domingo, 11 de octubre de 2020

De San Rafael al Pico de Abantos y Naranjera con AlfonsoyAmigos

Admito que he llevado a mis compañeros al límite…, pero no me siento culpable

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Cuando anunciaron el confinamiento de Madrid y de otros municipios de la provincia, fuimos conscientes de que nuestro Grupo había sido partido en dos y aún había que agradecer que al menos pudiéramos salir a dar pedales.

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Hacía tiempo que una ruta me rondaba en la cabeza desde que la descubrí en wikiloc y quedó marcada en mi agenda para intentar realizarla cuando todo fuera propicio. El autor la había publicado en mayo de 2014 y desde entonces muchas cosas podían haber cambiado.

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Parecía que había llegado el momento: Aún no hemos cambiado la hora de inicio de nuestras rutas, lo que permite realizar recorridos más largos. La temperatura acompañaba, pues debíamos alejarnos de días calurosos o demasiado fríos. Y aun deseando la compañía de todos los amigos, el ser esta vez un grupo reducido nos podía ayudar a realizar la ruta a modo de exploración.

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Dudaba y dudaba, pero me animaron a lanzar la propuesta YA.

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La mañana es fresca en el Paseo Rivera de San Rafael y dudo si habré acertado al ponerme de corto, más cuando veo llegar a Pawel bien pertrechado.

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Extraña ver que desde el final del paseo se acerca Andrés pie en tierra y empujando la bicicleta. Su rueda trasera gira, pero está totalmente desinflada. Nos acercamos los tres a mi casa para dar un buen apretón de aire a la rueda y descubrir pronto que el aire se escapa con facilidad por un pequeño corte. Ya estábamos dispuestos a utilizar una “mecha” para taponar, cuando el líquido tubeless acaba haciendo su labor. La rueda no volverá a dar problemas en toda la ruta.

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Se nos une Luis Ángel que apura la hora más que una cuchilla de afeitar bien afilada y marchamos los cuatro hacia El Espinar, donde con algo de retraso sobre la hora prevista encontramos a Santi y a Juan Carlos.

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Pues nada, allá vamos por la Vereda de la Talanquera, dejando atrás a El Espinar y al cerro del Caloco con “boina de niebla”. Esperamos que sea presagio de que el día va a abrir.

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Tres kilómetros de ascenso hasta el Camino de Peguerinos y seguimos adelante. Pawel se detiene junto al refugio Majada de los Lobos, pero hoy la fuente se niega a ofrecer agua. Juan Carlos parece ir siempre en cabeza como si no hiciera esfuerzo, aunque se detiene para ir abriendo las porteras.

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Con razón se llama Majada de Viento la zona que atravesamos, que ayuda poco a avanzar por una camino muy pedregoso que siempre se nos antoja en peores condiciones que la vez anterior. Una fotito junto al monumento a las Tres Provincias, esta vez desde La Cepeda en terrenos madrileños. (Nos acabamos de saltar el confinamiento sin quererlo). Hay otra zona denominada Majada del Viento más adelante.

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Un descansito junto a la línea divisoria de provincias y regresamos a Ávila de camino hacia Peguerinos, cuando la niebla va abriendo o quedando atrás. Descendiendo por pista de hormigón somos más conscientes de lo duro que es el ascenso en otras ocasiones.

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Al alcance de nuestra vista la localidad de Peguerinos y un Embalse de la Aceña que deja muy al descubierto la pantalla de la presa. Andrés empieza a tener un ruido extraño en su bicicleta. ¿Será el núcleo? Alguno apunta a que se ha aflojado algún tornillo del cassette de piñones.

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Ahora da comienzo uno de los tramos inéditos de la ruta. Al final de la pantalla giramos a la derecha y cogemos desvío duro que primero nos acerca a cantera abandonada y que se endurecerá a cada metro por su desnivel y por la cantidad de piedra suelta que obligan a mayor esfuerzo para avanzar sin resbalar.

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Me detengo para alguna foto e intento imaginar qué estarán pensando mis compañeros, pero tal vez sólo estén concentrados en dar una pedalada tras otra sin desfallecer. 

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Algo más de 5 kilómetros de duro y constante esfuerzo que ahora se narran muy rápido. A nuestra derecha y alejándonos de él queda el Embalse del Tobar, pero no se me ocurre decir a mis compañeros que miren para echar una ojeada.

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Cuando alcanzamos por fin la pista asfaltada, surge un suspiro de satisfacción generalizado y las felicitaciones son espontáneas. Impresionantes los paisajes que yo si me he permitido disfrutar.  

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Breves instantes, tras el duro esfuerzo, en los que surge el dilema de si seguir adelante con la ruta o girar a la izquierda y regresar a casa. Aviso a todos de que lo que resta “no es moco de pavo”…. Pawel está dispuesto a seguir y el resto se deja convencer fácilmente. 

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Parece que hoy no hay compromisos ineludibles de hora de regreso, pero Luis Ángel aprovecha para llamar ya a casa y avisar. Más de una llamada similar se producirá en los próximos minutos.

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Estamos a 1647 m y perdemos bastante altura conseguida descendiendo hacia el Puerto de Abantos para coger poco después nuestro desvío, sin llegar hasta el Puerto de Malagón.
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Conocemos bien este tramo en ascenso, pero no podemos evitar detenernos aquí y allá para hacer varias fotos con el Monasterio de El Escorial a nuestros pies. Los próximos cientos de metros vuelven a ser muy duros y cada cual hace filigranas para seguir avanzando. Se escucha algún grito de cabreo cuando un resbalón inoportuno hace poner pie en tierra.

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Casi hay que pedir la vez para hacerse una foto junto a la cruz blanca en el Pico de Abantos (1753m). Ciclistas y andarines no quieren perderse recuerdo del logro conseguido, aunque hay quienes disfrutan del sol sentados sobre las piedras. Nos demoramos con las fotos, pero ya tenemos claro que no tenemos más prisa que la que pueda provocar el hambre en nuestros estómagos.

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A partir de aquí dos o tres toboganes por el GR-10 o Cuenca del Guadarrama, junto al muro de piedra que separa Castilla León de Madrid. Pasamos junto al Portillo de los Pozos de Nieve que ya visitamos en anterior ocasión. La puerta de hierro aparece con un hermoso candado.

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Un bonito sendero habilidoso y complicado en ocasiones nos llevará hasta el Refugio de la Naranjera, que parece tenerse en pie gracias a sus grandes muros de piedra. El tejado no ha tenido la misma suerte. El Adiós de los Refugios de Montaña

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Nos olvidamos del descenso realizado en otras ocasiones y esta vez cogemos variante a espaldas del propio refugio que nos pondrá a todos a prueba, para demostrar lo que hemos aprendido hasta hora de descensos complicados.

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Muchos escalones de piedra al principio y después dependerá del flow que seamos de imponer cada uno. Juan Carlos ha partido delante y le perdemos de vista. Santi, que hoy ha aparecido con su bicicleta de repuesto, sí la de 26”, le sigue y también dejo de verlo tras los primeros tramos complicados.

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Yo tengo como referencia a Pawel y la verdad es que haremos montados más de lo que seguramente hubiera sido aconsejable. No veo las maniobras de Andrés y Luis Ángel que bajan por detrás. Nuevas felicitaciones al reunirnos y especialmente contento un Santi que no duda en proponer repetir este tramo en breve… y traerse su máquina de 26” de nuevo.

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Divertido sendero hasta cruce con el Camino de las Navacuelas y ahora, de la manera más inoportuna, hace acto de presencia un fuerte viento que lejos de ayudarnos detiene con fuerza nuestra marcha. Juan Carlos empieza a ser víctima de fuertes calambres en las piernas… Claro que, es de lo que aún defienden que es capaz de hacer rutones sin comer ni beber en el trayecto… y así sucede, pero se recupera para atacar las últimas pendientes.

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Muchos kilómetros en las piernas para superar con demasiada alegría los últimos 2 kms duros hasta el Collado Hornillo, pero aquí nos agrupamos antes de descender por la Cañada Real Leonesa hacia el mirador de Peña El Águila, vadear Arroyo Mayor y aparecer en San Rafael con una alegría tal vez antes nunca vista, donde la adrenalina parece haber hecho su trabajo con creces.

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Me despido de mis amigos, se les ve cansados, pero todos sonríen

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4 comentarios:

  1. Impresionante.... sin más!!!

    Enhorabuena a todos 👏. He dicho...

    Un abrazo
    Jesús

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  2. Buf, menuda ruta,el año pasado el Galo y yo quedamos en investigar el enlace ente el pantano y la parte alta del río, un día de los días locos de electrica que salí sin rumbo me fui por los alrededores y baje desde el refugio hasta el pantano,fue una locura, 76 km con 1700,me pareció una pasada para realizar con bicis normales, tirando de pierna,corazón y pulmón,ya veo que estaba equivocado, cuando queráis perdemos hacer una mezcla y realizar las dos

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  3. Esta ruta marca un punto inflexión en la temporada de AyA por la zona. A partir de ella podremos calificar el resto de rutas en muy pero que muy difíciles (que por buscar las podremos encontrar por la zona, NO ME CABE DUDA) y el resto que serán calificadas como fáciles o muy fáciles.....
    Es broma, pero ahí lo dejo.
    Y sobre lo de repetirla.... me lo tendré que pensar.
    Un abrazo amigos.

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  4. No soy ciclista, que mas quisiera yo, pero me encantan vuestros reportajes y fotografias y mucho las de este ultimo. Enhorabuebna Saludos. Gemma Castro.

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