domingo, 18 de mayo de 2025

Más allá del esfuerzo: entre el calor y los toboganes

 

Después de semanas de frío y lluvia, cuando parecía que la primavera no terminaba de asentarse, el calor irrumpe... y no sabemos por cuánto tiempo

AlfonsoyAmigos

En Valdemorillo, esa localidad que tantas veces nos ha acogido, hoy nos reencontramos con la misma ilusión de siempre: Andrés, Ángel, Barri, Enrique, Fer, Gonzalo, Juan, Pawel, Pedro, Rafa, Raúl, Santi y Alfonso, listos para la ruta.

AlfonsoyAmigos

Hasta ayer, la ropa de abrigo era una segunda piel. Hoy, el sol nos obliga a mostrarnos sin artificios: piel pálida, piernas sin el color curtido de rutas pasadas. Una sensación de estreno que nos hace vernos diferentes. Sin embargo, algunos compañeros segovianos aparecen más abrigados de lo recomendable: ¿por frío, por costumbre, por timidez?

AlfonsoyAmigos

Las miradas se cruzan, los saludos se suceden. Desde el primer minuto, el sol impone su presencia recordándonos que hoy el reto será distinto, sin tregua.

Ya no es el frío quien marca el ritmo, sino el calor que aprieta y nos obliga a adaptarnos. La ruta nos espera y solo queda echar a rodar. Barri aún no ha llegado; confiamos en su fuerza para alcanzarnos, pero sin el track, algunos compañeros decidimos esperarlo.

AlfonsoyAmigos

Dejamos atrás la Cruz del Cristo de la Sangre, un crucero de granito a la salida de Valdemorillo, en el cruce donde antaño se alzaba la ermita del mismo nombre. La ruta nos lleva por la Vereda del Camino de Robledo de Chavela, un sendero que pondrá a prueba nuestras piernas con más de un repecho, aunque por ahora la energía no escasea.

AlfonsoyAmigos

Vadeamos el arroyo de Valquemado, en una finca privada con paso permitido, y más adelante cruzamos el arroyo de Fuentevieja por su viejo puente de piedra. El rincón invita a la pausa: el murmullo del agua, las sombras generosas y la vegetación en mil tonos de verde lo convierten en un refugio tentador. Pero la ruta sigue, y nosotros con ella.

AlfonsoyAmigos

Tomamos el Cordel del Puente de San Juan, rumbo a Fresnedillas de la Oliva, donde el Camino de la Mata se presenta como nueva ruta. El paisaje cambia: los toboganes quedan desnudos, sin árboles que atenúen el sol. Justo al afrontar un repecho, el aviso de avería detiene al grupo. 

AlfonsoyAmigos

Pawel ha roto el cable del cambio, un percance que a algunos se nos antoja como el fin de ruta… pero el “Equipo AyA” entra en acción: Enrique lleva cable de repuesto, lo esencial, y las manos hábiles no faltan para la reparación.

AlfonsoyAmigos
AlfonsoyAmigos

Mientras trabajan, un paisano en quad se detiene para ofrecer ayuda. Sorprende su atuendo impecable, camisa planchada, pantalón de vestir y zapatos, pero aún más al explicar que tiene 90 años y que va de camino a su huerto para otra jornada de trabajo.  

AlfonsoyAmigos

La avería queda resuelta, ¡bravo! La marcha se reanuda en un constante sube y baja que empieza a sentirse en las piernas. Cruzamos el arroyo de La Moraleja sobre un puente de piedra, testigo de incontables pasos y pedaleos. A su alrededor, el paisaje estalla en verdes profundos, una tregua fugaz antes de que el camino vuelva a exigirnos.

AlfonsoyAmigos

El Camino de la Cruz Verde y la Cañada Real Leonesa nos regalan pista rápida a pesar del desnivel, perfecta para avanzar con buen ritmo hasta desviarnos por la Colada de Fuentevieja. Son caminos familiares, incluso acogedores, flanqueados por hierba alta que, a veces, esconde sorpresas…

AlfonsoyAmigos

Un tronco de vieja madera ha quedado oculto al borde del camino hasta que mi pedal derecho lo encuentra. En un instante, la bicicleta gira bruscamente y me escupe de costado. Por suerte, el lecho de arena y la hierba alta amortiguan el golpe, dejando solo secuelas en rodilla y codo, como las de un niño travieso después de su última aventura.

AlfonsoyAmigos

La caída parecía inofensiva en el instante, apenas un sobresalto para los compañeros que me vieron caer. Pero ahora, mientras escribo estas líneas, descubro que el cuerpo tiene su propia manera de recordar lo vivido.

AlfonsoyAmigos

Sin detenernos en esta ocasión en la ermita de Valmayor, enlazamos con la Vereda de los Vaqueros, avanzando hacia el Mirador y el Camping de Valdemorillo. La ruta nos lleva hasta los pinares sobre Navarredonda, donde el paisaje vuelve a transformarse.

AlfonsoyAmigos

Nos lanzamos por un largo tramo de senderos single en descenso, serpenteando entre jaras que intentan cerrar el paso. La vegetación abraza el camino, obligándonos a esquivar y sortear su presencia mientras la bicicleta fluye entre las curvas, atentos a las zonas de piedras o escalones.

AlfonsoyAmigos

Dejamos atrás Navarredonda y el aeródromo de Valdemorillo, bajando con decisión hasta el arroyo de La Parrilla y, poco después, el de las Almagreras. Pero lo peor está más adelante, una “marmotada” en toda regla: El camino, destrozado y convertido en un lodazal, extiende su trampa de barro y agua, intimidando a los compañeros que marchan en cabeza.

AlfonsoyAmigos

Un sendero alternativo parece ofrecer una salida fácil… pero es solo un espejismo. La trampa está tendida y no hay escapatoria. Uno tras otro, todos caemos en la emboscada del terreno. 

AlfonsoyAmigos

Lo increíble se vuelve real. Son apenas unos cientos de metros, anuncia Enrique, pero ante nosotros se alza una pared casi vertical, con escalones traicioneros y zanjas profundas. No queda más remedio que trepar, empujando las bicis y hundiéndonos en el desafío. El esfuerzo llega a su punto máximo. Sin fotos ni testigos, solo la fortaleza del grupo. Empujar las e-bikes es terrible, y cargar las musculares, más ligeras, se hace casi igual de duro con las piernas ya castigadas por la fatiga.

AlfonsoyAmigos

Goteo de compañeros llegando al alto. Las caras reflejan el desgaste tras el duro esfuerzo, tras el desafío superado. Unos buscan dónde sentarse, otros se dejan caer sobre el manillar de sus bicis, tratando de recuperar la respiración.

AlfonsoyAmigos

El cansancio y la satisfacción conviven en el aire, en cada gesto y mirada. Hemos vencido al terreno y seguido adelante cuando todo conspiraba para frenarnos la marcha. Ahora, hasta moverse para la foto de grupo parece una hazaña más.

AlfonsoyAmigos

Unos minutos de respiro, lo justo para recuperar fuerzas. Alguna barrita tardía, agua que ya no es tan fresca como nos gustaría, pero suficiente para seguir adelante.

AlfonsoyAmigos

Tras lo vivido, apenas restan seis kilómetros para cerrar la ruta. El esfuerzo queda atrás, y ahora el olfato y el paladar ya casi saborean lo que nos espera: la cerveza fría, una tortilla de patatas, el descanso compartido, el placer de haber conquistado un día más sobre la bicicleta.

AlfonsoyAmigos

Gracias por la invitación, Ángel.





7 comentarios:

  1. Espero que el dolor post-caída se haya reducido y que ya estés pensando en la próxima ruta.

    ResponderEliminar
  2. Ilustrativa crónica que nos revive la experiencia vivida.
    Espero estés mejor de la caída , Alfonso.
    Sólo te hago una corrección, el paisano dijo tener 90 años !!!! No 80.
    Un figura. Y es que 10 años a esas edades , cuentan.
    Gracias de nuevo !!!
    Jesús Barrilero

    ResponderEliminar
  3. Ruta de contínuo sube y baja. Como siempre un gusto compartir mañana de domingo con todos vosotros. Raro se hizo ver a Barri con mochila y que lejos de aligerarse como las nuestras se iba cargando en la ruta, siempre de buen humor y dando conversación a los compañeros.
    Solo el que propone rutas se equivoca, por eso por mi parte ningún reproche al respecto, en el castigo llevaste la penitencia, ya que empujar tu bici por ese paredón te debió dejar más que cansado.
    A por la siguiente amigos y si, se echaba de menos el quitarse ropa.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Pues a mi la ruta me gustó, me lo pasé bien y la Marmotada pues efectivamente, una anécdotas más, como bien dice Enrique, quien tiene boca se equivoca, una vez arriba en más o menos medida pedaleando por ése paredon pues arriba estas, para la próxima sabemos por donde no se sube.

    Las cervezas y la tortilla riquísimas y baratas, jajaja.
    Gracias Angel.

    Fer.

    ResponderEliminar
  5. Ha sido un verdadero placer compartir una ruta más con vosotros. Aunque participo pocas veces, cada salida me confirma lo especial que es este grupo: buena organización, compañerismo y una actitud admirable incluso ante lo imprevisto.

    Gracias a Alfonso por el enorme trabajo que hay detrás de cada ruta y por mantener siempre ese espíritu tan característico del grupo. Y cómo no, gracias a Ángel por la invitación a la cerveza al final, que supo a gloria después del esfuerzo.

    Ver cómo se resuelve cualquier incidencia con rapidez y buen humor, y cómo se disfruta del camino más allá del reto físico, es algo que se valora mucho.

    Gracias por acogerme siempre con tanta cercanía. ¡Espero repetir pronto!

    Un saludo a todos.

    Gonzalo

    ResponderEliminar
  6. ¡Alfonso, qué gran relato! Se siente el calor en la piel, el esfuerzo en cada pedalada y la satisfacción de compartir la aventura con el grupo. Logras capturar la esencia del MTB, no solo como un desafío físico. Una historia bien hilada. Susana Freixa

    ResponderEliminar
  7. En los días de ruta con A&A siempre ocurre algo y nunca nos aburrimos.
    Entre risas y charlas con el pedalear nos vemos en pistas más o menos llanas, toboganes, fuertes subidas y mejores bajadas.
    Alguna avería...pero también, una "marmotada "
    (explicada muy bien por Alfonso) algo más imprevisible y que un helicóptero nos hubiera venido bien.
    Aunque seguro que no lo hubiéramos utilizado pues llegar arriba aunque fuera empujando la bici, nos lleno de satisfacción.

    Gracias a todos por estar ahí y acompañarme brindando por las rutas venideras de A&A.

    Sed Felices Un abrazo.

    ResponderEliminar

Gracias por dejar vuestros mensajes.
Son importantes para nosotros.