Y aquellos
amigos partieron dejando atrás sus casas y a sus familiares, cargados de
pertrechos y de ilusiones, para embarcarse en una aventura que todos conocían
cómo comenzaba pero que ninguno podía certificar cómo tendría fin…
Hubo
quien tuvo que regresar a casa de forma prematura por temas familiares y quien
fue víctima de la mala fortuna, juguetona y cruel, que le llevó a acabar
postrado en un hospital. Nuestros mejores deseos, amigos.
El resto de compañeros ha llegado finalmente a Santiago tras 8 duras jornadas en las que el cansancio y el dolor pudieron hacer acto de presencia, pero nunca el desánimo. Portando en sus mochilas la ilusión, el recuerdo (también el maillot), de todos cuantos nos sentimos de AlfonsoyAmigos, que nos hemos alegrado del triunfo porque una parte de nuestro corazón estuvo con ellos.
Con
el orgullo de haber conseguido hacer realidad sus sueños, con una “Compostela”
en sus manos que puede que acabe enmarcada, con deseos de saltar, de abrazar a
los compañeros y de respirar muy hondo, profundamente satisfechos con un “misión cumplida”
flotando en el aire.
Los
cuerpos cansados y las bicicletas maltrechas pero todos sintiéndose ahora mismo
capaces de afrontar nuevos retos y de plagar las hojas del calendario de nuevas
metas que alcanzar.
A
pesar de todo, seguro que deseando volver a casa, con la esperanza de lograr
que la familia se acabe emocionando tanto como ellos al relatar las mil y una aventuras
que seguro no van a olvidar.
Esto
no es el final, es el principio… miedo
me dan.
Fuerte
abrazo, amigos
Bien, bien y bien, envidia sana, me faltan 500 km que seguro, seguro que recorreré.
ResponderEliminarNo me cabe la menor duda.
EliminarSeguro que si.
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