Fechas por excelencia para
fiestas y vacaciones. Sabemos que el grupo de hoy será reducido pero la
propuesta queda lanzada el jueves y quedamos a la espera.
El aparcamiento junto al
Embalse del Pontón se encuentra vacío cuando llegamos con el primer coche. Un par de minutos y llega el segundo (Esta vez te hemos ganado Ángel).
Y en pocos minutos ya nos
estamos abrazando: Andrés, Ángel, Eva, Juan
Carlos, Juan Patricio, Nacho, Pawel, Toño y Alfonso. Chicho avisa que se ha
dormido y acudirá con la intención de alcanzarnos, pero solo nos veremos al
final de ruta.
Hemos llegado a tiempo,
pues pocos minutos más tarde la carretera se corta para dar paso a más de 3000
participantes, o así nos lo parecen, de la XXIII Marcha Cicloturista Pedro
Delgado.
XXIII Marcha Cicloturista Pedro Delgado |
A Perico Delgado le vemos
prácticamente en cabeza, pero también distinguimos entre tan numeroso grupo a
amigos como Javi “Galo” o Ramón, que nos saludan al pasar.
Cueva del Monje |
Nuestro grupo parte casi
coincidiendo con el último rezagado de los de carretera y llevaremos su mismo
recorrido durante varios kilómetros.
La mañana está más fresca
de lo esperado, pero no engaña a nadie. Sabemos que pronto entraremos en calor.
Lo nuestro no es la
carretera, pero pista no va a faltar y además en muy buenas condiciones de
asfaltado, que no creáis que nos agrada demasiado.
Superamos la Puerta de
Cosíos, la Fuente de la Teja y el Estanque del Chato que, conociendo un poco la
“mala leche popular”, seguro que era de todo menos chato.
Estamos ya en la pista que
no abandonaremos durante bastantes kilómetros, pero que se convierte en dura
durante algunos tramos.
Puente Blanco y más allá
el Puente Negro. No hemos contado los puentes que hoy hemos cruzado, pero han
sido numerosos y de distintos diseños y antigüedad.
El grupo marcha bien, los
rayos de sol son filtrados por los altos árboles que flanquean nuestra ruta y
apenas se dejan notar. El calor llega solo por el esfuerzo.
Acabamos de cruzar el Arroyo de la Cueva del Monje… señal
inequívoca de que casi alcanzamos el principal objetivo de hoy, que se nos
muestra en una explanada un poco más adelante. Ahí está la Cueva del Monje.
¿Qué queréis que os
diga?... Desilusión total. Puede que sean piedras megalíticas pero apenas alcanzan a convertirse en
una precaria protección para caso de lluvia o nieve y ojo, que no se si
entraría en su cavidad alguno más que el monje de marras.
Bueno, pues un par de
fotos y seguimos adelante. Sí, por pista, que no resulta hoy muy del agrado de
Toño pero que parece encantar al resto al recorrer unos preciosos pinares a
buena temperatura.
Para que alcance título de
leyenda, tiene que darse el caso de que una narración popular cuente un hecho
fabuloso que, pasando de boca a boca, acabe adquiriendo florituras que seguramente no sucedieron pero que adornan la historia primitiva con
elementos fantásticos.
Como soy amigo de buscar
el porqué de los nombres reseñables que aparecen en nuestras rutas
bicicleteras, os diré que sobre la Cueva
del Monje, he encontrado 3, 4 y hasta 5 leyendas (sin haber querido profundizar más) que aun guardando la esencia del
relato, nos presentan una leyenda en facsímil para lectura rápida o una versión
extensa en la que el autor se ha recreado en mayor manera.
Os traslado la versión
corta que encuentro en www.senderismomadrid.es
“De la Cueva del Monje cuentan las leyendas
que uno de los habitantes de esta sierra, el hidalgo Segura, anhelaba la eterna
juventud y riquezas sin fin. A oídos del diablo llegaron sus plegarias y acordó
con el hacendado satisfacer sus deseos a cambio de su alma. Temeroso de su
pacto y reconociendo su debilidad, Segura comenzó su huida hacia las montañas y
encontró refugio en una construcción megalítica donde inició su vida como
eremita. El diablo encontró el lugar y reclamó su pago, pero en una última y
desesperada plegaria, el hidalgo consiguió la protección divina. Satanás huyó
del lugar, perdiendo algunos de sus dientes, ahora en forma de piedras que
adornan la pradera junto a esta Cueva del Monje. Segura salvó su alma del
diablo, pero quedó atrapada en este bello lugar”
Y si queréis el relato
extenso, para dedicar algún tiempo a su lectura, os recomiendo la leyenda narrada por “Crónicas Gabarreras en Agosto de 2002”
Nosotros a lo nuestro, a
dar pedales, y aún nos resta algo de ascenso. A la altura del Puente de
Valdeclemente, vemos darse la vuelta a un ciclista que nos precedía. Ante nuestras miradas extrañadas nos dice: “Es que ya empieza la cuesta abajo y
luego me tocaría volver”.
Fuente de la Peseta |
¡Ah!, bien y nos
preparamos para disfrutar del airecito de un descenso rápido, pero realmente lo
que encontramos es una sucesión de toboganes que rompen las piernas cada vez
que saltamos del plato grande al pequeño.
Una foto de Ángel junto a
la Fuente de la Peseta, que no ha renovado su nombre hasta la fecha. Poco más
adelante, parada y fonda junto al Arroyo del Cancho, con depósito de abundante
agua y profundidad, pero hoy no toca la prueba de natación.
Llevamos casi 19
kilómetros cuando tenemos que cruzar la CL-601 para seguir nuestra ruta. La
marcha de Pedro Delgado pasó a primera hora por aquí de camino al Puerto de
Navacerrada.
Y a partir de ahora apenas
nos despegamos del Río Eresma, que hace esfuerzos por mantener sus aguas en movimiento.
Toño nos lo cuenta y no lo
creemos hasta verlo. Uno de los puentes de nuestro trayecto, uno con pilares
de piedra y baranda de madera ya no está. Ignoramos si la culpa ha sido de una
crecida de agua o es que van a restaurarlo.
Al puente le han desaparecido las traviesas y barandas de madera |
El mismo puente en Julio de 2013 en ruta de AlfonsoyAmigos |
Más adelante se percibe la
“civilización” la Zona Recreativa de la Boca del Asno, que acoge a miles de
madrileños, principalmente, que huyen de los calores.
El Puente de Navalacarreta
si se mantiene en pie… este es todo de piedra.
Puente de Navalacarreta |
Poco más adelante,
abandonamos la tranquilidad de nuestro recorrido para coger pista en duro
ascenso junto al Arroyo del Meadero y del Arroyo de los Acebos, que nos dará
oportunidad a tomar desvío y seguir en suave ascenso entre pinos.
Puente de Navalacarreta |
El calor aprieta a la par
que los árboles desaparecen, bordeamos Valsaín y descendemos de nuevo hasta el río
junto al Salto del Olvido, que da
lugar a otras fotitos y a que realicemos recorrido ahora a pie, ahora andando,
pero en preciosa zona más conocida y apta para senderistas.
Junto al Salto del Olvido |
Tres kilómetros más para
disfrutar de senderillos y a los coches.
Unos para casa, hay
fiestas, y otros a disfrutar de refrescos y charla relajada. Genial fin de
ruta.
Nuestro track
Nuestro track
Ya veo que los pinares de la ruta son preciosos. No creo que esta vez,el calor OS lo haya hecho pasar mal.
ResponderEliminarCuriosa la leyenda que cuentas.
Como siempre,disfrutando del deporte y la naturaleza.
Un saludo. Charo.
Siempre buenas rutas, siempre amistad que se aprecia en vuestras fotos. Enhorabuena a todos y todas. Saludos.
ResponderEliminarAlvaro Iraquez
Ya veo que los pinares de la ruta son preciosos. No creo que esta vez,el calor OS lo haya hecho pasar mal.
ResponderEliminarCuriosa la leyenda que cuentas.
Como siempre,disfrutando del deporte y la naturaleza.
Un saludo. Charo.
Alfonso como siempre haces unos reportajes la mar "guapos" con unas fotos preciosas y unas historias amenas y curiosas, si Señor buen trabajo y unas marchas interesantes. Saludos.
ResponderEliminarJoaquín Pinilla Asiaín