¡Viajeros al tren!

MYB Miraflores - Morcuera - Pinilla - Túneles Gargantilla

Crónica: Chicho 

AlfonsoyAmigos decide hoy hacer una escapada turística al valle del Lozoya, que ya conoce de alguna escaramuza anterior por Rascafría y aledaños. Y como no salimos del “pueblo” todos los días (¡más que nada porque nos gusta mucho!), decidimos aumentar un poco la duración y longitud habitual de la excursión para regresar en tren al punto de partida. Sí, señores, han leído bien. Hoy regresaremos en tren al punto de partida…. Y como la ruta es ferroviaria, empezamos en la estación de ferrocarril de Miraflores de la Sierra.

Hoy, domingo, a las 8:30 de la mañana, sacan billete de “tren”: Alfonso, Andrés, Ángel, Bombi, Enrique, Eva, Juan Patricio, Juan Platón, Luis Ángel, Miguel Ángel, Santi Calleja, Toño, Patrick y Chicho.

Ahora bien, se me olvida recordar que el organizador del evento es un “marmotero” al que todavía los asesores legales de AlfonsoyAmigos no han podido despejarle la duda de si ha prescrito el delito de aquel aciago día, que a todos nos encanta recordar de tarde en tarde….

Estación de tren abandonada de Miraflores de la Sierra

Los pasajeros del tren andan con la mosca detrás de la oreja y no se fían ni un pelo de cómo acabará la historia. Hacen bien, yo haría lo mismo.

Y para no andarnos con rodeos, empezaremos la ruta subiendo el pavés de la calle de la Estación de Miraflores, que a Patrick, le recuerda algún tramo de la París-Roubaix (el infierno de piedras llegará más tarde Patricio…).

Atravesamos el casco urbano de Miraflores y nos dirigimos al área recreativa de la Fuente del Cura. Aprovechamos un par de fuentes en las inmediaciones para acabar de pertrecharnos bien de agua porque nos esperan 7 horas de ruta según las previsiones más realistas del comité ferroviario que ha venido fraguando la ruta durante esta semana.

Fuente del Cura - Miraflores de la Sierra

Alguno respira con alivio al ver que no tomamos el camino de ascenso al puerto de La Morcuera por la zona del embalse y que nos dirigimos a la pista forestal del pinar (Camino del Monte Aguirre al Puerto de La Morcuera), que nos cobijará del calor durante nuestra ascensión.

Cada uno a su ritmo va enfilando la subida como puede y reconociendo desvíos familiares: el que se adentra en la Hoya de San Blas por ese sendero trialero espectacular en la que este cronista se unió por primera vez al grupo de AlfonsoyAmigos, aquel desvío más arriba donde muchos de los hoy presentes recordamos una pelea a vida o muerte contra piornales y retamas de la que ninguno salió ileso, la salida de esa trialera pedrolera donde alguno compró parcela y todavía no se ha hecho el chalet…

Y así, sin darnos cuenta y en unas dos horas aproximadamente, nos plantamos en el puerto de La Morcuera. Hacemos las fotos de rigor porque siempre hace ilusión, aunque algunas las tengamos ya repetidas y continuamos para una parada algo más pausada en la Fuente Cossío, donde ya notamos cómo calienta el sol. Aprovechamos para recargar bidones, camelbaks, cambiar de pañuelos y admirar la florifauna y especímenes que por allí aparecen.

Un ciclista de carretera nos comenta que le damos una envidia tremenda al enterarse del plan de ruta que llevamos y percatarse del buen rollo que transmite el grupo.

Enfilamos carretera abajo en posiciones que a nosotros nos parecen muy aerodinámicas, pero que no dejan de ser un poco globeras y al llegar al desvío del GR10.1 para dirigirnos a la Majada del Cojo, nos damos cuenta de que hemos perdido a Luis Ángel por el camino. 

Alfonso paliando los rigores del calor como puede

Nos tememos que haya quedado rendido a los encantos de dos sirenas que se nos aparecieron en la Fuente Cossío. El final de la historia es menos poético. Se confundió de desvío y Juan Platón volvió a por él previo tirón de orejas.

Reagrupados, enfilamos por los Altos de La Morcuera en un cómodo llaneo con algún repecho que superamos sin dificultad y tomamos el desvío que nos acercará a la Majada del Cojo. Al poco, el camino se empina hacia abajo y nos permite disfrutar de una bajada a buen ritmo hasta un refugio donde aprovecharemos una avería en los frenos de Alfonso para reponer fuerzas y hacer un poco el ganso, dicho sea de paso.

Tras la rápida intervención del mecánico Juan, disfrutaremos de la parte más zigzagueante y rápida de la bajada por la Majada del Cojo. Las vistas son espectaculares, divisamos todo el valle del Lozoya y al oeste el embalse de Pinilla hacia el que nos dirigiremos. Juan Patricio, recuerda que en sus inicios en esto del “mountain bike” se hacía de subida lo que nosotros acabamos de bajar a toda mecha. ¡Y a las 3 de la tarde! Yo casi que me alegro de haberte conocido unos añitos después… jejeje.

En la Majada del Cojo

Llegados a Alameda del Valle, tomamos el Camino Natural del Lozoya, un cómodo y bonito sendero que nos llevará bordeando todo el embalse de Pinilla. Un tramo donde a la sombra y con la brisa del embalse en nuestras caras, vamos haciendo kilómetros entre risas y bromas. Seguro que hoy me he perdido los chistes de Andrés porque me ha tocado ir abriendo camino.

Desde aquí, queremos agradecer a los ayuntamientos de la zona que no sigan la moda de algunos municipios que han prohibido el pasear con el torso al aire y que nos permitan alegrarnos la vista al cruzarnos con algunas bellas señoritas paseando en bikini… 

Embalse de la Pinilla

Sin casi darnos cuenta hemos llegado al ecuador de la ruta, acabamos de rodear el embalse de Pinilla y nos despedimos de él hasta futura ocasión al pasar cerca del muro de la presa. Tomaremos una pista de grava (vía pecuaria) que transcurre paralela al río Lozoya y que nos expone mucho más al sol y pondrá a prueba nuestra resistencia y nuestras reservas de agua y víveres hasta el próximo avituallamiento.

Puente del Congosto

Por el camino, pararemos a disfrutar de un pequeño refrigerio junto  al maravillosamente conservado puente medieval del Congosto, donde nos admiramos del pequeño cañón que ha tallado el río y nos entran unas ganas de darnos un buen chapuzón porque el calor empieza a hacer mella en todos nosotros.

Puente del Congosto

Desechamos la opción por peligrosa y porque aunque no lo parezca, tampoco vamos sobrados de tiempo. ¡Recuerden, que hay que coger el tren de vuelta y no podemos perderlo!

Se reanuda la marcha y un poco más adelante, apenas paramos en el  (también medieval) puente de Matafrailes, donde la opción de baño y chapuzón sí sería viable. Lo haremos en alguna otra ocasión.

Seguimos avanzando porque el final de ruta está cercano, nos dirigimos a Garganta de los Montes, pueblo pintoresco donde queremos tomarnos unas cervezas a gusto y si acaso comer mientras esperamos al tren de vuelta…. El calor y el desgaste van haciendo mella en la mayoría del grupo y menos mal  que  un par de fuentes al margen del camino nos permiten refrescarnos y darnos un alivio en un día de fuerte calor como hoy.

Y como todo lo que empieza, llega a su fin, alcanzamos el pueblo de Garganta de los Montes. Aparcamos las bicis, nos sentamos en una terraza a tomarnos unas coca colas  y, de paso preguntar a algún vecino a qué hora pasa el tren de vuelta para emprender el viaje de vuelta hasta Miraflores.

Ante la cara de estupor de los parroquianos, empiezo a sudar. Nos dicen que el tren dejó de pasar hace 5 años porque nadie lo usaba.

¡No me lo puedo creer! Escalofríos recorren mi espalda. ¡Quién me mandará a mí organizar una ruta basándome en los librillos de rutas por Madrid que me compré cuando empecé en esto de la bici! Pero si me los compré en una Feria del Libro y la etiqueta tiene el precio en pesetas…

Yo no sé dónde meterme, cuando les diga a los compañeros que están disfrutando de sus bebidas que no hay tren de vuelta, me espero que me linchen allí mismo, en la plaza del pueblo.

Menos mal que Bombi se da cuenta de mi preocupación y cuándo le cuento qué es lo que pasa, se dirige a unos parroquianos para preguntarles cómo se puede volver a Miraflores de la Sierra por el camino más corto posible… Le comentan que la única forma es deshacer el camino andado o atacar un puerto a la salida del pueblo.

Se acerca otro parroquiano y nos dice a Bombi y a mí que si tuviésemos valor y unas buenas linternas podríamos intentar regresar siguiendo el trazado del antiguo ferrocarril Madrid-Burgos.

Vaya, ¡pues no es mala idea! Si casualmente, hoy nos hemos traído los focos todos porque ha empezado el mes de Julio y con él, la temporada de nocturnas de AlfonsoyAmigos. 

Como buenos “biciosos”, en AlfonsoyAmigos cuando llega el verano se monta el foco en la bici y no se quita hasta septiembre. Fíjense si somos previsores, que alguno hasta lleva batería de repuesto, para poder cedérsela a Miguel Ángel.

Acabados los refrescos, doy la cara, les cuento a mis compañeros la que se ha liado y que no nos queda más remedio que volver por la vía del tren, pero sin tren…jejeje

A duras penas encontramos el apeadero abandonado del ferrocarril y nos tememos lo peor cuando comprobamos que sólo podemos avanzar por el medio de la vía en desuso….

A los pocos metros, nos topamos con el túnel de Mata Águila (ya el nombre acongoja un poco, ¿eh?). A 3 de julio es difícil encontrar ropa de abrigo en las mochilas, pero cada uno rebusca y poco a poco conseguirnos pertrechamos para adentrarnos en la boca del lobo…

Encendemos los focos y tras algún titubeo inicial, nos damos cuenta de que el túnel se puede recorrer sin demasiada dificultad, pero con mucha precaución. Restos de cable y algún armario eléctrico desmantelado son obstáculos a los que no hay que perder de vista. 

Marchamos sobrecogidos por la baja temperatura, la magnitud del túnel, el silencio, la humedad, la oscuridad y lo insólito del trayecto. ¿Quién nos iba a decir que acabaríamos así la ruta?

Al cabo de casi 4 km. volvemos a ver la luz del día. Para nuestra suerte, a la salida del túnel el camino sigue siendo ciclable y nos permite avanzar a muy buen ritmo. Al poco, nos encontramos con otra boca de túnel oscura y ya sin pensárnoslo dos veces porque se nos va haciendo tarde, nos adentramos raudos y veloces con los focos encendidos.

Al cabo de otros 2 km. reaparecemos en el municipio de Valdemanco. En una breve parada, ante el estupor de todos, Toño nos dice que a Eva ha estado a punto de picarle una víbora….

Si el lector habitual de este blog piensa que lo de hoy es una ruta de ficción, permítame sacarle de su error. Lo de la víbora es tal y como lo cuento, o como me lo han contado. Yo no lo vi. En mitad de un túnel, durante la foto de rigor, Ángel y Toño se percatan de que Eva tiene bajo sus pies una víbora enroscada y en actitud de ataque. Yo todavía no me he recuperado del susto y de cómo se podría haber torcido una excursión tan especial y bonita como la de hoy. 

Menos mal que hoy contábamos con los dos galenos del grupo. Aunque no se engañen señores, uno sólo le atenderá si se pone Ud. de parto (son palabras textuales suyas). El otro sí, porque es pediatra, y nosotros somos todos unos niños grandes, al menos los domingos por la mañana.

Y tras el incidente de la víbora de Eva (que no Eva, la víbora) hemos acelerado como estoy acelerando yo el final de la crónica. Más vía del tren a toda pastilla, hemos dejado un Pendón de lado, porque aunque somos muy pendones hoy ya no podíamos más y hemos llegado POR LAS VÍAS DEL TREN, no en tren a Miraflores de la Sierra.

La historia es ficticia o no……

P.D. Para el que hoy haya perdido el tren de AlfonsoyAmigos que no se preocupe. El próximo fin de semana vuelve a salir y todos los viajeros son bienvenidos. Anímense, yo me subí hace ya un tiempo y aunque he estado a punto de descarrilar, ahí sigo, disfrutando de la compañía y pasándomelo pipa.

Un abrazo para tod@s.

Track de la Ruta