domingo, 30 de marzo de 2025

Volver a Pedalear, la Cascada del Hervidero y el Embalse de Pedrezuela

 

Un Nuevo Comienzo


Después de semanas en espera, cada pedalada de hoy se siente como el latido de un corazón que, tras un largo silencio, retoma su canción


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Ni el frío de la mañana ni esa hora de sueño robada por el cambio horario pudieron frenar nuestras ganas de volver a pedalear.

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La brisa fría nos envolvía y nos obligaba a abrigarnos bien, aun sabiendo que horas más tarde subiría la temperatura, pero no lograba apagar el entusiasmo ni las sonrisas al volver a encontrarnos. Entre bromas y abrazos, la energía del grupo llenaba el ambiente, mientras nuestras bicicletas aguardaban impacientes, como galgos en la línea de salida.

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La Alegría del Reencuentro

Tras un mes de pausa, con las lluvias dejándonos fuera de juego, las caras lo decían todo: una mezcla de ilusión acumulada y la alegría de compartir el momento juntos. Ángel, Enrique, Ernesto, Jesús, Juan, Luis Ángel, Pedro, Rafa, Raúl y Alfonso… una lista de nombres que hoy personifica el espíritu del grupo. Esa chispa especial que solo surge cuando volvemos a pedalear juntos.

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La ruta prometía desafíos: más kilómetros de lo habitual y un desnivel respetable. Alguno, entre risas nerviosas, dejaba caer que quizá el parón se notaría más de lo deseado en las piernas. Y ahí estaba Luis Ángel, con su regreso valiente tras superar una rotura de clavícula. Pero todos listos para afrontar lo que viniera.

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Un Paisaje Renovado

Cambiar el barro por las pistas no es renunciar a la aventura, sino adaptarnos al carácter del terreno y esforzarnos por recuperar el fondo perdido.

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Con un ritmo tranquilo, casi calculado, empezamos a sortear los primeros desniveles. Nos dirigimos hacia un destino especial: la Cascada del Hervidero, donde el Río Guadalix, con su carácter travieso, esculpe formas caprichosas en el paisaje.

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Hoy la jornada parece que se alargará, pero a nadie le importa hacer un alto en el camino. Disfrutamos del espectáculo que se nos regala y sacamos unas fotos para llevarnos el recuerdo.

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Las pistas, firmes y abiertas, nos devuelven a la acción. A nuestro alrededor, el paisaje luce renovado por las lluvias, con los campos bañados en verdes intensos que se extienden hasta el horizonte, mientras el aire fresco nos llena los pulmones de vida.

Seguimos avanzando en un ascenso constante que nos lleva hasta el cerro y la reconstruida Atalaya de El Molar, una de las seis atalayas defensivas árabes que vigilaban la sierra norte de Madrid, donde nos tomamos un momento para reagrupar y contemplar las vistas.

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Kilómetros y Paisajes

Dejamos atrás la localidad de El Molar y seguimos nuestro recorrido por las carreteras de servicio del Canal de Isabel II, fieles compañeras de ruta. Nos acercamos a la Estación de Tratamiento de Agua Potable de Torrelaguna, para enfrentar el único descenso por camino pedregoso del día, antes de cruzar la M124.


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Retomamos la marcha por un camino donde un rótulo de madera nos anuncia sin rodeos los 2,3 kilómetros de ascenso que nos aguardan, de nuevo por carretera de servicio. Sabemos bien lo que viene, pues ya hemos probado su dureza en anterior ocasión y nuestras piernas parecen recordarlo.

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Cada uno encuentra su ritmo, sin prisas. En las laderas, las huellas de las recientes lluvias son evidentes: desprendimientos aquí y allá, con tierra y piedras arrastradas que han marcado el terreno. El paisaje nos recuerda la fuerza de la naturaleza y lo cambiante que puede ser el entorno.


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En Venturada, la parada grupal es un respiro bienvenido. Es momento de hacer alguna foto, rellenar bidones en fuente generosa y quitarse alguna capa de ropa, no demasiada, porque a pesar de que la temperatura ha subido, el aire continúa siendo fresco. Listos para reemprender la marcha.

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Por delante nos espera un tramo largo por carretera, que después nos llevará a recorrer la de servicio del Canal Alto. A medida que avanzamos, bordeamos los límites del embalse de Pedrezuela (antes llamado: del Vellón). Construido en 1968, aguas arriba del azud de El Mesto, para regular las aguas del cauce del río Guadalix.

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Al acercarnos a la presa, el paisaje alcanzaba su punto culminante, el espectáculo cobraba vida. El sonido atronador del desagüe y la fuerza del agua liberada nos dejaron hipnotizados. Era como si todo el entorno vibrara con la energía imponente del embalse rebosante.

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El Momento Final

Nos quedaban más de 15 kilómetros por delante, pero la prisa se había desvanecido. El tiempo parecía haberse detenido, impresionados con todo lo que nos rodeaba. Tuvo que ser el vigilante de la presa quien nos sacara del letargo, recordándonos que no podíamos permanecer allí por más tiempo.


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Reanudamos la marcha, enfrentándonos a los últimos kilómetros. Sin grandes desniveles, pero con los constantes toboganes del terreno, avanzábamos casi por inercia, aprovechando los descensos para superar cada pequeña subida.

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Algunos compañeros, pletóricos y llenos de energía, exprimieron al máximo sus fuerzas, seguro que eufóricos por todo lo que habían vivido. Otros, sentían que sus fuerzas alcanzaban el nivel de reserva, pero sin caer en el desánimo, siempre acompañados.

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Finalmente, pocos minutos separaron al primero del último en cruzar la meta. Hubo tiempo para abrazos llenos de “orgullo y satisfacción”.

 


3 comentarios:

  1. La ruta del regreso !!! No sólo por el parón debido a las lluvias, sino sobre todo por la vuelta de Luis Ángel a las rutas. Tremendo lo fuerte que ha vuelto del parón a una ruta larga y exigente pero a los que le conocemos no nos sorprende.

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  2. Gracias Ernesto.
    Un lujo poder volver tras el parón obligado. La sensación tras la ruta de haber regresado al grupo fue insuperable. Una maravilla poder compartir cada domingo con vosotros, lo echaba mucho de menos, pero la ilusión siempre estuvo ahí. Y a partir de ahora, a por todas las que vengan!!

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  3. Vuelta a está maravillosa rutina.
    Volver a calcular la hora de levantarse, ( cambio de hora incluido, upsss) el tiempo de llegada al punto de encuentro , cerciorarte otra vez de la temperatura, la velocidad del viento y del punto cardinal de donde viene, ropa que llevar, para no pasar frío o calor, acertar es también un reto, revisar la mochila, la bici etc.
    La pereza desaparece!! Vamos!!
    Ya apetece el reencuentro con los compañeros y amigos y los caminos... las fotos y la crónica post ruta.
    Gracias por estar ahí
    Sed Felices Un Abrazo.

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