Donde la amistad vuelve a latir
Después de los silencios del verano, los
pedales han vuelto a girar con la familiaridad de un abrazo largamente
esperado.
Hoy no ha sido solo una ruta, sino el reencuentro con lo de siempre, con esa magia que solo la montaña y los amigos saben crear.
Los rostros del regreso
Allí estaban ellos, los que convierten cada
salida en algo único, con alma propia. Cada
uno con su forma de pedalear, su ritmo, su historia… pero todos con ese gesto
cómplice que no necesita palabras y que dice, sin decir: “Ya estamos aquí”.
Al verlos a todos reunidos —Andrés, Ángel,
Enrique, Ernesto, Eva, Fer, Gonzalo, Jesús, Luis Ángel, Miguel Ángel, Nacho,
Patrick, Pawel, Rafa, Santi... y más tarde Chupo— se me iluminó el rostro, como
cuando uno regresa a casa.
Faltaron algunos, por vacaciones, compromisos…
o por esos enfados de la vida, pequeños o grandes, que a veces nos alejan. Pero
sabemos que volverán, como vuelve siempre el sol tras la niebla. Y
cuando estemos todos, el camino será aún más completo.
Senderos que nos esperaban
Los caminos nos recibieron con esa quietud de
quien espera sin prisa, sabiendo que volveríamos. Nos invitaron a redescubrir cada curva, cada desnivel, la sombra larga de los árboles. Y a despejarlos, con mimo a nuestro paso, de las ramas secas que el tiempo dejó caer, como si también ellos quisieran renovarse con nosotros.
Avanzábamos sin urgencia, dejando que el entorno nos hablara en susurros, que el aire templado nos envolviera como un recuerdo que vuelve sin avisar. Con compañeros que deseaban, como yo, que no se perdiera la magia, mientras la adrenalina, en algunos tramos, se abría paso libremente entre risas, esfuerzo y confianza ciega en quien guiaba el camino.
La ruta, que diseñé para que no fuera larga ni exigente, nos regaló diversión en cada tramo. Hubo momentos para charlar, otros para jadear por el esfuerzo, y muchos en los que solo veíamos la espalda del compañero de delante, confiando en su destreza para no acabar por los suelos, extraviados en algún cruce... o atrapados por zarzas y piornos asesinos.
Compartimos conversaciones, pero también esos silencios cómplices que lo dicen todo: llenos de compañerismo, de historias aún por contar, de la sencilla alegría de estar juntos. Estábamos donde queríamos estar.
Ya de regreso, una avería inoportuna en el último tramo nos obligó a parar. Pero también nos regaló unos minutos de charla inesperada, de bromas, de manos voluntariosas y de esa camaradería que solo surge cuando el camino se toma un respiro.
La fiesta que aguardaba desde enero
Luis Ángel ya nos había anunciado su
celebración, esa tradicional "fiesta del capó" que una
inoportuna caída y una clavícula rota habían postergado desde enero. Todos
pedaleábamos con la ilusión de ese encuentro final.
La espera valió la pena, y lo supimos al ver a
Luis Ángel preparar el encuentro de final de ruta con esa alegría que le
conocemos sobre la bici: serena, contagiosa, auténtica.
Alrededor de una inmensa mesa de granito (1),
junto a la fuente, nos sentamos todos: animados, expectantes. Pronto
se llenó de viandas y de bebidas frías al gusto de cada uno. Las
tortillas y empanadas, fieles a la tradición, no faltaron… pero fue una hermosa
tarta la que logró sorprendernos —no quedaron ni las migas—. Un
regalo sabroso, como la amistad que nos une.
Un cumpleaños celebrado así, entre árboles y
pedaladas, tiene un sabor distinto —más auténtico, más nuestro—. Solo
faltaban unos globos colgando de las ramas para sentirnos como en los
cumpleaños de mis nietos: sin formalidades, pero rodeados de risas y amigos.
La montaña, discreta y cómplice, parecía sumarse a la celebración con su mejor silencio. Los globos imaginarios se mecían entre las ramas. La verdadera fiesta fue pedalear juntos, reír sin prisa y celebrar la vida con la bici como testigo.
Epílogo en movimiento
Los pedales descansan y la bici de Luis Ángel
va camino del taller, pero la memoria se llena de kilómetros y del reencuentro
que nos ha devuelto la mejor de las energías.
La bici, con su cadena, sus piñones… sus
averías, no es solo un medio para recorrer senderos, sino también el camino de regreso a casa: el lugar donde las amistades y las historias se encuentran.
Gracias Luis Ángel. Gracias a tod@s.
(1) Mensaje de Fernando
"¡Hola a todos!
Tras las bromas del domingo, acerca del peso
que pudiera tener la mesa de granito de la fuente de Las Nieves, he
hablado con mi amigo Roberto para salir de dudas. Esta
es la información que me ha dado:
- La
pieza se cortó en sus canteras de El Prado de los Reyes, Villacastín en
diciembre de 2003,
- Al
salir del corte pesaba unos 3.114 kilos. Después del pulido,
perdió unos 300 kilos.
- Las
bancadas, ya pulidas, pesan aproximadamente 800 kilos cada una.
Además, Roberto me contó la historia tras la
mesa:
Se donó a Julián Marquina en abril de
2004. Julián
fue un gran cliente y amigo de su padre, y su familia de canteros se merecía ese
gesto. La
pieza se donó para que se usara en una fuente, que quedó para el disfrute de
todos. Como
bien sabéis, en esa misma fuente y mesa se celebra en su honor el concurso de
tortillas."
…y la “fiesta del capó” de AlfonsoyAmigos
Me gusta mucho el aire que respira esta crónica. No es solo un resumen de la ruta, sino una carta de amor a los pedales y, sobre todo, a la amistad... ¡Así es como se escribe la historia de un grupo! Me ha encantado leerlo. Silvio González
ResponderEliminarDos meses de reposo de planificación de rutas, varios meses de retraso de celebración de la "fiesta del capó", primera ruta del mes de septiembre. Si metes todo esto en la coctelera sale una mañana perfecta, una ruta para disfrutar con los amigos y una postruta con celebración de un cumpleaños en diferido. Gracias amigos por recargarnos las pilas el domingo para la semana que empieza. Parafraseando a Luis Angel, la próxima cada vez más cerca. Un fuerte abrazo para todos.
ResponderEliminarMuchas gracias Alfonso por esta ruta. Muy completa y original!... nos encantó!
ResponderEliminarY también el post-ruta con estas risas y buen rollo!
Y a Luis Angel ... el nucleo duro de AyA!!😜
Patrick
Volvemos! Y fuerte! Sin subidas ni bajadas, con senderos y veredas divertidas, enlazadas, continuadas sin respiro.
ResponderEliminarDisfrutando del trabajo hecho por Alfonso.
La "Dichosa" avería del núcleo nos hizo terminar de manera abrupta y con el paso del tiempo, entre los intentos de arreglos y reparaciones y algún despiste, el "capó" no sé presentaba.
Impaciencia que sobrellevanos tratando de averiguar el peso de la espléndida mesa que nos serviría para desplegar las viandas y refrescos que Luis Ángel nos obsequio por su pasado cumpleaños.
Cómo siempre sabroso, desde el pan hasta la tarta.
Gracias Luis Ángel, poco te queda para el siguiente, está cada vez más cerca!
Un Abrazo!
Increible rutita, chulusima, con monton de senderitos, me encanto Capitan, y para terminar rutita celebracion de Luis Angel, gracias, mañana de domingo perfecta, que mas se puede pedir.
ResponderEliminarComo dije el domingo, mañana perfecta la que pasamos, ruta muy detallada y muy bien hilada.
ResponderEliminarQue decir de las viandas que nos sugirió Luis Angel 👌chapó.
Sensacional ruta por San Rafael. Me gustó muchísimo de principio a fin recorriendo innumerables senderos y caminos. Gran trabajo de prospección, propuesta y guía de Alfonso.
ResponderEliminarSiento la avería del núcleo justo al final de la ruta pero es lo que tiene los imponderables de la bici.
Muchas gracias a todos por acompañarme en la celebración del Clavicumpleaños que no se celebró en su día.
Lo bueno de celebrarlo cuando no es tu cumpleaños es que no cumples años. La eterna juventud!!
Y aunque el domingo nos faltaron algunos amigos imprescindibles en el grupo, podremos decir que fue el día del “núcleo” de AlfonsoyAmigos
También es cierto que ahora puedo decir que el próximo cumpleaños está…..cada vez más cerca.
Abrazos.