del Paular, muy cerca de la localidad de Rascafría.
Descanso,
fotos (siento no haberte hecho ninguna,
Luis Ángel), barritas, algún gel y toma de conciencia para lo que ahora nos
aguarda: El
regreso al Puerto de Cotos por los
14 kms de duro ascenso.
Parten
en cabeza y a buen ritmo Enrique y Fer dejando atrás al resto porque
siempre hay quien se demora en las
arrancadas y pronto me uno a ellos. El GR
10.4 va tomando desnivel poco a poco.
Después
de 5 kms, nos encontramos ante cruce y dilema: ¿Ascendemos
hasta el Mirador de los Robledos? ¿Nos hacemos foto junto al original Monumento al Guarda Forestal? ¿Disfrutamos de las mejores vistas del valle del Lozoya?
Se
escucha un primer NO que pronto obtiene eco No, No, No, NOOO… que es subir y
bajar, que ya tenemos foto de ese lugar, que no tengo muchas ganas de desgastarme
más, que aún nos queda lo más duro… duro… duro…
Retomamos
la marcha dejando atrás el eco, duro, duro… y Enrique toma de nuevo la cabeza,
pero ahora no le pierdo de vista. Por culpa
suya y su insistente meterse conmigo a cuenta de “eneko”, últimamente apuro más
en cada salida mi primera marcha de la e-bike y así pasa, que acabo satisfecho
pero reventado.
Tramo
muy duro por el cerrito del jilguero y ahora no hay contacto visual con el
resto del Grupo, sólo se les escucha por walkie ante la duda de algún desvío. Seguimos adelante y en un momento dado me
sorprendo dejando detrás a mi personal training,
para tomarme un merecido descanso al alcanzar collado en la sillada de Garcisancho.
Descenso
complicado hasta la carretera M-604, junto al área recreativa del Arroyo de la Laguna y poco más de un
kilómetro de recorrido por carretera que a nosotros nos produce mucho vértigo
antes de volver a los senderos y al que algunos mapas identifican como Camino Viejo del Paular.
El
camino parece antiguo cauce de arroyo, repleto de piedras de todos los tamaños
que han sido arrastradas de las laderas por el agua. Admirado quedo de ver a Enrique superar con
habilidad y potencia los puntos más complicados y yo me limito a seguir su
trazada.
Alcanzamos
La Pradera, donde la zona boscosa se
despeja y es cruce de caminos y nuevo tramo pedrolero, pero ya tenemos el
puerto a la vista y el alto de Guarramillas también.
Quienes se fijen en los kilómetros acumulados tal vez supongan de primeras que la ruta no fue para tanto pero para nosotros, al reagruparnos, los abrazos fueron de satisfacción, de orgullo y de felicitación.
Bravo
por Fer, bravo por Pawel, ¡¡¡Bravo por
TODOS!!!
Cada vez que hacemos esta ruta las conclusiones son dos y siempre son las mismas.
ResponderEliminarUna bajada muy técnica y difícil seguida de otra bajada muy rápida preciosa por el entorno y los paisajes, aun faltando muchísima agua.
Y como segunda parte una durisima subida desde El Paular y que supone un fuerte palizon histórico de 8 km de subida con rampas incalificables.
Hoy sin embargo todos los honores, todo el reconocimiento para Pawei y Fernando ambos saliendo de lesiones importantes y sin embargo subiendo y sufriendo como lo que son, dos tipos muy duros. Mas duros que el granito.
Mis máximos respetos amigos por la gesta de hoy tras tanto tiempo en el dique seco. Enhorabuena chicos podéis sentiros muy orgullosos de lo de hoy.
Y a los demás también geniales por haber completado semejante ruta. Nadie dijo que seria fácil, y hemos podido comprobar que la ruta es muy muy dura, podríamos decir que extremadamente dura.
Un abrazo y buena semana para todos.
Y hasta el domingo que viene que esta….cada vez mas cerca.