Estás hoy aquí porque leíste la convocatoria y decidiste acudir
Puede que leer
“Cueva Valiente” te haya traído a la mente fogonazos de recuerdos de rutas
pasadas. De rutas de esfuerzo y sacrificio, de frío
y niebla, tal vez de sudor, de calor intenso y sobre todo, pesadilla de piedras
y pedrolos impidiéndote avanzar… Y aun así, no te
preguntas el por qué y acudes.
En el lugar de “quedada”,
en el Paseo Rivera, una vez más echamos de menos caras ausentes, ¡qué difícil
es lograr reunirnos tod@s! Dejemos que unos apuren lo que les
quede de vacaciones y otros atiendan los compromisos ineludibles. Andrés, confiamos en que sigas trabajando para poner a punto tu regreso, te esperamos.
Disfrutando de un
nuevo encuentro, estamos presentes los que hemos sido capaces de encerrar en un
rincón de la mente recuerdos de sufrimientos pasados en ascensos imposibles:
“Cueva Valiente”, “Cueva Valiente”, repite la mente. Hoy, con ánimo y fuerzas renovadas hemos acudido: Ángel, Enrique, Fer, Jesús, Nacho, Paco, Pawel, Rafa, Santi y Alfonso.
Reconozco que yo
he intentado escaquearme, con pretexto de nueva avería de frenos en mi bici,
pero un Fer solícito y generoso me ha dejado su máquina para que comparta
sufrimiento con todos. ¡Gracias amigo!
Poco nos queda
para que finalice el verano y ya las mañanas se empiezan a sentir más frescas
que en las últimas fechas, al menos en San Rafael, pero ninguno queremos cargar
con equipaje que después nos pueda estorbar, si acaso unos manguitos.
Después de tantos
años de iniciar rutas por estos contornos, no es que sea difícil, es que es
imposible comenzar trazado sin hacerlo por paisajes ya familiares para todos. Las novedades que nos avanza Fer llegarán después.
La cerca de las
Monjas, Prado Raso, Peña el Águila, La Cañada Real Segoviana, por el GR-88 en
busca del collado Hornillo (1634m). Seguro que es menos conocido y popular que este collado recibe también
el nombre de puerto del Burreco, tal vez porque no
aparece en todos los mapas, a pesar de que una leyenda nos cuenta que en sus
cercanías existe un “tesoro”.
Ya en descenso,
unos tomamos un tramo de carretera antes de incorporarnos a sendero rápido y
habilidoso que ya nos llama a cada uno por nuestro nombre y otros aprovechan desde
la primera pedalada para no desperdiciar ningún tramo de trialerillas.
Nos acercamos al camping de Vallenmedio y tras superar
repecho, Fer evita coger pista forestal y nos guía entre vegetación por
senderillo que nos situará junto al pequeño embalse del arroyo Prado Toril, ya muy mermado a estas alturas del
año. Un breve descanso y seguimos adelante hacia el prado
del mismo nombre, al pie de ladera de Cueva Valiente.
Superamos sin
dificultad el tramo por el arroyo
Chuvieco y nos agrupamos en el collado
de Gargantilla (1648m), mientras Jesús aprovecha para coger agua en la fuente de Juan Bellver, que se esfuerza
por no secarse para ofrecernos agua… y yo hago una fotito desde la Casa
del Comandante (un poquito deteriorada).
Iniciamos marcha
por lo que en su día seguro fue una pista forestal, con vestigios de haber
estado asfaltada en algún momento pero, en la actualidad se encuentra muy, muy
deteriorada y abandonada a su suerte, terrible para todos aquellos que
intentemos avanzar por ella a pie o en bici.
El avance es lento desde el principio, pues conviene conservar fuerzas para lo que sabemos está por llegar. Hay quienes prefieren partir los primeros para ir ganando tiempo y otros prefieren quedarse rezagados y no tener detrás ningún compañero que le presione.
Yo llevo eléctrica y aún así resbalo en varias ocasiones sobre piedras sueltas y juguetonas, mientras me mantengo detrás de un Enrique, fuerte de piernas y sobrado de pulsaciones, que avanza metro a metro desafiando las dificultades.
Cojo buen ritmo,
atino con fortuna el trazado y avanzo por delante de los demás, alcanzando el
alto el primero, a tiempo de disfrutar viendo la esforzada llegada de mis
amigos.
La llegada al Alto
es emocionante, se refleja en cada una de las caras de los compañeros que van
apareciendo junto al refugio, al pie del vértice geodésico. Primero, las felicitaciones mientras intentamos recuperar el resuello y
después, disfrutar de las vistas que a esta altura son incomparables y más en
un día espléndido y claro como el de hoy. En la pradera, quitameriendas en flor (colchicum montanum) que nos anuncian que el otoño está próximo. Las fotos de
recuerdo no pueden faltar.
El descenso es
rápido, tal vez más de lo que la prudencia y el estado del terreno
recomendarían, pero es que todavía fluye la adrenalina por nuestras venas. Pero no vamos a regresar hasta el collado
Gargantilla, no, se propone alternativa que nos hace descender hasta los
1824m y girar a la izquierda, por la falda del Cerro Valiente (1872 m).
Sendero single,
complicado y habilidoso, muy pedrolero y escalonado, más propio para
senderistas, aunque ya lo hemos realizado en otras ocasiones en ambos sentidos.
No hay que perderse, hay que encontrar sendero por la
izquierda, pues el que sigue de frente ofrece ahora un descenso muy vertical y
peligroso. Estamos bajando por la ladera norte.
Fer se nos pierde
de vista, parece conocerse el terreno como el patio de su casa y los demás
ponemos a prueba bicicletas que no son precisamente de descenso pero que se
están acostumbrando a los terrenos más complicados.
Senderos que se
cruzan con posibilidad de extravío y hay que detenerse de vez en cuando para
tener al menos a la vista a los compañeros rezagados. Las últimas tormentas de
agua han arrastrado gran cantidad de arena, hecho surcos profundos, y dejado a
la vista piedras de todos los tamaños sin agarre al suelo.
La adrenalina te
mantiene sobre la bici y es recomendable no perder flow, siguiendo la estela de
quien marcha delante y así, por camino forestal más destrozado de lo esperado
descendemos de nuevo hasta el collado del Hornillo (1637m).
Sabemos que vamos muy bien de hora y no nos hemos ajustado al 100% del trazado que proponía Fer, que ya está pensando en salir por la tarde en solitario, pero lo recorrido ha sido duro y “hoy juega pronto el Atlético”
Tomamos la Cañada
Leonesa y allá vamos cuesta abajo, lamentando también su estado actual y quedando
sorprendidos de cómo aguantan nuestras bicis sin partirse en dos por culpa del
traqueteo y los furiosos golpes de las piedras.
El mirador de Peña el Águila nos da paso de nuevo a
terrenos segovianos, cogemos por la derecha tramo de “toboganes” y una vez más
descenso rápido hasta Arroyo Mayor, la cerca de las Monjas y a nuestro
particular aparcamiento en el Paseo Rivera.
Algunas caras de
cansancio, a pesar de que la ruta ha sido corta, la de Fer de despiste porque
ya está pensando en su recorrido de por la tarde, felicitaciones, abrazos,
recogida de material y ¡Hasta luego,
Lucas!, que hoy nadie parece echar de menos unas cervecitas.
Gracias Fer, por
tu propuesta y por permitirme disfrutar de la ruta con tu “compañera de
fatigas".
¡¡HASTA
EL DOMINGO!!
Cuando diseñe la ruta me pareció súper atractiva, alcanzar Cueva Valiente por recorrido lleno de veredas y trialeras me pareció que debería proponerse al grupo, en una primera expedición en un pequeño grupo de compañeros les pareció brutal la idea, por circunstancias en esta ocasión se recortó la ruta en 16 km.quizas los más divertidos con poco riesgo, queda pendiente, no nos arrepentiremos.
ResponderEliminarLa compañera de fatigas que te deje Alfonso, es la de grandes fatigas, se quedó con ganas y por eso tuve que sacarla por la tarde, está encantada contigo.
Ya sabes que somos fieles seguidores y te acompañamos a donde nos propongas. Si hay que volver a subir se sube... pero hoy no...
EliminarHacía mucho tiempo que no subía a Cueva Valiente y es una pena que el estado de tanta piedra suelta impida el poder esforzarte al máximo y conseguir llegar arriba sin desmontar, eso sí, las vistas inigualables, una auténtica maravilla.
ResponderEliminarMuchas gracias Fernando por investigar trialeras nuevas y por proponerlas y por dejadnos llegar a ver al Atleti a tiempo.
Un abrazo.